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5 consejos para potenciar la gestión de la ansiedad en el trabajo


El contexto profesional es uno de los ámbitos de la vida en los que resulta más fácil que experimentemos problemas de ansiedad.

Esto no es casualidad: en el trabajo, es muy frecuente exponernos a situaciones que nos obligan a hacer frente a retos nuevos, por un lado y/o a adoptar una disciplina para llevar a cabo tareas con un ritmo concreto, por el otro. La necesidad de adoptar responsabilidades y llevarlas a cabo sin prisa pero sin pausa es algo que llega a desbordar a algunas personas.

Sin embargo, en muchos casos el problema no está en la falta de habilidades técnicas o intelectuales para realizar esas tareas, sino en una mala gestión de la ansiedad. Por suerte, esto tiene solución, y aquí veremos diferentes consejos que te ayudarán a potenciar tu capacidad de manejo de la ansiedad en el trabajo.

¿Cómo surge la ansiedad el el ámbito laboral?

Lo primero que debemos tener muy claro es que la ansiedad no es en sí un problema. De hecho, este es uno de los fenómenos emocionales básicos para la supervivencia no solo de nuestra especie, sino de una amplia variedad de animales.

El hecho de que básicamente todos los mamíferos sean propensos a desarrollar estrés y ansiedad deja claro que se trata de mecanismos con utilidad desde el punto de vista de la evolución y la supervivencia. Esto es así porque al ponernos en un estado de activación psicológica y sensibilidad ante los potenciales peligros u oportunidades que hay a nuestro alrededor, nos ayuda a reaccionar con rapidez en momentos clave.

Sin embargo, esto no quita que en determinadas ocasiones la ansiedad pueda contribuir a general hábitos y patrones de comportamiento disfuncionales. De hecho esto es relativamente frecuente.

Por ejemplo, ocurre en personas que se vuelven tan perfeccionistas que aprenden que la parálisis causada por la ansiedad ante la idea de hacer las cosas mal es la manera habitual de afrontar los retos que se proponen. O en quienes asumen que interactuar con personas con las que no se conoce bien va e la mano de sufrir ansiedad. Puede que la ansiedad contribuya a mantenernos con vida a corto plazo, pero eso no implica que en determinados casos no nos aleje de la felicidad o de nuestras metas, si no lo gestionamos adecuadamente.

¿Cómo manejar la ansiedad en el trabajo?

Tal y como hemos visto, la ansiedad no tiene por qué ser una contrariedad, pero en determinados casos da paso a un efecto “bola de nieve” de problemas psicológicos cuando nuestra manera de afrontarlo no es la adecuada. Esto ocurre sobre todo en lo laboral y en nuestra manera de rendir durante las horas de trabajo, dado que en el ámbito profesional el tiempo es oro, y no usarlo bien a causa de desajustes emocionales produce complicaciones que se hacen grandes en relativamente pocos días por la acumulación de trabajo pendiente.

Si bien ante esta clase de problemas lo ideal es contar con apoyo psicológico individualizado, hay prácticas y hábitos que ayudan a manejar mejor la ansiedad en lo relativo al trabajo. Aquí veremos varias de las más importantes, resumidas.

1. Asume que es natural

Tanto sentir malestar a causa de la ansiedad como tender a experimentarla de manera más frecuente que los demás es algo que no tiene por qué representar un problema. Hay personas que tienen predisposiciones genéticas para sentirse ansiosas, y sin embargo eso no les impide vivir bien y ser felices; la clave está en cómo se gestiona esa ansiedad, el modo en el que “le damos salida”. En determinados casos, el hecho de sentirse así puede darnos pie a realizar acciones beneficiosas para nosotros: ejercicio moderado, adelantar trabajo, etc.

2. Aprende a conocer el origen de tu ansiedad

Para saber gestionar bien la ansiedad y sus efectos en tu vida laboral, es importante conocer el tipo de situaciones y experiencias que la activan.

Por ejemplo, no es lo mismo sentirse ansioso ante la idea de tener mucho trabajo acumulado, que ante la necesidad de hablar con personas que no conocemos bien. Para conseguir esto, es importante que lleves un auto-registro, a modo de diario personal que lleves contigo, en el que vayas anotando lo que ocurre cuando sientes un exceso de ansiedad: tanto lo que te pasa por la cabeza, como lo que estabas haciendo o te ha pasado justo antes de experimentar eso.

Una vez hayas hecho esto durante varios días o semanas, podrás tener una visión global de esos patrones de expresión de ansiedad.

3. Mantén alejadas las distracciones

La ansiedad mal gestionada es una trampa que nos puede llevar a buscar constantemente para distraer nuestra mente de esos pensamientos desagradables, con el daño colateral de que nos retrasa a la hora de afrontar nuestras responsabilidades o problemas. Por eso, mantén tu área de trabajo tan libre de distracciones como te sea posible.

4. Crea un horario claro y que quede por escrito

El hecho de seguir un horario muy claro nos ayuda a centrarnos en la realización de tareas a un ritmo adecuado y, como consecuencia, nos vuelve menos vulnerables a la ansiedad, dado que este fenómeno psicológico aparece de manera más frecuente en nuestro trabajo cuando sentimos que divagamos, que no tenemos de donde asirnos. El simple hecho de concentrarnos en una tarea y ver cómo progresamos es un gran remedio no ya para eliminar totalmente la ansiedad, sino para darle salida de una manera constructiva.

5. Aprende ejercicios breves de relajación

Hay una interesante variedad de ejercicios que te pueden ayudar a relajarte en cuestión de pocos minutos; son muy útiles para los ratos de descanso (y ten claro que si quieres manejar bien la ansiedad, vas a necesitar varios momentos de descanso a lo largo de la jornada laboral). Algunos se basan en lo físico y lo fisiológico, como aquellos que tienen que ver con el control consciente de la respiración, y otros se centran más bien en tareas psicológicas, como la técnica de detención del pensamiento, ideal para interrumpir los pensamientos intrusivos y la procrastinación de raíz ansiosa.