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Bulimia nerviosa: el trastorno de los atracones y vómitos


La bulimia nerviosa es un trastorno alimentario y psicológico con consecuencias severas en la integridad física y en la salud mental de las personas que lo desarrollan. Como tal, se trata de una psicopatología que debe ser tratado cuanto antes por profesionales de la salud mental.

En este artículo veremos cuáles son sus principales características síntomas y tratamiento de esta alteración.

¿Qué es la bulimia?

La bulimia nerviosa es un trastorno psicológico caracterizado por la tendencia a darse atracones de comida de manera prácticamente descontrolada, y poco después sentir la necesidad de eliminar del cuerpo esos alimentos ingeridos. Además, va asociado a comportamientos de purga u orientados a compensar la adquisición de calorías (provocarse el vómito, ponerse a hacer ejercicio intenso, etc.) que aparecen justo después de estos atracones, y que van asociados a sentimientos de culpa y preocupación por haber estado comiendo sin necesidad.

Por consiguiente, es un trastorno alimentario, dado que se basa en una dinámica patológica de relación con la comida a través de la alimentación. Además, al afectar a algo tan importante como la ingesta de alimentos y el funcionamiento del sistema digestivo, compromete seriamente a la salud no solo por producir problemas de malnutrición, sino porque además las conductas de purgas pueden dar paso a infecciones y lesiones muy serias.

Diagnóstico

El síndrome bulímico es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por pautas de alimentación anómalas, con episodios de ingesta masiva de alimentos seguidos por maniobras que buscan eliminar esas calorías. Tras estos episodios, lo habitual es que el sujeto se sienta triste, de mal humor y tenga sentimientos de autocompasión.

Este trastorno presenta una mayor tasa de incidencia entre mujeres occidentales de entre 18 y 25 años, provinientes de cualquier estrato sociocultural.

A pesar de que la bulimia nerviosa encuentra ciertas dificultades diagnósticas, los criterios aportados por el DSM-IV y el CIE-10 son de gran utilidad. Según el DSM-IV, estos son los criterios diagnósticos:

  • Presencia de atracones, caracterizados por la ingesta de un alimento en un corto espacio de tiempo, y la sensación de pérdida de control sobre su ingesta.
  • Conductas compensatorias inapropiadas y repetidas que persiguen no aumentar el peso corporal. Estas conductas incluyen provocación del vómito, uso de laxantes, diuréticos, enemas, ayuno y ejercicio inapropiado.
  • Los atracones y las conductas compensatorias se observan por lo menos dos veces a la semana durante un periodo de tres meses.
  • La autoevaluación está notablemente influida por el peso corporal y la silueta.

Por otro lado, hay que distinguir la bulimia nerviosa del trastorno por atracón, una psicopatología muy parecida pero en la que no aparecen comportamientos de compensación de la ingesta de alimentos.

Tipos de Bulimia nerviosa

Estos son los principales tipos de bulimia nerviosa.

Tipo purgativo

Durante el episodio de bulimia nerviosa, el sujeto se provoca regularmente el vómito o utiliza laxantes, diuréticos o enemas. De esta manera, se interviene sobre el propio cuerpo una vez se ha producido la ingestión de alimento.

Tipo no purgativo

Durante el episodio bulímico, el individuo usa otras conductas compensatorias no adecuadas, como el ayuno o el ejercicio excesivo, pero no recurre a métodos purgativos. De esta forma, se intenta prevenir la ingestión de comida (al menos a corto plazo) o se procura que los efectos de esta ingestión no se plasmen demasiado en el cuerpo. mediante una tendencia obsesiva al ejercicio.

Cuadro clínico de la bulimia

Estos son los aspectos que caracterizan el desarrollo de esta psicopatología.

Alteraciones en la conducta

La persona afectada por el trastorno bulímico presenta en general una conducta desorganizada, en un principio solo vinculada a la alimentación, pero más tarde también en otras facetas de su vida. El patrón conductual asociado a la alimentación es desorganizado e impredecible, al contrario que en el caso de la Anorexia.

