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LSD y otras drogas podrían tener aplicaciones terapéuticas


Para algunos, son el medio para una fiesta de otro mundo. Para otros, peligrosos billetes “solo de ida” a los problemas que merecen su estatus ilegal.

Pero al margen de cómo las vea la gente y les guste o no admitirlo a los políticos y legisladores, las drogas psicoactivas empiezan a mostrar gran potencial como efectivas terapias para varios problemas de salud mental, y podrían también ser una clave para expandir nuestra comprensión de la conciencia.

Descubriendo el uso terapéutico de ciertas drogas

1. Ketamina

Tomemos por ejemplo el caso de la Ketamina, o “Special K” como se la conoce coloquialmente en el Reino Unido. Hoy en día, la Ketamina se usa ampliamente en entornos clínicos como anestésico tanto en animales como en seres humanos, pero varios estudios están resaltando también su remarcable capacidad para tratar depresiones, trastornos bipolares y comportamientos suicidas. No solo eso, sino que actúan de un modo extraordinariamente rápido, mostrando potentes efectos antidepresivos en tan solo dos horas.

2. Cannabis, MDMA, LSD

Pero eso no es todo: el cannabis ha mostrado potencial en el tratamiento de TDAH y el insomnio. El componente activo de las setas alucinógenas, la psilocibina, podría ser útil en el tratamiento de adicciones, trastornos obsesivo-compulsivos y depresiones. Por su parte, el MDMA podría aliviar a quienes sufran trastornos por estrés postraumático y a los enfermos de Parkinson; y el LSD podría mitigar la ansiedad, el alcoholismo o incluso desórdenes inflamatorios. Una lista bastante impresionante y que abre la puerta a la reflexión sobre el uso de estas sustancias en el ámbito medicinal.

3. Recelo ante las drogas como posible terapia

Desafortunadamente, pese a estos prometedores estudios preliminares, hay una gran barrera en este campo de investigación: las actitudes hacia las drogas, al menos en el Reino Unido, hacen muy difícil llevar adelante este tipo de estudios. No solo se encuentran organismos recelosos de aportar dinero para tales experimentos, sino también restricciones y regulaciones igualmente difíciles de bordear.

Pese a esto, hay algunos intentando llevar adelante experimentos con humanos sobre drogas psicodélicas, especialmente LSD, Ketamina y psilocibina. Paralelamente a investigar su potencial uso terapéutico, los científicos también esperan que estudiando cómo afectan al cerebro en entornos controlados podremos desvelará algunos de los misterios de la consciencia.

4. Experimentos con LSD

Uno de esos científicos que está dispuesto a ahondar más en la mente humana a través de estas drogas es David Nutt, del Imperial College de Londres, célebre profesor de neuropsicofarmacología y ex-asesor en jefe de Medicamentos del gobierno británico. Dada la lucha continuada de los académicos para asegurar fondos de investigación, y la cautela de las instituciones financieras cuando se trata de investigaciones que comportan el uso en humanos de sustancias ilícitas, Nutt está actualmente dirigiéndose al público a través de la plataforma start-up de crowdfunding para fines científicos Walacea a fin de proseguir con su investigación sobre el LSD, que ha resultado de una colaboración con el Imperial College de Londres y la Fundación Beckley.

“Pese al increíble potencial de esta droga para ampliar nuestra comprensión del cerebro, el estigma político ha silenciado la investigación” dijo Nutt en un informativo, refiriéndose al hecho de que desde que el LSD se prohibió solamente ha habido un test clínico con LSD. “No debemos jugar a la política con ciencia prometedora que tiene tanto potencial beneficioso”

5. El LSD parece aumentar la creatividad de nuestro cerebro

Hasta la fecha, Nutt ya ha administrado dosis moderadas de LSD a 20 sujetos y realizado estudios de imagen de su efecto en el cerebro usando una combinación del FMRI y el MEG . Ambos monitorizan la actividad cerebral, pero este último hace “instantáneas” de actividad cerebral, mientras que el MEG se asemeja más a una grabación de vídeo.

Estos indican que el LSD podría comportarse de un modo similar a la psilocibina, reduciendo el flujo sanguíneo hacia los centros de control y por tanto amortiguando su actividad, lo que en última instancia mejora la actividad cerebral. Al hacerlo, la psilocibina parece favorecer que regiones del cerebro que suelen estar separadas empiecen a comunicarse entre sí, lo que podría ser el motivo por el cual vemos un incremento en la creatividad al usar esta sustancia. En cualquier caso, no sabremos si el LSD funciona de un modo similar hasta que sea completada la segunda parte del experimento, y eso requiere que el público se rasque los bolsillos.