Nictofilia: características, síntomas, causas y tratamiento
Se dice que las personas somos animales diurnos, algo que se evidencia en nuestros comportamientos y hábitos en sociedad. El estilo de vida social está hecho pensando en ser activos durante el día y en descansar de noche, algo que se observa fácilmente por los horarios en los que abren y cierran los establecimientos.
Sin embargo, no a todo el mundo le va bien eso de dormir de noche. Hay quienes son más productivos justo cuando el sol se pone y, no solo eso, sino que disfrutan de la serenidad y calma que ofrece el oscuro manto del cielo estrellado.
La nictofilia es el nombre que recibe la atracción hacia la oscura noche que muestran ciertas personas, una condición que no es patológica aunque sí que, según cómo se mire, se podría considerar problemática. Veamos por qué.
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¿Qué es la nictofilia?
La nictofilia se define como una fuerte atracción por la oscuridad, especialmente por la noche. No es una parafilia en el sentido clásico de la palabra, sino más bien una preferencia en la que se fundamenta un estilo de vida.
Esta atracción no constituye ningún trastorno psicológico ni está incluido en las clasificaciones diagnósticas como el DSM-5 de la APA o la CIE-11 de la OMS. De hecho, tal y cómo está conceptualizado es difícil que sea considerado como un trastorno, puesto que la mera atracción y disfrute de la noche no implica por sí sola problemática de salud alguna.
La definición que acabamos de ver ha sido tomada del diccionario de psicología de la Asociación Americana de Psiquiatría, no incluye connotaciones patológicas. Teniendo en cuenta que no hay hasta la fecha ningún sistema diagnóstico que lo considere como tal y, junto con la falta de literatura científica relacionada, la primera conclusión que podemos extraer de la nictofilia es que no se trata de un problema psicológico.
No obstante, teniendo en cuenta que la mayoría de sociedades humanas están diseñadas pensando en las personas diurnas, es en este aspecto donde podríamos encontrar ciertos problemas si se es una persona nictófila. El hecho de trabajar mejor de noche, estar más despierto o tener un estilo de vida bohemio no encaja con cómo está montada la sociedad, siendo ahí donde podría haber algún que otro inconveniente. No obstante, no se debe patologizar lo que no es una patología.
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Causas de la nictofilia
Sobre la nictofilia hay muy poca investigación científica. No se ha establecido todavía, con la suficiente cantidad de evidencia, cuáles son las causas detrás de esta preferencia por la noche. Lo que sí se han propuesto son hipótesis con respecto a cuál es el origen de la nictofilia, entre las cuales podemos destacar las siguientes.
1. Preferencias personales
La nictofilia puede ser producto de meras preferencias personales. Las diferencias entre el día y la noche hace que algunas personas prefieran hacer una vida más nocturna.
La noche es más calmada que el día, habiendo menos ruido, menos gente por la calle, menos luz y, en definitiva, menos estímulos ambientales. Esto puede ser especialmente valorado por las personas fotosensibles o con hiperacusia viendo en la oscuridad de la noche el momento idóneo para poder hacer una vida normal.
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2. Situaciones aversivas
La otra explicación al porqué una persona es nictófila tendría que ver con intentar evitar ciertas situaciones, haciendo que la persona trate de evitar contextos o estímulos que se suelen dar de día.
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Síntomas de la nictofilia
Como ya hemos insistido, la nictofilia difícilmente se puede considerar un problema patológico. No obstante, sí que se puede relacionar con ciertas problemáticas de salud en caso de que la atracción por la noche dificulte llevar unos hábitos saludables o una vida estable.
1. Alteración de los ritmos circadianos
El cuerpo humano sigue unos ritmos biológicos, los circadianos, que se dan de forma sincronizada y que regulan aspectos como la temperatura, el sueño, el hambre…
Estos ritmos ayudan a que el cuerpo mantenga un equilibrio, una homeostasis. Los ritmos circadianos se ven regulados por la acción de la luz, por lo que uno de los síntomas de la nictofilia es que la ausencia de luz puede provocar alteraciones en nuestros ritmos biológicos, concretamente en los ciclos vigilia-sueño.
No sería extraño pensar que las personas que prefieren la oscuridad y la noche tengan alterados sus ritmos circadianos a causa de la escasa exposición a la luz o a la total ausencia de la misma.
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2. Dificultades laborales y sociales
Como hemos comentado antes, la vida en sociedad está pensada para vivirla durante las horas de luz solar. Prácticamente toda actividad que se nos pueda venir a la cabeza se realiza mientras es de día, a excepción de dormir e ir de fiesta un sábado por la noche. Todo lo demás se hace en horarios diurnos, especialmente entre las 9 y 17 horas. Cuando cae el sol, las calles se van vaciando y más allá de las 22 horas, al menos entre semana, la mayoría está en sus casas y los negocios cerrados.
Las personas nictófilas suelen estar despiertas de noche, así que tienen que dormir de día. Este es un problema importante puesto que justo cuando la sociedad está activa, con tiendas, bancos y consultas médicas abiertas, las personas nictófilas están justo lo contrario, inactivas y tratando de descansar. Así pues, los principales problemas asociados a esta condición es que altera aspectos de la vida cotidiana del individuo, ocasionándole potenciales problemas laborales en caso de tener un empleo diurno e interfiere con la vida social.
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Tratamiento de la nictofilia
La nictofilia no es un problema psicológico, así que no hay intervención para esta condición ni es necesaria, en principio. No obstante, si la persona nictófila experimenta un gran malestar porque su preferencia por la oscuridad y la noche afecta gravemente a su vida cotidiana, ámbito social y laboral, además de alterarle los ciclos biológicos y manifestando problemas de salud tales como problemas del sueño, es cuando se debería intervenir.
Antes de la intervención se realizará una evaluación para conocer cuáles son las causas detrás del caso de nictofilia en concreto. Puede ser que la persona sienta que es más productiva de noche o que prefiera la menor cantidad de estímulos que se dan a horarios nocturnos. También puede suceder que, realmente, esto sea un síntoma, una consecuencia de algún trastorno mental de verdad, como por ejemplo encontrarse en la fase eufórica del trastorno bipolar en el que el paciente muestra unos niveles de actividad incluso a altas horas de la noche.
Durante la fase de evaluación se comprobará cuáles son las causas que hacen que la persona permanezca despierta por la noche y duerma de día, analizándose si hay algún tipo de refuerzo positivo o si hay algún estímulo aversivo asociado al día que se esté evitando.
En función de lo que se encuentre en esta fase, el profesional de la salud al que el paciente hubiera acudido diseñaría la intervención correspondiente para conseguir mejorar su estado de salud, además de conseguir invertir, de forma progresiva, sus horarios de sueño.