¿Qué se necesita para emprender en Psicología?
Cualquier persona que estudia una carrera tiene la gran ilusión de poder ejercer algún día en aquello en lo que ha invertido tantos años de estudio. La Psicología es una disciplina que genera un gran interés entre los estudiantes; sin embargo, y al menos en Psicología Clínica y de la Salud, las oportunidades de trabajar por cuenta ajena son escasas.
Es por eso que muchos profesionales de la Psicología deciden emprender y avanzar hacia su crecimiento profesional, pero la carrera no prepara para dirigir una empresa, ni aporta conocimiento sobre marketing o el entorno digital, tan importantes en la actualidad.
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Qué se necesita saber para emprender en Psicología
En este artículo veremos varias claves para emprender en Psicología, así como consejos para no caer en los errores frecuentes a la hora de poner en marcha un negocio.
Los problemas a la hora de lanzarse al mercado laboral
El ámbito de la psicología es uno de los más complicados a la hora de encontrar trabajo tanto en España como en muchos países de América Latina. Los motivos de esto son varios.
Por un lado, el hecho de que los tipos de trabajos desempeñados por los psicólogos sean muy variados, la relativa novedad de su profesionalización, y lo difuso de sus límites en el mundo de la investigación y de la ciencia aplicada son factores que han contribuido a que no se haya regulado bien legalmente esta profesión o grupo de profesiones.
A esto hay que añadirle un problema generacional relacionado con las diferentes maneras de regular la formación y los requerimientos legales para ejercer la profesión. Hoy en día, los graduados o licenciados en psicología son una de las mayores bolsas de paro del mundo post-universitario, algo que tiene que ver también con el hecho de que es una de las trayectorias de formación que resultan más atractivas, con miles de matriculados en cada curso que empieza.
Finalmente, en el contexto español también entra en juego el contexto desolador que la crisis económica ha dejado en el ámbito de la búsqueda de empleo, y específicamente entre la gente joven, acostumbrada ya a que las empresas pidan años de experiencia laboral a los recién titulados, y sin pagar lo suficiente como para mantenerse.
Ideas sobre cómo poner en marcha el negocio propio
Así pues, ante la perspectiva de que lo que la mayoría de empresas piden a los candidatos resulta poco realista o directamente absurdo, muchas personas deciden emprender en el mundo de la psicología, ser sus propios jefes.
Esto tiene sus ventajas, pero también supone un reto. Entre otras cosas, porque para hacerlo no es suficiente con saber acerca del tema en el que nos han formado durante los años universitarios; hay que dominar habilidades vinculadas al marketing y a la gestión de unos recursos que inicialmente, en la gran mayoría de los casos, serán muy limitados.
Y, por supuesto, también es necesario acumular lo más rápidamente posible experiencia vinculada al contexto laboral real. A día de hoy, la formación dada en las universidades sigue siendo fundamentalmente teórica. De este modo, el día a día de la interacción con pacientes de verdad, por ejemplo, puede hacer surgir situaciones en las que la indecisión llegue a bloquear a los psicólogos novatos.
La necesidad de pasar por programas de formación específica del ámbito laboral en el que queremos recibir entrenamiento es algo complicado de satisfacer, porque eso requiere de una importante inversión. Y eso tiende a favorecer que la tasa de paro entre psicólogos siga siendo elevada.
Pero que emprender en psicología sea complicado no significa que resulte imposible. A continuación encontrarás una serie de consejos e ideas clave que te ayudarán a progresar en este reto de crearse uno mismo su propio puesto de trabajo.
1. Fórmate una idea clara de lo que quieres
Para empezar construyendo tu propio negocio, es imprescindible saber cuál debe ser la columna vertebral de este, lo que le dará continuidad a lo largo del tiempo. De no ser así, lo más probable es que termines dando bandazos, realizando inversiones que luego quedarán desaprovechadas y sin amortizar. En una etapa en la que los recursos son muy limitados, hay que evitar eso a toda costa.
