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10 Ejemplos de
Leyendas largas

Las leyendas largas son narraciones extensas de transmisión oral o escrita que relatan historias imaginarias, pero que hacen referencia a hechos, lugares o personas reales y siempre incluyen elementos fantásticos.

Son relatos que pueden tener muchas versiones, porque cada persona que los cuenta les hace alguna modificación. Por eso, no existen leyendas que sean propiamente largas, sino que simplemente son versiones más extensas.

Las leyendas son muy importantes para la sociedad en la que se originaron, porque surgieron para explicar costumbres, sucesos o fenómenos y porque muchas personas creen que se trata de historias reales.

Características de las leyendas largas

  • Origen. Estas narraciones no tienen autor y se transmiten de generación en generación.
  • Temas. Tratan temas diversos, por ejemplo, el amor; la amistad; el origen de un lugar, de una costumbre o de un animal o la existencia de un ser fantástico. En estas narraciones siempre se nombra un elemento conocido por la sociedad en la que se transmite la leyenda.
  • Personajes. Son protagonizadas por animales, personas o seres fantásticos.
  • Espacio. Los lugares se mencionan y suelen existir en la realidad. Sin embargo, en algunas de estas historias se nombran los sitios de manera general, por ejemplo, se narra que algo ocurrió en el campo o en la ciudad.
  • Tiempo. Se suele especificar cuándo ocurrieron los hechos y se explica por qué algo existe en el presente.
  • Cosmovisión. Se transmite la identidad, la historia y la forma de entender el mundo que tiene la comunidad en la que se originó el relato.
  • Finalidad. Estas historias se cuentan con el objetivo de transmitir enseñanzas o valores morales o de explicar diversos fenómenos.

Ejemplos de leyendas largas

  1. La leyenda de la escalera de Santa Fe

En Santa Fe, Estados Unidos, hay una capilla que tiene una escalera muy particular, cuya construcción se cree que fue un suceso milagroso.

Un arquitecto se encargó de la edificación de la capilla, pero antes de que pudiera hacer una escalera para acceder al piso superior, falleció en extrañas condiciones. El arquitecto no dejó ningún plano, entonces nadie pudo terminar la obra y las monjas tenían que utilizar una escalera de mano para ir al coro superior.

Las hermanas le rezaron durante nueve días a San José, padre de Jesús y carpintero, para que apareciera alguien que pudiera construir una escalera. El último día de plegaria, en la capilla se presentó un hombre humilde con su burro y con sus herramientas.

Él les dijo a las monjas que se ocuparía de fabricar la escalera, pero que necesitaría que le dieran mucha agua y que nadie entrara en el templo por tres meses. Las hermanas aceptaron el pedido. Pasaron los sesenta días y, cuando ingresaron en la capilla, vieron una hermosa escalera terminada, pero el hombre ya se había ido.

Muchas personas creen que todo lo acontecido fue un milagro y que el carpintero misterioso era José, el padre de Jesús. Además, arquitectos e ingenieros han ido a ver esta escalera y no comprenden cómo se la fabricó o cómo puede soportar el peso de una persona.

  1. La leyenda de Tanabata

Esta leyenda se originó en China, pero también se transmite en Japón y Corea. Se dice que un día Orihime, hija del rey Tenkou, estaba tejiendo en la orilla del río Amanogawa y apareció un pastor, que se llamaba Hikoboshi. Los jóvenes se saludaron, conversaron un rato y se enamoraron rápidamente.

El rey se enteró de que su hija amaba al joven, le dijo a ella que tenía que casarse con Hikoboshi y se ocupó de organizar la boda. La princesa y el pastor contrajeron matrimonio, pero estaban tan enamorados y felices que dejaron de ocuparse de sus deberes; ella ya no tejía y él ya no cuidaba las ovejas.

El padre se disgustó con esta situación, como era un hombre muy poderoso, les prohibió a los enamorados que se vieran y los convirtió en estrellas, entre las que puso el río Amanogawa.

La princesa estaba desesperada y le suplicó a su padre que tuviera piedad. El monarca accedió a los ruegos de su hija y le dijo que solo se podía encontrar con su esposo si cumplía con sus tareas.

Ella trabajó muy duro y pudo ver a Hikoboshi, pero había un río entre los dos que no les permitía acercarse. Orihime se puso a llorar y de sus lágrimas surgieron unas urracas que construyeron un puente sobre el río. Finalmente, los jóvenes pudieron encontrarse cara a cara, pero no por mucho tiempo porque tenían que continuar realizando sus obligaciones.