Los atracones puede variar de frecuencia según el estado anímico y de la disponibilidad. Las conductas de purga no son regulares y el temor a aumentar de peso se ve supeditado al estado de ánimo u otras circunstancias.

Conductas de purga

Tras los episodios de grandes ingestas de comida, las enfermas de bulimia toman conciencia de que la comida ingerida les hará aumentar de peso; esta posibilidad les aterra, les crea ansiedad y resuelven estos pensamientos eliminando lo ingerido a través del vómito provocado, el abuso de laxantes, los diuréticos o el ejercicio físico intenso.

La conducta más habitual es la provocación del vómito, y la menos común, el consumo de diuréticos. Además, el vómito y los laxantes suelen ser métodos vinculados.

Alteraciones en la cognición

La paciente bulímica, del mismo modo que la anoréxica, presenta pensamientos alterados acerca de la comida, el peso corporal y la figura. Ambas patologías muestran un gran rechazo a la posibilidad de tener sobrepeso u obesidad.

Algunas pacientes bulímicas provienen de la anorexia nerviosa cuando, al tornarse crónico dicho trastorno, evoluciona hacia la bulimia. En ese momento pasan de un control estricto de su dieta a un control intermitente, apareciendo los atracones y las conductas purgativas.

Psicopatologías asociadas a la Bulimia nerviosa

Las personas que desarrollan un trastorno de la alimentación de tipo bulímico muestran, en su mayoría, una psicopatología asociada extensa. La depresión es el trastorno más frecuentemente relacionado con la bulimia, aunque también se ha detectado que las pacientes bulímicas puntúan alto en las escalas de ansiedad.

También es muy habitual que los y las pacientes con esta alteración psicológica presenten características típicas del Trastorno Dismórfico Corporal, que si bien no se centra únicamente en el peso o la acumulación de grasas, genera obsesión por la propia apariencia. Este último trastorno psicológico se caracteriza por la no conformidad con la propia apariencia, centrada normalmente en rasgos físicos muy concretos.

Complicaciones médicas asociadas a la Bulimia nerviosa

Existe una sintomatología general que es probable que se presente en la mayoría de personas afectadas por la bulimia nerviosa. Este conjunto de síntomas es inespecífico y, generalmente, no permiten identificar el trastorno a partir de estos datos. La apatía, la fatiga, las alteraciones del sueño y la irritabilidad pueden acompañar a la pérdida de rendimiento académico o laboral y el abandono en el cuidado personal.

En la exploración de las pacientes en los primeros compases de la enfermedad, ya se pueden apreciar ligeras distensiones abdominales con estreñimiento, hipertrofia de las glándulas parótidas, desgaste en el esmalte dental y abrasiones en el dorso de las manos.

Las complicaciones en el sistema cardiovascular incluyen la hipopotasemia, que puede producir alteraciones severas en el ECG, con consecuencias nefastas. Este factor de gran riesgo se debe a la pérdida de potasio en sangre causada por las regulares purgas.

En cuanto al sistema endocrino, las pacientes por bulimia pueden presentar un ciclo menstrual normal, pero no es infrecuente que puedan tener irregularidades o incluso amenorrea, con bajas tasas de estradiol y de progesterona.

Tratamiento de la bulimia nerviosa

De forma especialmente sumaria, estos son los principales objetivos terapéuticos para la bulimia nerviosa:

  • Restablecimiento de pautas nutricionales sanas.
  • Recuperación del estado físico: estabilización del peso corporal, rehidratación, corrección de defectos físicos.
  • Normalización del estado psíquico: mejora del estado de ánimo, tratamiento para los posibles trastornos de la personalidad, evitar abuso de sustancias, corregir el estilo cognitivo disfuncional.
  • Restablecimiento de las relaciones familiares: aumentar la participación, la comunicación y restablecer las pautas y roles funcionales.
  • Corrección de las pautas de interacción social: aceptar el trastorno, afrontar los fracasos, aceptar la responsabilidad, rechazar marcos sociales denigrantes.

Referencias bibliográficas:

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