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Ictus y cambios de personalidad: las alteraciones psicológicas tras un ACV


Un ictus o accidente cerebrovascular (ACV) se encuentra entre los motivos más frecuentes de búsqueda de asistencia urgente a causa de un trastorno de la circulación cerebral, cabiendo destacar que las posibilidades de recuperación se reducen a cada minuto que transcurre desde el momento en que se ha sufrido el accidente hasta que se consigue la ayuda profesional.

Se ha encontrado una estrecha relación entre el hecho de haber sufrido un ictus y cambios de personalidad, siendo algunos de esos cambios los siguientes: dificultades para empatizar con otras personas, pérdida del sentido del humor, agresividad, pérdida inhibiciones sociales, introversión, estabilidad emocional, rigidez o pérdida de iniciativa, entre otros. En este sentido, aquí hablaremos acerca de la relación entre un ictus y cambios de personalidad.

El ictus o accidente cerebrovascular

El ictus o accidente cerebrovascular, tanto hemorrágico como isquémico, puede llegar a producir cambios muy significativos de personalidad además de los efectos sufridos a nivel físico y de salud. Cuando una persona sobrevive a un ictus puede llegar a experimentar una serie de cambios a nivel comportamental a posteriori que podrían afectar en diferentes ámbitos de su vida y también a la vida de las personas más allegadas.

Tal y como habíamos mencionado anteriormente, existe una estrecha relación haber sufrido un ictus y cambios de personalidad, así como también es frecuente que se experimenten otros cambios a nivel físico. Los síntomas más habituales al sufrir un ictus son los que se van a enumerar a continuación:

  • Serias dificultades para hablar.
  • Pérdida de la fuerza en la mitad del cuerpo (cara, pierna y brazo del mismo lado).
  • Sentir hormigueos en la mitad del cuerpo o pérdida de la sensibilidad en esa zona.
  • Un dolor de cabeza muy intenso que es diferente a un dolor de cabeza común.
  • Una pérdida de la visión en un ojo, producida de forma súbita.

Por otro lado, podemos destacar entre los factores de riesgo de padecer un ictus los siguientes:

  • Llevar una vida sedentaria.
  • Padecer obesidad y/o diabetes mellitus.
  • Consumir de manera habitual alcohol, tabaco y/o algunas drogas (cocaína, anfetaminas, etc.).
  • Tener hipertensión arterial.
  • Haber sufrido algún tipo de enfermedad cardiaca.
  • Tener unos niveles altos de colesterol.

Cabe destacar que si se mejoran los hábitos de vida se reduce de manera drástica el riesgo de sufrir un ictus, y para ello se pueden seguir algunos consejos como estos: practicando ejercicio físico de manera regular, si se logra alcanzar un peso saludable, se mantienen controlados los niveles de colesterol, se deja de fumar y se evita el consumo de aquellas drogas que aumentan el riesgo de sufrir un ictus o se tiene controlada la diabetes, entre otras cosas.

¿Puede un ictus causar cambios de personalidad?

Al existir una relación entre sufrir un ictus y cambios de personalidad, cabe mencionar que reconocer dichos cambios y el hecho de haber encontrado el motivo puede ser un gran paso en la dirección adecuada con el fin de modificar aquellas conductas no deseadas mientras se trabaja con la ayuda de un profesional para recuperar aquellos rasgos de la personalidad que más hacen sentir al paciente como “sí mismo”. Es decir, que sería recomendable comenzar trabajando en aquellos rasgos que el paciente considera que son más característicos de su personalidad y su forma de ser.

A continuación vamos a ver cuáles son los cambios de personalidad que se producen con mayor porcentaje entre las personas que han sufrido un ictus.

1. Dificultades para empatizar con otras personas

Cuando queremos hablar de la relación entre ictus y cambios de personalidad vamos a comenzar explicando que es bastante común que los pacientes que han sobrevivido a un ictus o accidente cerebrovascular sufran serias dificultades para empatizar con otras personas, y esto podría deberse a que el daño cerebral producido en este tipo de casos llega a afectar a varias regiones del hemisferio cerebral derecho.

Es dificultad a la hora de mostrar empatía afecta a la relaciones de esa personas con sus seres queridos, por lo que es conveniente que estos estén informados y así sean conscientes de que el paciente que ha sufrido un ictus necesita comprensión y ayuda profesional para entrenar de nuevo las habilidades que facilitan un mayo desarrollo de la empatía, aunque no siempre es posible que el paciente mejore en ese aspecto o incluso puede que no lo suficiente. En cualquier caso es imprescindible la ayuda tanto de sus allegados como de profesionales cualificados.

ACV y personalidad

2. Una pérdida del sentido del humor

Es bastante frecuente que las personas que han sufrido un ictus sufran una pérdida o disminución del sentido del humor, por lo que alguien que antes era divertido podría perder la capacidad para hacer las bromas que solía hacer habitualmente antes de haber sufrido el accidente cerebrovascular. Al mismo tiempo esa persona podría no ser capaz de pillar las bromas o encontrarle la gracia.

