¿Egoísmo o autocuidado?
¿Alguna vez te has preguntado si eres, fuiste o estás siendo egoísta?, ¿tienes dificultades para decir que no?, ¿para ponerte por delante de los demás?... Si estás contestando a todo que sí, quizás este artículo te venga bien.
Desde el inconsciente colectivo nos han guiado y educado en el cuidado y la visión hacia los demás. Lógicamente, somos seres sociales y ninguno sobreviviríamos de forma adaptativa si no tuviéramos esto en cuenta.
Nuestras emociones, conductas y actitudes, la mayoría de las veces, se encuentran en una danza entre lo interior, lo personal, y lo exterior, lo social. Es por esto que hoy me gustaría revisar qué es realmente ser egoísta y ayudarte a que este concepto no limite tu vida sino que te ayude a llevarla más equilibradamente.
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La relación entre egoísmo y autocuidado
El egoísmo queda definido como el inmoderado y excesivo amor hacia sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidar a los demás. Entonces, ¿cómo puede ser que alguien que no se atiende a sí mismo y que solamente mira para los demás se sienta egoísta?
La respuesta es fácil, se ha desvalorado el concepto hacia una idea muy básica de él: si miro para mi hago mal, si miro para los demás hago bien. Se han eliminado las connotaciones “inmoderado”, “excesivo” o “sin cuidar a los demás” y solo queda la idea más básica del mensaje.
Aquí es donde radica el problema, la idea que subyace a este mensaje de mirar para mí está mal es que los demás son más importantes que yo. Si sé que es más importante que yo y no lo atiendo, me estoy poniendo por delante de manera desmesurada y entonces pienso que estoy siendo egoísta. Este es el círculo vicioso.
¿Cómo parar ese bucle?
Aquí dejo algunas ideas que pueden ser interesantes para empezar a entender cómo funciona esta creencia limitante y poder ponerle solución.
1. Si yo no estoy bien no puedo estar bien con los demás
La idea es que la relación que tengo con el exterior es un espejo de la relación que tengo conmigo mismo. Si no me hago caso, me reviso y me analizo no podré conectar con lo que realmente pueda estar sucediéndome y no podré cambiar aquello que en mis relaciones exteriores no esté funcionando.
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2. Si estoy siempre pendiente del otro no podré saber qué necesito
Las personas focalizadas en los otros no solo lo hacen por ser buenas personas, buenos vecinos, familiares o amigos. De forma intrapsíquica se entiende que aquella persona que pone toda su atención en lo de fuera lo hace porque no quiere/puede/desea mirar dentro. El daño que hay dentro es fuerte, así que si pongo toda mi atención en el exterior me va a permitir no mirar dentro de mí qué es aquello que me daña.
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3. Si no reviso qué tengo o qué no tengo, no sé cómo puedo ayudar
Ayudar no tiene que ver siempre con dar, a veces es también no hacer nada y otras veces ayudar tiene que ver con retirar.
Muchas veces las personas que están todo el rato con la atención en los demás, crean falsas creencias acerca de lo que los otros necesitan. Digo falsas porque lo hacen desde lo que ellos creen que el otro necesita pero no preguntan para saber qué es lo que realmente necesita o ayudaría a la otra persona. Para saber ayudar primero tengo que saber qué tengo o qué me falta y saber qué necesita el otro no lo que yo creo que necesita.
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4. El daño está en el otro, no en ti
En ocasiones no nos atrevemos a mirar para nosotros porque pensamos que eso podría dañar a la otra persona. Por ejemplo, si le digo que no quiero ir a su cumpleaños le haré daño. No digo que no sea así, habría que ver el caso pero la mayoría de las veces entendemos lo que al otro le hace daño por lo que nos haría daño a nosotros. Es decir, proyectamos nuestros temores, miedos, alegrías o enfados en el otro.
Pero la realidad es que sabemos a ciencia cierta, porque lo hemos experimentado en otras ocasiones, que lo que a una persona le hace daño puede no hacérselo a otra y viceversa. Esto es porque el daño, el dolor, no proviene tanto de quien lo infringe, sino de la historia de vida de la otra persona, de su mochila.
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Un falso dilema
Entonces... ¿El autocuidado es el complemento perfecto para no ser egoísta? Sí. Si dedicas tiempo a mimarte, a mirarte, a saber qué necesitas para descansar y cómo lo necesitas, podrás ofrecer lo mejor de ti a los demás.
Si me tengo en cuenta, no cogeré responsabilidades que no son mías, estaré más descansado/a, podré disfrutar de mi tiempo y del tiempo que necesite con los demás, estaré más cómodo conmigo mismo/a y sobre todo, podré adaptarme a las situaciones como lo requieran no como yo crea que se debe hacer.
Revisar los conceptos nucleares en los que hemos conformado nuestras vidas nos ayuda a ajustar esas creencias que nos limitan, y ayudará a ser más felices con nosotros mismos y con los demás. Así que recuerda, si quieres no ser egoísta, empieza por atenderte a ti mismo.