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Patriarcado: 7 claves para entender el machismo cultural


El patriarcado ha sido definido como un sistema de subordinación de la mujer ante el hombre que se ha ido reproduciendo a lo largo de miles de años.

Este concepto, muy relacionado con el machismo y las desigualdades, ha tenido mucho peso tanto en la psicología como en las ciencias sociales, ya que nos habla sobre una dinámica de relaciones que hace que una parte de la población esté total o parcialmente dominada por la otra.

¿Qué es el patriarcado?

Las discusiones y debates que giran en torno a la idea del patriarcado generan mucha controversia, entre otras cosas, por lo difícil que es estudiar su existencia o su presencia en ciertas sociedades, pero también por el largo alcance de las implicaciones que este tiene para nosotros, tanto política como filosóficamente.

Pero el patriarcado no es solo un tema polémico, es también un concepto relativamente difícil de entender. Estas son algunas de las claves que pueden ayudar a comprender mejor qué entendemos por sociedad patriarcal.

1. Machismo y patriarcado no son sinónimos

Aunque sean dos conceptos muy relacionados, el machismo y el patriarcado no hacen referencia a lo mismo. El machismo es un conjunto de creencias, sesgos cognitivos y actitudes que predisponen a las personas a actuar como si la mujer tuviese menos valor que el hombre, mientras que el patriarcado es definido como un fenómeno social que históricamente ha sido el motor del machismo y de ciertos privilegios de los que solo disfruta el hombre.

Mientras que el machismo es expresado a través de los individuos (independientemente de si son hombres o mujeres), el patriarcado es algo que existe en los grandes colectivos, una dinámica de poder que solo se entiende si tenemos en cuenta muchas personas a la vez.

2. No es solo un sistema de dominación cultural

Cuando se habla de machismo, muchas veces tendemos a pensar que este es solo un fenómeno psicológico, una manera de pensar en la que la mujer queda minusvalorada y cosificada. Sin embargo, desde los estudios de género y el feminismo se acostumbra a hablar del machismo generado por el patriarcado como un fenómeno que tiene dos pilares: uno psicológico, basado en cómo piensan y actúan los individuos, y otro material, basado en características objetivas de nuestro entorno e instituciones: ropa, leyes, películas, etc.

De este modo, el aspecto psicológico y el material se retroalimentarían, dando lugar a individuos cuyas actitudes machistas son reforzadas por el medio en el que viven y que ellos contribuyen a reproducir mediante sus acciones.

3. Se cree que está relacionado con el sistema de propiedad

El patriarcado es entendido como un fenómeno que va saltando de generación en generación, y es por ello que se ha llegado a hipotetizarse una relación entre este y la idea de propiedad. Esta idea, muy arraigada en la filosofía marxista, propone que, al igual que las propiedades se heredan y ofrecen la posibilidad de explotar a otros para que trabajen con ellas generando una parte de valor que se podrá quedar el propietario a pesar de no haber trabajado, las mujeres han sido concebidas como un recurso, algo que se puede poseer y con lo que los patriarcas de la familia se han dedicado a comerciar, ya sea para tener mano de obra barata (aplicada normalmente a las tareas del hogar) como para poder tener descendencia (algo que también está vinculado al ámbito doméstico y, por lo tanto, privado).

Como la mujer no podía aspirar a ser propietaria, ya que solo se ocupaba de los bienes necesarios para el bienestar de la familia, no podía aspirar a negociar de igual a igual con el hombre, lo cual la colocaría en una situación de desventaja incluso cuando empezó a ser normal la participación femenina en trabajos fuera de casa.

4. Su relación con el capitalismo es confusa

Dentro de las corrientes feministas se ha hablado largo y tendido sobre si el patriarcado es un sistema de dominación ligado al capitalismo (tal y como se entiende desde el marxismo) o si son dos fenómenos separados. Ambos han sido teorizados como dinámicas de relaciones basadas en la represión y la explotación, pero no queda claro si su motor histórico sería el mismo.

5. El patriarcado ha sido universal

Es muy fácil encontrar sociedades en las que los varones tienen un claro poder sobre las mujeres, pero hasta el momento no se ha conseguido encontrar ningún ejemplo de cultura relativamente amplia y estable en la que ocurra lo contrario.

La idea de matriarcado, propuesta en el siglo XIX por el antropólogo Johann Jakob Bachofen, habla sobre sociedades primitivas de hace miles de años en las que la mujer tenía el poder, pero no está basada en evidencias empíricas que la respalden.

6. No está claro si se originó por los genes

Como el patriarcado está conceptualizado como un sistema universal extendido por todo el mundo y que ha resistido todo tipo de cambios políticos, algunos investigadores han propuesto la idea de que su origen tiene que ver con propensiones genéticas. Concretamente, una posible explicación de su existencia sería la presunta diferenciación en el modo de comportarse de ambos sexos cuyo responsable directo sea el ADN. Según esta idea, los hombres tendrían una especie de tendencia natural al comportamiento dominador y agresivo, mientras que la mujer manifestaría con mayor facilidad conductas de sumisión.

La otra propuesta, mucho menos controvertida, es que el patriarcado se produjo a causa de dinámicas culturales en las que hombres y mujeres eran educados para que se dividiesen el trabajo, llevando esto a una situación en la que los hombres llegaron un poder de negociación sobre las mujeres que han ido explotando a lo largo de las generaciones.

Por supuesto, entre ambas propuestas hay teorías que podrían considerarse intermedias entre estos dos extremos.

7. Es un concepto terriblemente abstracto

Al ser un fenómeno social con diferentes formas de manifestarse, la existencia del patriarcado en ciertos países no se da como un hecho evidente. Esto es así porque este concepto no es en sí mismo un modelo explicativo que pueda ser comprobado o refutado mediante la contrastación empírica, y por lo tanto un mismo hecho puede ser interpretado como una prueba de la existencia del patriarcado o como una muestra de su ausencia.

Por ejemplo, la abundancia de actrices famosas que se ajustan bien a los cánones de belleza puede entenderse como una muestra de que las mujeres necesitan vender su cuerpo para prosperar, pero también puede ser interpretado como un ejemplo de que las mujeres pueden llegar a tener más poder que los hombres sin tener que trabajar mucho más que ellos.