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Prazosina: características y efectos secundarios de este fármaco


La hipertensión arterial es una enfermedad con una alta incidencia en la población. Tanto la prevención como su tratamiento son imprescindibles, ya que es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Para poder paliar sus síntomas se pueden utilizar fármacos como la prazosina, un medicamento que actúa relajando los vasos sanguíneos para que la sangre fluya mejor.

En este artículo te explicamos qué es la prazosina y para qué sirve, cuál es su mecanismo de acción, para qué otro tipo de trastornos suele emplearse, y cuáles son sus principales efectos secundarios.

Prazosina: ¿qué es y para qué sirve?

La prazosina es un medicamento utilizado principalmente para tratar la tensión arterial alta o hipertensión arterial. Pertenece al grupo de los fármacos antiadrenérgicos, también denominados alfabloqueadores o simpaticolíticos, que se caracterizan por bloquear la actividad simpática del organismo y facilitar la circulación del oxígeno y de la sangre en el cuerpo, de modo que se reduce el riesgo de tener problemas de salud graves, como un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.

Este medicamento, comercializado para fines clínicos en Estados Unidos en 1976, se clasifica dentro del grupo de las quinazolinas, y su perfil químico es muy similar al de otros compuestos como la doxazosina o la terazosina, ambos fármacos alfabloqueadores y utilizados en la hipertensión arterial y en la mejora de diversos síntomas urinarios.

Además de para hacer frente a la hipertensión, la prazosina se utiliza también para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna (agrandamiento no canceroso de la próstata), en la insuficiencia cardíaca congestiva, para la feocromocitoma (un tumor en las glándulas suprarrenales), para paliar las dificultades en la conciliación del sueño asociadas con el estrés postraumático o en el tratamiento de la enfermedad de Raynaud (un trastorno raro que provoca estrechamiento de los vasos sanguíneos y afecta a pies y manos).

Los estudios clínicos con prazosina concluyen que ésta, aunque no es una opción de primera línea para la hipertensión o para la hiperplasia prostática, sí que es una opción en pacientes que presentan ambos trastornos de forma concomitante. Además, existen evidencias de que este fármaco es efectivo en el tratamiento de las pesadillas, sobre todo en las relacionadas con el trastorno por estrés postraumático.

Mecanismo de acción

Como hemos comentado, la prazosina pertenece al grupo de los fármacos antiadrenérgicos o alfabloqueadores. Esto significa que actúa como un antagonista de los receptores alfa adrenérgicos, los cuales son activados por dos catecolaminas principales: la adrenalina y la noradrenalina.

Estos receptores son esenciales para la regulación de la presión arterial y se dividen en dos clases: adrenoreceptores α1 y β1, que se sitúan en la membrana postsináptica y reciben la señal de la noradrenalina; y los adrenoreceptores α2 y β2, que están en contacto con las catecolaminas y facilitan (β2) o inhiben (α2) la liberación de noradrenalina.

La prazosina inhibe los adrenoceptores postsinápticos α1. Esta inhibición bloquea el efecto vasoconstrictor (estrechamiento) de las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) en los vasos, lo que conduce a la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos. A través de la constricción de los vasos sanguíneos por la activación del receptor adrenérgico, las dos catecolaminas actúan para aumentar la presión arterial.

Asimismo, la prazosina ejerce un efecto antagonista sobre el adrenoreceptor α1b, lo que produce una dilatación de las venas y las arterias, junto con una disminución de la resistencia vascular periférica, así como un retorno venoso y un llenado cardíaco.

Por otra parte, la prazosina no altera la frecuencia cardíaca en las personas con hipertensión. Además, este fármaco disminuye significativamente la presión venosa sistémica y pulmonar, así como la presión auricular derecha en los pacientes que padecen insuficiencia cardíaca congestiva, aunque se ha observado que el gasto cardíaco suele aumentar.

Efectos sobre la presión arterial

El efecto farmacodinámico y terapéutico de la prazosina incluye una disminución de la presión arterial, así como disminuciones clínicamente significativas en el gasto cardíaco, la frecuencia cardíaca, el flujo sanguíneo al riñón y la tasa de filtración glomerular. La disminución de la presión arterial se puede producir tanto de pie como en posición supina.

