Midazolam: usos y efectos secundarios de este ansiolítico
La ansiedad es uno de los problemas más habituales hoy en día. De hecho, una gran mayoría de la población occidental ha tenido o va a tener a lo largo de su vida algún episodio de ansiedad o alguna crisis de angustia. Y si bien para algunos puede ser algo que haya sucedido en algún momento puntual, para otros puede llegar a ser algo habitual y llegar a requerir algún tipo de tratamiento.
En este sentido, a nivel farmacológico disponemos de sustancias que permiten rebajar los niveles de ansiedad en situaciones concretas. Se trata del grupo de psicofármacos más utilizado y extendido entre la población: los ansiolíticos. Y dentro de estos, destacan las benzodiacepinas, con aplicaciones no solo para la ansiedad en sí si no también para otras condiciones.
Un ejemplo de este tipo de fármacos es el midazolam, del cual vamos a hablara lo largo de este artículo.
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Midazolam: ¿qué es?
El midazolam es un fármaco ansiolítico, es decir, un fármaco que a través de su actuación en los sistemas de neurotransmisión cerebral permite tratar condiciones como la ansiedad, la agitación y el nerviosismo extremo.
Dentro de los ansiolíticos forma parte de las benzodiacepinas, el grupo de ansiolíticos más popular y utilizado en la ansiedad y cuya aparición permitió desbancar a los barbitúricos (eficaces pero bastante más peligrosos y adictivos) además de tener múltiples aplicaciones en distintos tipos de trastornos.
Se trata de un fármaco hipnótico-sedante y también tiene efecto anticonvulsivo. Aunque no se considera anestésico, tiene un ligero efecto a este nivel que junto a la sedación hace que a menudo se aplique como preparación para la anestesia y junto con otros fármacos.
El midazolam es una benzodiacepina de vida corta, lo que implica que sus efectos tardan poco tiempo en desaparecer (de media 2,3 horas, si bien puede oscilar entre 2,2 y 6,8 dependiendo de la masa corporal), si bien por otro lado sus efectos son casi inmediatos (empieza a tener efectos sedantes a los dos minutos). Se metaboliza en el hígado y es excretada principalmente por vía renal.
Por otro lado, el midazolam es un producto altamente conocido y con múltiples aplicaciones, y se encuentra disponible en diversas presentaciones para su administración por vía oral (la más habitual en forma de comprimidos o tabletas), intravenosa o intramuscular (presentación como inyectable), intranasal o incluso rectal. Se puede emplear en niños mayores de 6 meses, si bien se requieren de dosis muy controladas prescritas por el médico. En caso de niños menores de dicha edad, existe riesgo de depresión respiratoria.
Desgraciadamente también es famoso por una polémica aplicación en Estados Unidos: se trata de uno de los fármacos con efecto sedante que se aplica a los reos condenados a la pena capital antes de someterles a la inyección letal, con el fin de dejarlos inconscientes (se emplean dosis altas) antes de que se apliquen otras sustancias que provocarán el fallecimiento.
Aún así, el fármaco tiene un efecto anestésico débil y no está aprobado como tal, y de hecho han existido litigios judiciales para que deje de aplicarse de esta forma, ya que se han dado casos de reos en los que no funcionó.
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Mecanismo de acción: ¿cómo funciona?
Al igual que otras muchas benzodiacepinas, el midazolam actúa sobre nuestro organismo a través de un mecanismo basado en la alteración del sistema gabaérgico. Concretamente, el midazolam es un agonista indirecto del ácido gamma-aminobutírico o GABA, el cual es uno de los principales neurotransmisores inhibitorios del cerebro.
Este mecanismo implica que el fármaco actúa activando los receptores gabaérgicos del sistema nervioso, algo que tiene como efecto la inhibición del sistema y la reducción del nivel de activación cerebral. Esta actuación es especialmente relevante en el sistema límbico, el cual se encuentra vinculado a las respuestas emocionales, incluyendo la ansiedad.
Indicaciones en tratamientos farmacológicos
Tal y como hemos visto, son diversas las diferentes indicaciones de esta sustancia. Dado que se trata de un ansiolítico de vida corta, resulta especialmente indicado en aquellas situaciones en las que aparece un acceso súbito de ansiedad y agitación, como por ejemplo una crisis de ansiedad. También puede ser empleado para la inducción del sueño en personas con insomnio de conciliación (es decir que tienen problemas para dormirse).
