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​Miedo a las mujeres (ginefobia): causas y síntomas


La ginefobia o miedo a las mujeres es una fobia extraña que suele darse entre los hombres (aunque también puede afectar a mujeres) y, por tanto, es un miedo irracional a cualquier personas del sexo femenino. No debe confundirse esta patología, que provoca un gran malestar, ansiedad y miedo, con la misoginia, que es el odio hacia las mujeres.

En este artículo hablaremos de la ginefobia y detallaremos los aspectos más importantes de este trastorno fóbico, así como sus causas, síntomas y tratamiento.

Ginefobia: qué es

Las fobias son trastornos de ansiedad que se caracterizan porque la personas que las sufre siente un gran miedo hacia un estímulo al que intentan evitar para reducir el malestar. Existen diferentes tipos de fobias, que suelen englobarse en tres grupos: fobia social, agorafobia y fobia específica. El miedo a las mujeres pertenece a este último grupo, y puede impedir que el fóbico no tenga cualquier tipo de relación con las mujeres, incluso relaciones íntimas y, por tanto, sea incapaz de y desarrollar una relación íntima o el proyecto de formar una familia.

La ginefobia puede causar problemas relacionales serios que pueden afectar a diferentes áreas de la vida de la personas, pues el fóbico evitará cualquier lugar en el que pueda encontrarse al estímulo fóbico, generalmente reclutándose en su propio hogar, evitando no ir al trabajo o coger el transporte público. Es un trastorno serio que debe ser tratado.

Causas de este trastorno

Las causas de este fenómeno pueden ser variadas. En ocasiones, la baja autoestima del sujeto le lleva a tener miedo a las mujeres, otras veces puede ser fruto de malas experiencias en las relaciones íntimas con éstas o consecuencia de las creencias irracionales, como por ejemplo, que las mujeres quieren hacer daño y son malas por naturaleza.

Ahora bien, en la mayoría de los casos las experiencias traumáticas del pasado se encuentran detrás de este trastorno, por lo que suelen desarrollarse por un tipo de aprendizaje asociativo llamado condicionamiento clásico. Este tipo de aprendizajes es primitivo, y pese a que la primera persona en investigarlo fue Iván Pavlov, el término se hizo popular gracias a John B. Watson, uno de los creadores de una de las corrientes más importantes de la Psicología: el conductismo.

Watson fue el primero en investigar el condicionamiento clásico y las fobias en humanos. Una de las características de este tipo de aprendizaje es que implica respuestas automáticas o reflejas, no conductas voluntarias, por lo que Watson pensó que era posible aprender emociones negativas, como el miedo, por este proceso. Para ello, realizó uno de los experimentos más polémicos de la historia de la Psicología, pues provocó que un niño, llamado Albert, aprendiese a tener miedo de una rata blanca con la que antes disfrutaba jugando. Watson lo logró; sin embargo, este experimento no podría llevarse a cabo en la actualidad por considerarse poco ético.

Puedes profundizar en el condicionamiento clásico y el experimento de Watson en nuestro artículo: “El condicionamiento clásico y sus experimentos más importantes

¿Estamos biológicamente programados para sufrir fobias?

Los investigadores creen que el condicionamiento clásico no es la única causa de las fobias, pues muchas personas aprenden este tipo de miedos por observación, es lo que se conoce como condicionamiento vicario que no es lo mismo que el aprendizaje por imitación (tal y como explicamos en nuestro artículo “Condicionamiento vicario: ¿cómo funciona este tipo de aprendizaje?”).

Además, otros autores creen que estamos biológicamente predispuestos a sufrir fobias, pues el miedo es una emoción negativa que ha sido muy útil en el pasado porque ha permitido la supervivencia de los seres humanos. Este tipo de aprendizaje activa las regiones cerebrales que pertenecen a lo que se conoce como cerebro primitivo, por lo que se caracteriza por asociaciones primitivas y no cognitivas. Es decir, que estos miedos son difíciles de modificar por argumentos lógicos. Esta idea nace de la teoría de la preparación de Martin Seligman.

Síntomas del miedo a las mujeres

Como otros trastornos fóbicos específicos, el miedo a las mujeres presenta una sintomatología similar. La única diferencia es que el estímulo fóbico que lo elicita es distinto. Por tanto, la ansiedad, el malestar y el miedo se manifiestan ante la presencia de este estímulo, que lleva a la persona a querer evitarlo para reducir los síntomas.

Estos síntomas se presentan en tres niveles: cognitivo, conductual y físico. Los síntomas cognitivos son el miedo, la angustia, la confusión y las dificultades para mantener la atención, así como los pensamiento irracionales que tiene la persona. La evitación es el síntoma conductual más característico. Los síntomas físicos incluyen: ruborizarse. dificultad para respirar, náuseas, hipersudoración, temblores, etc.

Tratamiento

Las fobias causan mucho sufrimiento; sin embargo, tienen un alto porcentaje de éxito cuando el tratamiento incluye la terapia psicológica. En algunos casos graves, los pacientes reciben tratamiento farmacológico, especialmente ansiolíticos, pero la base del tratamiento debe incluir psicoterapia para que la mejoría se mantenga a lo largo del tiempo.

Los psicólogos expertos en el tratamiento de fobias suelen incluir las técnicas de terapia cognitivo conductual que han resultado ser más efectivas, según concluyen los estudios científicos. Entre éstas, destacan: las técnicas de relajación y las técnicas de exposición.

Ambas técnicas se combinan en un método terapéutico conocido como desensibilización sistemática, que consiste en exponer al paciente de manera progresiva al estímulo fóbico, pero antes debe de haber aprendido las técnicas de relajación, pues le van a permitir afrontar mejor las situaciones en las que debe hacer frente a su miedo patológico. Si quieres saber más sobre esta técnica, quizás te interese leer nuestro artículo “¿Qué es la desensibilización sistemática y cómo funciona?

A pesar de la efectividad de la terapia cognitivo conductual para tratar este tipo de trastornos, otros métodos han mostrado también ser útiles. Son las conocidas como terapias contextuales o de tercera generación, entre las que destacan la terapia de aceptación y compromisoo la terapia cognitiva basada en Mindfulness, que tienen en cuenta cómo el contexto (y la relación del paciente con éste) influye a la hora de desarrollar la patología, y ponen énfasis en la aceptación de la experiencia como manera de reducir los síntomas ansiosos y, por tanto, reducir el malestar.

Diferencias entre ginefobia, misoginia y caliginefobia

Es importante no confundir la ginefobia con la caliginefobia, que se caracteriza porque el hombre, generalmente por su baja autoestima, se siente intimidado frente a la belleza de la mujer. También es importante no confundir la ginefobia con la misoginia, que es un tipo de prejuicio en el que la persona siente odio hacia las personas del sexo femenino.