Encefalopatía Hipóxica: causas, síntomas y tratamiento
El encéfalo es el conjunto de órganos más importante de nuestro cuerpo, pero es también uno de los más delicados. Una pequeña malformación o alteración en su funcionamiento puede afectar totalmente a su rendimiento, y aunque gracias a la neuroplasticidad puede sobreponerse a gran cantidad de lesiones, esto no siempre ocurre.
La encefalopatía hipóxica, en concreto, es una de las situaciones más graves que puede sufrir el cerebro y, de hecho, es la principal causante de muerte cerebral. A continuación veremos qué es, por qué se produce y qué se suele hacer para intentar revertir esta condición.
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¿Qué es la encefalopatía hipóxica?
Las encefalopatías son una categoría utilizada en medicina para referirnos en general a las enfermedades del encéfalo, y este caso no es una excepción. En la encefalopatía hipóxica, existe una falta de oxígeno en este conjunto de órganos, por lo cual el tejido formado por neuronas y células gliales empieza a morir, produciéndose riesgo de secuelas graves o incluso de muerte.
Esto es lo que puede ocurrir, por ejemplo, en una isquemia cerebral: el flujo sanguíneo queda interrumpido, y como consecuencia hay células que no pueden mantenerse con vida y empiezan a quedar destruidas rápidamente.
Hay que tener en cuenta que al hablar de encefalopatía hipóxica no hablamos simplemente de la falta de oxígeno en el cerebro, sino de los daños en los tejidos encefálicos producidos por esta. Es la enfermedad, y no la causa de la muerte celular.
Por otro lado, la encefalopatía hipóxica es relativamente común, y se estima que produce alrededor del 25% de las muertes de bebés en todo el mundo. También es una de las principales causas de mortalidad en niños y niñas que pasan por su primera infancia.
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Síntomas
Los principales síntomas de la enfermedad dependen en gran parte de la zona del encéfalo que está afectada, y según su gravedad
Encefalopatía hipóxica leve
En esta situación, los síntomas típicos en la encefalopatía hipoóxica son estos:
- Somnolencia
- Falta de hambre.
- Cambios en la manera de ser y de comportarse.
- Todo muscular significativamente elevado.
- Palidez de la piel.
Encefalopatía hipóxica moderada
Los síntomas asociados son:
- Apnea y cambios bruscos en los patrones de respiración.
- Convulsiones.
- Bajo tono muscular.
- Piel pálida.
Encefalopatía hipóxica grave
En estos casos son frecuentes:
- Convulsiones intensas.
- Bajo ritmo cardíaco.
- Color de piel muy pálido.
- Patrones extraños en los movimientos de los ojos.
- Dificultades para respirar.
Pronóstico
El pronóstico realizado a partir de la encefalopatía hipóxica puede ser muy variable, y mejora en los casos en los que los síntomas iniciales mejoran durante la primera semana. Sin embargo, a modo de guía, se estima que las principales secuelas de la enfermedad son las siguientes:
- Crisis epilépticas.
- Deterioro cognitivo.
- Parálisis cerebral.
- Dificultades a la hora de controlar los movimientos.
Etapas de esta enfermedad
La encefalopatía hipóxica tiene dos fases, cada una con sus riesgos y posibles secuelas. La primera de ellas consiste en los daños producidos por la privación del oxígeno en sí, mientras que la segunda es llamada daño por reperfusión.
En esta segunda fase, el restablecimiento del riego sanguíneo en el encéfalo es capaz de dañar tejidos a causa de la acumulación de sustancias que se había producido durante la etapa anterior en cierto tramo del sistema circulatorio. De este modo, todo lo que se ha ido acumulando pasa a la vez por una zona del sistema nervioso que está vulnerable.
Factores de riesgo
Se estima que los principales factores de riesgo asociados a la aparición de encefalopatía hipóxica son los siguientes:
- Meningitis y encefalitis.
- Malformaciones congénitas del cráneo, como por ejemplo la microcefalia.
- Traumatismos craneoencefálicos.
- Baja presión arterial.
- Haber tenido un nacimiento prematuro.
- Durante el embarazo, los factores de riesgo relacionados con el posible desarrollo de la enfermedad en el bebé son estos:
- Nudos en el cordón umbilical.
- Ruptura de la placenta.
- Presión elevada dentro del cráneo del feto.
- Consumo de drogas durante el embarazo.
Tratamiento
En casos de encefalopatía hipóxica es importante actuar lo antes posible para evitar que zonas cruciales para el funcionamiento del sistema nervioso y la supervivencia general del cuerpo queden dañadas. Una de las primeras medidas es utilizar respiración asistida para dar respuesta a las necesidades inmediatas del organismo mientras se trata de restablecer el flujo de sangre.
Lo que sigue a esto tiene que ver con el suministro de medicamentos para tratar las posibles convulsiones. En ocasiones también se utiliza tratamientos para que disminuya la temperatura de la zona del encéfalo afectada, con el objetivo de que varíe la presión de esa zona y hacer que el riego vuelva a pasar por ahí.
Por otro lado, como la falta de oxígeno en el sistema nervioso central puede haber afectado al funcionamiento de todo tipo de órganos del cuerpo, también es necesario tratar paralelamente estas afectaciones. Si la enfermedad se da en un bebé recién nacido, estas técnicas deben ser lo menos invasivas que sea posible.
En los casos en los que ya se ha restablecido el flujo pero han quedado secuelas significativas, la terapia de ocupación es muy recomendable, ya que ayuda a que la persona se pueda integrar mejor y ganar autonomía sobre su propia vida.