Otra de sus principales indicaciones y usos se encuentra a nivel médico, como fármaco sedante para relajar a los pacientes antes de algún tipo de intervención quirúrjica o en situación de estar en la unidad de cuidados intensivos.
También se aplica a nivel de anestesia, principalmente como fármaco previo o para la inducción a la administración de otros anestésicos. Además, se emplea como tratamiento inicial antiepiléptico en crisis, o en problemáticas vinculadas a la espasticidad muscular ya que puede ayudar a relajar la musculatura.
Efectos secundarios
Como ocurre con el resto de fármacos, el midazolam también puede llegar a producir efectos secundarios o adversos e indeseables. Entre ellos se encuentra la presencia sedación prolongada, cefaleas, náuseas y vómitos, eritemas, fatiga, movimientos involuntarios, temblores, euforia, agitación, confusión, descoordinación, alucinaciones, estreñimiento, sequedad bucal o reacciones alérgicas.
Al ser sedante puede llegar a provocar caídas y fracturas, especialmente en ancianos. También pueden aparecer hipotensión y vasodilatación, alteraciones respiratorias que pueden llegar a la depresión y la parada respiratorias, disminución del nivel de conciencia, temblores y comportamiento agresivo (un posible efecto paradójico).
En algunos casos se han observado también convulsiones (especialmente en niños o como efecto del síndrome de abstinencia). Resulta especialmente relevante la posible hipotensión y el enlentecimiento de la frecuencia cardíaca y respiratoria.
Por último y no menos relevante, esta y otras benzodiacepinas pueden llegar a generar dependencia y estar vinculadas a usos abusivos (en el caso del midazolam resulta más fácil al ser su acción rápida y corta) e incluso a sobredosis que pueden llevar al coma e incluso a la muerte, así como síndromes de abstinencia (algo que hace que su retirada debe ser gradual).
Contraindicaciones
A pesar de que los efectos de este fármaco pueden ser de gran utilidad, lo cierto es que el midazolam puede estar contraindicado para algunos grupos de población debido al riesgo que puede suponer sus efectos sobre el organismo.
Entre ellos destacan todas aquellas personas que sean alérgicas o hipersensibles a este fármaco o alguno de sus componentes. También lo tienen contraindicado personas que sufran insuficiencia o depresión respiratoria, así como quienes padezcan problemas cardíacos, apnea del sueño o tengan alguna enfermedad crónica grave.
No resulta recomendable o deben tener gran precaución aquellas personas que presenten insuficiencia renal o hepática. Tampoco deberían utilizarlo personas con miastenia o glaucoma, personas en coma o aquellas personas que se encuentren bajo los efectos del alcohol u otras sustancias depresoras.
También debe evitarse el uso concomitante con otros fármacos, debiendo consultarse con el médico su idoneidad ya que en algunos casos puede interactuar y ver potenciados o disminuidos sus efectos. Entre ellos podemos encontrar algunos antidepresivos, antihipertensivos, antihistamínicos, antiretrovirales (como en el caso de algunos de los inhibidores de la proteasa empleados en el VIH), ketoconazol, fluconazol, diltiazem o algunos antibióticos.
Embarazadas y lactantes no deberían emplearlo a menos que sea necesario, dado que puede provocar efectos en el feto e incluso generarles dependencia.
Aunque es aplicable en niños, su utilización debe llevarse a cabo con especial precaución con este sector de la población (debería evitarse en la medida de lo posible en menores de seis meses salvo que sea necesario, y siempre con control y monitorizados).
Referencias bibliográficas:
- Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (2018). Ficha Técnica Midazolam Accord 5 mg/ml. Solución inyectable y para perfusión EFG. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. [Online]. Disponible en: https://cima.aemps.es/cima/pdfs/es/ft/72016/FichaTecnica_72016.html.pdf.
- Vidal Vademecum Spain. (2016). Midazolam. Vademecum [Online]. Disponible en: https://www.vademecum.es/principios-activos-midazolam-n05cd08.
- Salazar, M.; Peralta, C.; Pastor, J. (2011). Manual de Psicofarmacología. Madrid, Editorial Médica Panamericana.