Así pues, es imprescindible tener claro el modelo de negocio, en el que se especifique cuál es tu misión y cuál va a ser tu manera de llevarla a cabo. De esto, además, se derivará la imagen de marca que quieres transmitir.
2. Sé consciente de los sacrificios a asumir
Emprender en psicología, en el contexto actual, significa asumir que hay que realizar muchos sacrificios a corto plazo y a medio plazo; es decir, a meses vista. En primer lugar hay que tener una mínima cantidad de dinero ahorrado y dedicar tiempo y esfuerzos a decidir cómo invertirlo en un espacio y un equipo de trabajo.
3. Consigue experiencia
No solo es cuestión de tener un buen currículum, eso es lo de menos. Aunque no lo parezca, en la práctica profesional de la psicología siempre hay muchas sorpresas, muchos imprevistos.
Recuerda que no se trata solo de hablar con personas para luego aplicar sobre ellas programas de intervención que han sido descritos en la facultad. Hay que adaptarse a las circunstancias, y cada cliente o paciente es todo un mundo de circunstancias específicas.
Por otro lado, esto permitirá que tu entrada definitiva en el mercado laboral sea mucho más limpia, libre de imperfecciones graves. Y esto tiene que ver con la siguiente idea clave.
4. Ten en cuenta que solo hay un lanzamiento
Por el bien de tu imagen de marca, so subestimes el impacto que puedes dejar en tus primeras semanas y meses desempeñando tu labor profesional. Lo que hagas en esta etapa puede dejar una marca difícil de borrar en la imagen de marca que vayas a transmitir.
Para algunas cosas es relativamente sencillo hacer cambiar el modo en el que los clientes y la competencia te ven, pero en otros casos, cuesta mucho. En definitiva, si la marca eres tú, no puede haber un segundo lanzamiento de marca, empezar desde cero.
5. Define tu público objetivo
Existen diferentes necesidades que atender en el mundo de la psicoterapia o de la intervención psicológica en general, pero también existe otra manera de clasificar potenciales clientes; pensar en su perfil desde el punto de vista de la publicidad. No es lo mismo orientarse al público retirado de la tercera edad, que a padres y madres cuyos pequeños tienen problemas, por ejemplo.
La imagen de marca que proyectemos, así como los medios a los que recurramos para promocionar nuestros servicios, deben adaptarse al tipo de perfiles que hayamos definido.
6. Hazlo bien y hazlo saber
Esta es una de las máximas del mundo de la Publicidad y de las Relaciones Públicas, y en lo que concierte a la tarea de emprender, resulta vital tenerla en cuenta.
Y es que entre los esfuerzos iniciales que hay que hacer al dar los primeros pasos desde el negocio montado por uno mismo, no todo es pagar por gastos que responden a servicios y productos fáciles de determinar. Además, existe un factor más subjetivo. Hay que desarrollar la propia marca, es muy posible que durante las primeras semanas no aparezca ni un solo cliente. Es necesario poner trabajo en darse a conocer, ya que por muy buenos que seamos, eso servirá de poco si nadie ha oído hablar de nosotros y de qué hacemos.
7. Aprende a rechazar trabajos
Por mucho que la necesidad económica pueda apremiar, es imprescindible tener claro que en el mercado laboral siempre existirán ofertas que son un callejón sin salida. Si la meta está fijada a largo plazo, merece la pena no desviarse de ella a la primera de cambio cuando haya a la vista dinero relativamente fácil pero que no tiene que ver con el plan de empresa y que acarreará un importante coste de oportunidad (la posibilidad de no poder atender a otros clientes más interesantes por estar dedicando esfuerzos a otra cosa).
8. Aprovecha la importancia de Internet
Cada vez más, todo el mundo está en Internet, para bien o para mal. Lamentablemente, ya no es tan fácil como antes llegar a una cantidad masiva de personas, pero no es imposible. Con una pizca e originalidad, sigue existiendo la posibilidad de crear contenidos virales que vayan siendo compartidos desde las cuentas de usuarios.
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