Muchos de los efectos anteriores se deben a la vasodilatación de los vasos sanguíneos que produce la prazosina, lo que resulta en una disminución de la resistencia periférica. Ésta se refiere al nivel de resistencia de los vasos sanguíneos a la sangre que fluye a través de ellos. A medida que los vasos sanguíneos se contraen (se estrechan), la resistencia aumenta y se dilatan (ensanchan), y la resistencia periférica disminuye, disminuyendo la presión arterial.

Prazosina y Trastorno por Estrés Postraumático

Actualmente, el tratamiento farmacológico indicado para el tratamiento del trastorno por estrés postraumático (TEPT) se basa en la administración de los antidepresivos sertralina y paroxetina. Éstos son efectivos para controlar los síntomas, pero generalmente no mejoran los problemas de sueño que pueden acompañar al TEPT.

Las investigaciones sugieren que la prazosina podría mejorar el sueño en los pacientes que sufren de insomnio relacionado con pesadillas y con el TEPT causado por una hiperactivación. Como este efecto probablemente ocurre a través de la inhibición de la estimulación adrenérgica encontrada en estados de hiperactivación, la prazosina podría ser útil en este sentido, ayudando a mejorar los síntomas generales como los retrocesos, la respuesta de sobresalto y la irritabilidad o la ira.

La mayoría de los estudios clínicos realizados con prazosina se han centrado en hombres veteranos de combate y los resultados concluyen que este medicamento ayuda a los pacientes a dormir más y a tener menos pesadillas y despertares. También ayudaría a disminuir la gravedad de otros síntomas del TEPT, como volver a experimentar un evento traumático, evitar ciertas experiencias o sentirse sobreexcitado por dichos síntomas...

Aunque ha habido diversos estudios que corroboran la eficacia de la prazosina en el tratamiento de las dificultades para conciliar el sueño en casos de TEPT, esto no debería ser óbice para seguir investigando más extensamente sobre este fármaco, especialmente para determinar su utilidad clínica en otras poblaciones (sobre todo mujeres y personas con TEPT que no sean veteranos de combate) y las dosis óptimas o la frecuencia con la que debe administrarse la prazosina.

Efectos secundarios

El consumo de prazosina puede provocar una serie de efectos secundarios que, en general, suelen aliviarse disminuyendo la dosis o de forma espontánea por sí mismos. Los más habituales incluyen síntomas somáticos, alteraciones gastrointestinales o fatiga...

También puede producirse un síncope inducido por el medicamento, que puede ser precedido por una taquicardia y que suele ser imprevisible. Este tipo de síncopes pueden paliarse con una reducción de la dosis o mediante la administración del fármaco junto con alimentos.

Con todo, cabe destacar que las reacciones adversas más comunes suelen ser las siguientes:

  • Dolor de cabeza
  • Mareos
  • Cansancio
  • Visión borrosa
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Diarrea o estreñimiento
  • Dolor abdominal y en las articulaciones
  • Incontinencia urinaria
  • Congestión nasal
  • Impotencia o priapismo
  • Fiebre y sudoración excesiva (diaforesis)
  • Aturdimiento o sensación de mareo al ponerse de pie, especialmente tras la ingesta de la primera dosis o poco después de tomar una dosis durante la primera semana del tratamiento.
  • Hipotensión ortostática

Referencias bibliográficas:

  • Bendall, M. J., Baloch, K. H., & Wilson, P. R. (1975). Side effects due to treatment of hypertension with prazosin. British medical journal, 2(5973), 727.
  • Hudson, S. M., Whiteside, T. E., Lorenz, R. A., & Wargo, K. A. (2012). Prazosin for the treatment of nightmares related to posttraumatic stress disorder: a review of the literature. The primary Care Companion to CNS disorders, 14(2).
  • Kung, S., Espinel, Z., & Lapid, M. I. (2012, September). Treatment of nightmares with prazosin: a systematic review. In Mayo Clinic Proceedings (Vol. 87, No. 9, pp. 890-900). Elsevier.