Cómo gestionar psicológicamente un proceso de divorcio
En la mayoría de los casos, la importancia que tiene para nosotros el hecho de divorciarse es que representa el fin de una de las etapas de la vida, y el inicio de algo nuevo. ¿Será eso que está por venir una etapa buena para nosotros? Eso depende, en gran parte, de cómo gestionemos emocionalmente el fin de ese matrimonio.
En este artículo hablaremos acerca de las claves psicológicas para afrontar un divorcio del mejor modo posible; no para evitar totalmente el malestar que nos pueda producir, sino para contribuir a nuestro bienestar emocional en la medida de lo posible, y sin caer en dinámicas dañinas o incluso autodestructivas en lo que puede ser vivido como una crisis vital.
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¿Existe el buen divorcio?
Muchas veces damos por supuesto que el divorcio es siempre una experiencia emocionalmente muy dolorosa, en algunos casos incluso traumática. ¿Es así en todos los casos, necesariamente? Lo cierto es que no tiene por qué.
Para algunas personas, el divorcio es la etapa final de una relación tan dañina que es, de hecho, una buena noticia. Incluso es posible ver situaciones en las que ambas personas dan la bienvenida al divorcio desde una actitud de comprensión mutua y cooperación (algo que puede ocurrir si en la relación no se dieron casos de maltrato sino que el malestar era generado más bien por incompatibilidades).
Ahora bien, es muy importante tener en cuenta que no somos capaces de controlar de manera directa y total el modo en el que nos hace sentir un divorcio. Esto quiere decir que es igual de legítimo experimentar dolor emocional al divorciarse que sentir alegría, alivio o cualquier otra forma de estado de ánimo agradable.
Si existe algo que podamos llamar un “buen divorcio”, esto o consiste en no sentir ningún estado de ánimo asociado al malestar, ya que esto es algo que no depende enteramente de nosotros. Tiene que ver con la manera en la que gestionamos las emociones que surgen en nosotros una vez somos conscientes que vamos a vivir un divorcio en primera persona. La idea clave aquí es evitar las dinámicas de auto-sabotaje, aquellas que solo sirven para desgastarnos psicológicamente y para generar conflictos innecesarios.
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Claves para gestionar psicológicamente un proceso de divorcio
Para afrontar un divorcio de la mejor manera posible, ten en cuenta estos consejos.
1. Evita la lucha de egos
Si das por sentado que la otra persona siente un deseo fundamental de perjudicarte o de ver cómo te desmoronas anímicamente, estarás contribuyendo sin darse cuenta a que esa idea se transforme en realidad, incluso si en un inicio no era así, dado que dañarás la relación a través de tu actitud hostil. No caigas trampa de la “profecía autocumplida” y asume que, en el caso de existir ciertos choques de intereses o conflictos en el divorcio, estos no tiene por qué ser el resultado de un intento por hacerte infeliz.
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2. Asume que no debes demostrar nada
En un divorcio no debes representar ningún papel; simplemente debes velar por tu bienestar sin depender de expectativas ni roles de género. Actúa de acuerdo a tus valores, pero sin llegar a intentar “representar” algo.
3. No actúes como si todo dependiera de evitar ese malestar
Incluso cuando estamos pasando por un divorcio, somos mucho más que una persona que se está divorciando. Puede que durante esos días o semanas la disolución legal del matrimonio ocupe gran parte de nuestra atención, pero seguimos siendo seres humanos con plena capacidad para experimentar el resto de aspectos de la vida.
Por eso, no asumas que tu prioridad es evitar el malestar generado por el divorcio (si es así como lo sientes). Ese no es el único aspecto del día a día que te involucra, tu capacidad de ser feliz sigue estando ahí y no depende solo de cómo experimentes eso; el bienestar es un fenómeno global que se nutre de todas las facetas de tu vida. Así pues, en vez de intentar “bloquear” pensamientos dolorosos, sigue experimentando y aprovechando las oportunidades que la vida te da para iniciar proyectos, desarrollar habilidades estimulantes, motivarte por algo, etc.
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3. Mantén una vida social activa
El divorcio es, de hecho, una oportunidad para tener más tiempo que dedicar a otras relaciones más allá de ese matrimonio que termina. Tratar con tus amigos/as no solo es agradable, además te ayudará a contrastar puntos de vista y evitar fuertes sesgos de auto-confirmación a la hora de analizar lo que ocurre en tu vida.
4. Evitad mantener las conversaciones importantes a través de mensajes de texto
En situaciones en las que es tan fácil dar por sentado que la otra persona está siendo hostil, mejor no dar lugar a malentendidos. La ansiedad se nutre de la ambigüedad. Por eso, las conversaciones importantes deberían tener lugar cara a cara, o al menos por llamada telefónica.
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5. En caso de tener hijos pequeños en común, centrados en cooperar por su bienestar
Los más pequeños puede llegar a sufrir mucho un divorcio, si no se gestiona bien. Además, tener como objetivo compartido el bienestar de vuestro/a hijo/a puede actuar como contexto para limar asperezas.
6. Si la situación te desborda, asiste a psicoterapia
Si parece que nada de lo que haces te ayuda a pasar página y no notas avances en tu estado de ánimo con el paso de las semanas, es recomendable que acudas a psicoterapia.
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