10 claves para detectar a un coach poco o nada profesional
En la última década ha habido un aumento progresivo tanto de la oferta como de la demanda de coaches profesionales. Lo que en sus inicios se consideraba una profesión prácticamente exclusiva del mundo de los negocios, se ha democratizado y ha demostrado, especialmente con el desarrollo del life coaching o coaching de vida, que es útil y tiene cabida para ayudar en múltiples esferas y circunstancias, no solo de carácter empresarial.
Esta ola de crecimiento de coaches es algo muy positivo para afianzar y consolidar esta profesión, pero tiene su lado negativo: como no es una profesión regulada (aun) con un colegio oficial como el de médicos, psicólogos, abogados... que vela porque se cumplan unos criterios éticos y exige que para ejercer debas demostrar ciertas competencias y estudios, ha sido aprovechado por algunos ‘falsos’ coaches para ejercer como tal sin haber recibido ni una mínima formación al respecto y, por supuesto, sin mostrar ningún tipo de ética profesional.
La consecuencia de este intrusismo no solo es que se manche una profesión en la que sí que existen profesionales bien formados y cualificados que realizan procesos de coaching exitosos, sino principalmente que se juegue con el dinero y el tiempo de quienes se acercan a ellos buscando el apoyo o acompañamiento que necesitan.
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¿Cómo saber si se está ante un intruso en lugar de un coach profesional?
Como hemos comentado, el cliente o coachee que quiere contratar los servicios de un coach no puede acudir a un colegio oficial donde cotejar su número de colegiado que le dé garantías de profesionalidad e, incluso, le respalde en caso de mala praxis.
Pero sí que como cliente que desea recibir un servicio de coaching puede tener en cuenta determinados aspectos que le pueden ayudar a detectar si el coach al que está acudiendo no se trata de un profesional.
1. Carece de certificaciones
Aunque no exista un colegio oficial de coaches en España, sí que existen dos asociaciones, ICF y ASESCO, que autorregulan la profesión acreditando a los coaches que cumplen una serie de requisitos según formación, experiencia y competencias y velan por el cumplimiento de códigos éticos en la práctica del coaching.
Los coaches certificados por alguna de estas asociaciones no dudarán en mostrar sus credenciales, por lo que es una de las primeras cosas que puede solicitar el coachee a su coach para estar seguro de que trabajará con ética y profesionalidad.
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2. Rehúsa a hablar de su formación o su formación es de dos días
Un coach "no se ha hecho a sí mismo". Puede tener una experiencia vital que le ayude a ejercer mejor su profesión, pero para ser coach profesional es necesario formarse en alguna escuela con cursos extensos acreditados donde se garantice que se aprende cómo hacer un proceso de coaching y existen horas de prácticas tutorizadas. Por supuesto, un curso de fin de semana como muestran algunos falsos coaches no permite, en absoluto, alcanzar estas destrezas.
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3. No te explica cómo va a medir el proceso de coaching
Todo coachee tiene el derecho (y casi la obligación) de pedir toda la información pertinente sobre cómo va a ser el proceso, las directrices y parámetros que se van a seguir, el acuerdo de tiempo, tarifas, etc. De hecho, un coach profesional será el que dé el primer paso y presente a su cliente este acuerdo antes de que él se lo pida.
4. No te facilita una primera sesión exploratoria
Por desgracia, el principal móvil de un coach intruso es la de ganar dinero, por lo que un coach de este calibre pocas veces perderá el tiempo en algo que es muy valioso para un verdadero coach profesional: ofrecer una primera sesión exploratoria sin compromiso donde conocer a su coachee y lo que realmente necesita.
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5. Falta de honestidad y coherencia
Un coach debe ser honesto consigo mismo y no intentar abarcar más de lo que le compete. Un intruso de la profesión intentará acoger tantos coachees como sea posible sin calibrar si él mismo es el coach indicado para ello. Un buen coach tiene claro sus valores y actuará en coherencia con ellos aunque implique perder algún cliente.
6. No sabe delegar o derivar
Muy unido al punto de la honestidad y la coherencia, un coach profesional debe saber dónde están sus límites. Ni trata traumas, ni enfermedades mentales, ni tampoco es un consultor o un mentor. Si un supuesto coach detecta que el coachee necesita otro tipo de ayuda y no le deriva al profesional que realmente necesita, está claro que ni su práctica es ética ni es un coach de verdad.
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7. No se ha trabajado a sí mismo
Está claro que si no ha recibido formación en coaching de calidad, el "falso" coach no habrá realizado una labor primordial que todo profesional del coaching debe llevar a cabo antes de ejercer como tal: un profundo trabajo interno. El intruso demostrará vacilación, dudas, miedos y nerviosismo ante determinados casos porque sus propios miedos y creencias no trabajados le estarán boicoteando.
8. Juzga y pone etiquetas
La aceptación incondicional del coachee, de lo que es, sienta y cuenta, es uno de los pilares sobre los que se asienta el coaching. Si un coach juzga lo que su cliente le está contando o le pone etiquetas del estilo "eso es porque eres muy quejica" "te pasa porque eres pesimista", igual no habría que llamarle coach.
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9. No realiza una escucha activa
Una de las herramientas clave de la labor del coach profesional es la de la escucha activa. Si un coach no te deja hablar y te interrumpe sin mantener solo su presencia y escucha, debes saber que su proceso de coaching no será nada efectivo.
10. Ofrece consejos y frases de autoayuda
Una de las falsas creencias que hay en torno a la figura del coach es la de que es un simple motivador que reparte consejos y frases edulcoradas. Está claro que si un coach dice cosas como "si quieres, puedes" o cuenta lo que haría él o ella en tu lugar, debes pensarte en buscar a otro.
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Formación e información, el mejor arma contra el intrusismo
Por tanto, ante cualquier duda de si el coach al que queremos contratar es o no un coach profesional, no hay nada como pedirle la máxima información posible que le acredite como tal, así como fijarnos en detalles de su práctica que no concuerdan con una buena praxis.
En D’Arte Human & Business School somos férreos defensores de un coaching profesional y de calidad. Por ello, ofrecemos formaciones meticulosas y con programas respaldados por asociaciones como ICF y ASESCO, para garantizar que los coaches que salen de nuestras aulas son profesionales al 100% y van a ofrecer unos servicios con toda las garantías para sus coachees.