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¿Por qué hay cada vez menos hombres entre los profesores?


El pasado 27 de noviembre se celebraba el Día del Maestro en España. Aunque para muchos, debería llamarse ya “el Día de la Maestra”.

Resulta que desde hace unos años, la distribución de sexos en las aulas de las escuelas primaria y secundaria muestra una clara hegemonía femenina. Algunos estudios realizados en los últimos años aseguran que la presencia masculina en el profesorado ha caído un 45%, si bien los hombres nunca han sido mayoría en el mundo de la enseñanza primaria y, en secundaria, en casos contados.

En la actualidad, el claustro de profesores de género masculino representa tan sólo un 25% de presencia en las escuelas. ¿Cómo se puede explicar esta tendencia tan drástica?

Las profesoras, inmensa mayoría en guarderías

Si pensábamos que las diferencias en relación al sexo eran dispares, los resultados del último curso en Educación Primaria y Secundaria facilitados por el ministerio de educación son cuanto menos sorprendentes. Y es que, nada más y nada menos que, a día de hoy, en España la friolera del 98% de miembros del profesorado escolar que comprende las edades de 3 a 6 años, son mujeres.

Este fenómeno entra claramente en conflicto con la idea de que hombres y mujeres se comportan del mismo modo. Ahora bien, ¿a qué se debe esta clara tendencia? ¿Tiene que ver con algo cultural, y con el poso que las tradiciones han dejado en la manera de pensar de varias generaciones?

Educación superior, más profesores que profesoras

Otro dato a tener muy en cuenta y que explica parte de las matrices que marcan la sociedad para diferenciar entre sexos en la educación a nivel general es que, cuanto más especializado sea el estudio o grado de educación, más porcentaje de hombres hay ejerciendo la enseñanza. La tendencia se invierte, y el testigo lo recoge el género masculino: a mayor edad del alumno, más hombres en el profesorado.

Todo y seguir siendo una minoría, los docentes varones aumentan en la edad del instituto y educación secundaria obligatoria. En este sentido, el 40% del profesorado en esta parte del tramo de la educación es representado por el sexo masculino. Parece ser que cuanto mayor es la exigencia académica profesional, más varones ocupan el cargo. Ocurre lo mismo con los puestos de responsabilidad superiores, como los directores de los centros; también son mayoría los hombres. Así pues, esta diferencia entre hombres y mujeres también se refleja en los sueldos a los que se puede optar.

¿Cómo se explica este fenómeno?

Cualquiera tiene en la retina a esa profesora que le marcó la infancia o adolescencia, donde la misma era como nuestra segunda madre. Aquella persona adorable que enseñaba en la escuela lo que tus padres no podían entregarte en el entorno familiar. Sin más, la maestra era la prolongación directa entre la relación madre e hijo/a. Y lo cierto es que la enseñanza ha sido durante siglos algo que se le atribuye al género femenino, dado que se asocia al cuidado de niños y niñas y, por consiguiente, a una extensión de la crianza. Pero eso no significa que a la práctica sean solo ellas quienes realicen esta profesión.

Existen algunas explicaciones derivadas directamente del modelo familiar en la sociedad en la que vivimos. Se podría decir que la escuela es el reflejo o el espejo donde se proyectan los roles entre ambos sexos. Esto quiere decir que, a nivel general, se ha interiorizado la idea de que las mujeres representan las cualidades de la paciencia, la ternura y la empatía con los más pequeños, y que estas características son definitorias de lo femenino. En este sentido, a las maestras se les pide que sean más maternales que profesionales.

Por otro lado, es una tendencia comprobada que cuanto más completo es el estado del bienestar, más se acentúan las diferencias por géneros a la hora de elegir trabajo: en países como Irán, por ejemplo, es más probable que una mujer elija estudiar ingenierías (en el país mencionado, el 70% de los estudiantes de ciencias e ingenierías son mujeres), en comparación a países más ricos, como España. Parece ser que, en la mayoría de profesiones, con unas ciertas garantías de poder vivir con recursos materiales suficientes, hombres y mujeres optan por trayectorias profesionales más coherentes con los estereotipos de género.

Datos preocupantes según la Unión Europea

Lo que preocupa poco o nada la Ministerio de Educación español, representa un grave perjuicio según la Unión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. La disparidad entre sexos de los casos expuestos es una asignatura (nunca mejor dicho) pendiente en el Estado Español, ya que se sitúa justo en mitad de la tabla que encabezan los países que forman parte de la O.C.D.E.

Siendo la proporción de 1 hombre por cada 5 mujeres en la enseñanza primaria, la organización europea advierte de que puede ser un punto de inflexión para los niños la falta del referente masculino en este ámbito, ya que ello modela en su conciencia el estereotipo más etiquetado en las mujeres. Siendo claros, los alumnos acaban determinando la preferencia de las profesiones según el sexo.

La realidad resulta preocupante para un gran número de estudiosas en la igualdad de género. En algunos casos, las universidades se han esmerado en dar conferencias o traer a tertulianas expertas en concienciación de género, para despertar el interés de los alumnos, sin demasiado éxito por cierto. Quizás se deba incidir en el modelo educativo de raíz desde las instituciones públicas, proponiendo un nuevo modelo de selección para futuros profesionales docentes.

Una consecuencia directa de estas políticas públicas es la desigualdad salarial que esto provoca entre varones profesores y mujeres profesoras. La media de un maestro/a de educación primaria, es de 33.000 euros brutos anuales, mientras que uno dedicado a la educación secundaria o superior, ronda los 38.000 euros respectivamente.