Cabe mencionar que cuando se sufre una pérdida del sentido del humor podría llegar a resultar bastante difícil que se recupere debido a que esto se suele producir a causa de un pérdida de algunas habilidades cognitivas, por lo que quizás habría que trabajar primero para recuperar esas habilidades afectadas.

3. La pérdida inhibiciones sociales

La pérdida de inhibiciones sociales también es destacable cuando se quiere hablar de la relación entre el ictus y cambios de personalidad, y esto es debido a que algunas personas que han padecido un ictus podrían llegar a comportarse de formas que se consideran inapropiadas socialmente. Esto suele ocurrir normalmente cuando el accidente cerebrovascular se produce en la parte del lóbulo frontal del cerebro. Por otro lado, en este tipo de casos lo normal es que la persona no sea consciente de que se está comportando de una manera inapropiada por lo que podría resultar complicado que trate de corregir su comportamiento.

4. Agresividad

La agresividad también es habitual en muchos casos cuando se ha sufrido un ictus, siendo característico en estos casos que se hayan vuelto de manera inesperada hostiles y con unos mayores niveles de enfado de lo que antes era común en esas personas. Además, algunas personas pueden llegar a comportarse de forma cruel y/o físicamente agresiva.

La agresividad es más característica de aquellos casos de pacientes que han sufrido un ictus grave o incluso que tienen un patrón de ictus que provoca demencia vascular. Esta demencia se desarrolla normalmente cuando se han producido varios accidentes cerebrovasculares pequeños durante un periodo de tiempo.

5. Inestabilidad emocional

Muchos de los pacientes que han sufrido un ictus pueden llegar a sufrir una inestabilidad a nivel emocional. En estos casos se pueden observar risas o llantos inapropiados. Además, existen casos de pacientes que han sufrido lo que se conoce como labilidad emocional o síndrome pseudobulbar, que está caracterizado por expresiones emocionales incontrolables y cambios bruscos de humor.

6. Evitación social y otros cambios de la conducta social

A la hora de asociar ictus y cambios de personalidad cabe destacar que es bastante habitual que estos pacientes se vuelvan más introvertidos, aislados y/o evitativos socialmente. Una de las causas del aislamiento de una persona podría ser el hecho de que tras el ictus no sea capaz de hacer con soltura algunas cosas que antes salía dominar. En otros casos más graves, el aislamiento podría deberse al padecimiento de dificultades severas para hacer diversas tareas (por ejemplo, levantarse de la cama, conducir, etc.).

Otras posibles secuelas psicológicas producidas tras haber sufrido un ictus

Además de poder observar una estrecha relación entre ictus y cambios de personalidad, en distintos estudios también se han encontrado otras secuelas a nivel psicológico causadas a raíz de un accidente cerebrovascular o ictus. Esas secuelas más comunes son las que vamos a ver a continuación.

1. Anosognosia

La anosognosia o la negación del ictus, es la incapacidad por parte del paciente que ha sufrido un ictus para reconocerlo. Por ello, la anosognosia se podría manifestar a raíz de un exceso de confianza e ignorancia acerca de que hay algo que va mal tras haber sufrido un accidente cerebrovascular. A causa de ello es posible que esa persona se sienta desconcertada a la hora de recibir atención médica dirigida a las distintas complicaciones sufridas a causa del ictus.

2. Pérdida de habilidades cognitivas

También es muy característico que se produzca un pérdida de habilidades cognitivas después de un accidente cerebrovascular en casi cualquiera de las regiones del cerebro, aunque suelen darse con una frecuencia mayor en aquellos ictus que afectan al lóbulo parietal, al lóbulo frontal o al lóbulo temporal.

Dentro de la pérdida de habilidades cognitivas en estos casos se pueden observar problemas en la resolución de problemas, en la lectura, en el razonamiento lógico-matemático y también serias dificultades con el lenguaje, También son frecuentes los problemas de memoria y las dificultades para la comprensión de algunos conceptos. No obstante, con la ayuda de un profesional y con el empeño por mejorar por parte del paciente es posible que se produzca una mejoría que ayude a paliar, en la medida de lo posible, este tipo de déficits cognitivos.

3. Falta de motivación o apatía

La falta de motivación es muy común en aquellas personas que han sufrido cualquier tipo de lesión cerebral, por lo que también es común tras haber sufrido un ictus. Y es que al producirse una disminución de las capacidades cognitivas tras el ictus muchas tareas cotidianas que antes solía realizar sin demasiado esfuerzo ahora se resultan desafiantes y/o difíciles de resolver. Además, aquí la depresión podría jugar un papel importante.

4. Depresión

Dentro de las secuelas psicológicas más comunes tras haber sufrido un ictus podemos encontrar la depresión, siendo además un afección a nivel de salud mental que puede afectar a diversos rasgos de la personalidad por lo que se podría considerar que la depresión jugaría un papel importante a la hora de relacionar un ictus y cambios de personalidad.

Es más, en algunos estudios realizados al respecto se ha podido observar que más de la mitad de los casos de personas que han sobrevivido a un ictus han llegado a padecer síntomas de depresión. Esto podría deberse al hecho de que las personas que han sufrido un ictus presentan diversos problemas de salud (por ejemplo, limitaciones a nivel físico, cambios cerebrales u otro tipo de problemas de salud).