Ecopraxia (imitaciones incontrolables): causas y trastornos
Sabemos que la imitación es una parte fundamental del desarrollo humano. Los humanos, igual que el resto de simios, imitamos a los demás durante la infancia como forma de aprendizaje social. Sin embargo, en algunas personas esta imitación no cesa; se convierte en un tic imposible de evitar y desarrollan un síntoma llamado ecopraxia.
La presencia de ecopraxia o ecocinesia puede ser indicadora de la presencia de un trastorno neuropsiquiátrico. Aunque muchas veces pueda ser evidente, puede manifestarse de formas más sutiles que pasen desapercibidas a simple vista.
A continuación describimos brevemente qué son los ecofenómenos, qué sabemos acerca de sus causas y en qué trastornos suelen ser más característicos.
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¿Qué es exactamente la ecopraxia?
La ecopraxia es una un tic motor que forma parte de los llamados ecofenómenos. Estos síntomas se caracterizan por la imitación. Mientras que la ecolalia consiste en la imitación de sonidos o palabras, la ecopraxia corresponde a la imitación automática de las acciones de otra persona.
Además de la imitación de gestos, puede manifestarse de diferentes formas: ecomimia o la imitación de expresiones faciales, ecografia o la imitación mediante la escritura de estímulos auditivos, ecoplasia o el acto de dibujar el contorno de objetos o personas mentalmente, en el aire o en alguna superficie. Incluso se ha descrito la imitación de palabras a través de lenguaje de signos, llamada ecolaliofrasia.
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Causas de la ecopraxia
Para entender por qué las personas tenemos la tendencia imitar en primer lugar debemos tener en cuenta la existencia de neuronas espejo. Estas neuronas se activan al ver a otro realizar una acción y provocan una reacción paralela a la del observado, reflejando las acciones del otro. La activación de estas neuronas no lleva siempre al movimiento, pues somos capaces de inhibir la respuesta motora.
El centro imitativo del cerebro se localiza en el giro frontal inferior, el lóbulo parietal inferior, y la parte superior del surco temporal. Además de estas, tanto la corteza prefrontal como las áreas premotoras juegan un papel fundamental en la imitación de estímulos nuevos. Así, la imitación ocurre como un proceso de arriba (percepción, codificación del estímulo externo y preparación de la acción motora) hacia abajo (ejecución motora).
Tradicionalmente, se entiende que la ecopraxia sucede porque el paciente es incapaz de inhibir la ejecución motora e interrumpir el proceso. Sin embargo no toda la evidencia empírica está de acuerdo. Según estudios recientes, los tics ecoprácticos son respuestas motoras altamente sobreaprendidas que, una vez disparadas por un estímulo externo, se llevan a cabo inevitablemente. Es imposible interferir en estas respuestas e interrumpirlas, de ahí su carácter involuntario y automático.
Es posible que las ecopraxias, dado que se llevan a cabo muy frecuentemente y están más consolidadas, se vean más representadas en el cerebro que los movimientos voluntarios. De esta forma, las personas con ecopraxia tienen una asociación entre estímulo y tic muy sensible y les resulta imposible controlar estas respuestas.
Así, no es que los tics sean respuestas normales no interrumpidas, es que son asociaciones estímulo-respuesta mucho más arraigadas que se disparan ante el más mínimo estímulo.
Trastornos ecoprácticos
Existen numerosos trastornos neuropsiquiátricos que incluyen ecopraxias y ecofenómenos en general en su presentación clínica. Sin embargo hay uno que destaca por encima de todos. El Trastorno de Gilles de la Tourette (TGD), altamente caracterizado por la presencia de tics, ecolalias y ecopraxias.
1. Trastorno de Gilles de la Tourette
Desde su primera descripción clínica, la presencia de tics es necesaria para su diagnóstico. Los pacientes con TGD muestran una alta tasa de tics, coprolalia y ecofenómenos, siendo un pilar fundamental del diagnóstico.
De hecho, los análisis factoriales otorgan una mayor importancia a los tics motores y ecofenómenos que a la hiperactividad motora o a los tics vocales, más conocidos popularmente.
En el TGD, los tics ocurren por una actividad excesiva en los ganglios basales. Se hipotetiza que, debido a que el prefrontal de estos pacientes debe estar constantemente inhibiendo tics debido a esta actividad, termina exhausto y no interrumpe la imitación de los movimientos de los demás, mostrando ecopraxias.
Además, los movimientos que imitan suelen ser tics que están dentro de su repertorio. Esto significa que es mucho más probable que imiten movimientos que ya están muy sobreaprendidos en su cerebro, como exponemos unos párrafos atrás, que cualquier otro movimiento nuevo.
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2. Esquizofrenia
Otro trastorno donde ocasionalmente pueden ocurrir ecopraxias de una forma más sutil que en el TGD es la esquizofrenia. La hipótesis es que el paciente esquizofrénico, debido al malfuncionamiento del área prefrontal, tiene problemas controlando las respuestas inapropiadas como la imitación.
Estos pacientes, a diferencia del resto, sí son capaces de controlar sus ecopraxias si se les prepara con antelación para no emitirlas. Por esto, se piensa que el problema de los pacientes esquizofrénicos tiene más que ver con las funciones ejecutivas que con el aprendizaje de tics motores.
3. Trastornos del espectro autista
En estos trastornos frecuentemente encontramos extravagancias motoras: manierismos, aleteos, tics, etcétera. Es de esperar, por lo tanto, que encontremos la presencia de ecopraxias. Sin embargo, en ocasiones las ecopraxias autísticas no funcionan como tics, sino como problemas conductuales.
Esto quiere decir que en las personas con autismo la ecopraxia no se instaura tanto por un déficit de control ejecutivo o el sobreaprendizaje, sino porque el individuo no cree que la imitación deba reprimirse o pueda ser socialmente inapropiada.
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4. Otros trastornos asociados
Otros trastornos donde podemos hallar síntomas ecoprácticos incluyen:
- Trastornos neurocognitivos (demencias)
- Afasia transcortical
- Epilepsia
- Trastornos autoinmunes
- Trastorno obsesivo-compulsivo con tics
Tratamiento
El tratamiento de la ecopraxia dependerá del mecanismo subyacente que la provoque. En los casos donde primen las disfunciones neurológicas, la medicación será un punto cardinal en el tratamiento.
Sin embargo, todas las formas de tics y ecopraxias son susceptibles de ser tratadas mediante terapia de conducta. Esto es especialmente importante en los individuos con autismo, donde la ecopraxia es fruto de la incapacidad para entender la realidad social, y en el trastorno obsesivo-compulsivo.