Esta leyenda explica el origen de dos estrellas que se pueden ver en el polo norte en verano. Orihime se transformó en una estrella que se llama Vega y Hikoboshi en aquella que se llama Altair. Los dos astros están separados por la Vía Láctea, que según esta historia es el río Amanogawa.

El 7 de julio en Japón se celebra Tanabata, una fiesta en la que se recuerda esta leyenda, porque ese día en la Vía Láctea se dibuja una línea que une a Vega con Altair, como si esa raya fuera el puente que une a Orihime y a Hikoboshi.

  1. La leyenda de Basaseachi

Esta es una leyenda mexicana que explica el origen de la cascada Basaseachi. Según esta historia, había un rey, Candameña, que tenía una hija.

La princesa era muy bella y ya tenía edad de casarse, pero su padre no quería que contrajera matrimonio con cualquier hombre, sino con alguno que fuera digno de ella. Muchos jóvenes se presentaron en el palacio del rey como pretendientes de la mano de su hija, pero solo cuatro fueron elegidos como posibles esposos.

Candameña les dijo a los cuatro jóvenes que tendrían que pasar por una serie de pruebas para demostrar su fuerza, honor y valentía y que solo aquel que superara todos los retos se casaría con la princesa. Padre e hija se sentaron en la cima de la montaña para ver cómo estos hombres realizaban las tareas. Ellos pudieron hacer las tres primeras con mucho esfuerzo, pero en la cuarta todos fallecieron.

La princesa se dio cuenta de que ningún mortal podría superar esas pruebas y que todo había sido un engaño de su padre para evitar que ella se casara. Ella se puso muy triste y se tiró de la montaña, pero no se hizo daño, porque un brujo lanzó un hechizo para que la joven se transformara en una cascada.

  1. La leyenda del Caleuche

Esta leyenda se originó en Chiloé, una isla que se encuentra en el sur de Chile. En este lugar surgieron muchas historias sobre diversos seres fantásticos, por ejemplo, los brujos, quienes son los protagonistas de este relato.

Según cuenta la leyenda, el Caleuche es un barco que solo puede ser visto en las noches de neblina. Se dice que los brujos son los dueños de esta embarcación y que allí realizan fiestas y otras actividades.

Estos brujos pueden bajar a tierra y parecen personas comunes, pero se los diferencia porque si se les da un apretón de manos, estas siempre están muy frías. Se supone que van a tierra firme para buscar nuevos tripulantes que, ni bien suben a la nave, se convierten en esclavos.

En el presente hay muchas personas que creen en esta leyenda y, por eso, toman precauciones por temor a convertirse en esclavos de los brujos, como no cantar ni silbar cuando se navega o se pesca.

  1. La leyenda de los cuatro dragones

Según esta leyenda existían cuatro dragones, el rojo, el amarillo, el negro y el blanco, que vivían en el mar del este. Cierta vez los dragones se alejaron de su hogar volando y vieron que en la tierra había una aldea y cosechas, plantas y ríos secos.

Los dragones se acercaron un poco a la aldea y escucharon que las personas con su canto pedían que lloviera para tener ríos de donde beber agua y para que sus cosechas mejoraran.

Los dragones sabían que era cuestión de vida o muerte para esta gente y, por eso, fueron al palacio de Jade, el emperador del cielo. Cuando estos seres llegaron, el monarca se enojó porque lo despertaron y les dijo que volvieran al mar del este.

Pero ellos le explicaron que la gente necesitaba agua, entonces el emperador les prometió que al otro día llovería. Ellos le creyeron y volvieron a su hogar.

Sin embargo, pasaron los días, no había llovido y no se veía ni una sola nube en el cielo. El dragón negro les dijo a los demás que Jade no resolvería el problema y que ellos podían solucionarlo si llenaban sus bocas de agua y la escupían en el cielo.

Los cuatro dragones bajaron volando hasta el mar, llenaron sus bocas con agua, subieron al cielo y la soltaron. Repitieron esto muchas veces hasta que se dieron cuenta de que en la tierra llovía.

Ellos fueron a la aldea y vieron que las personas estaban bailando bajo la lluvia, porque estaban muy contentas. Sin embargo, el emperador estaba furioso, entonces les pidió a sus guardias que fueran a buscar a los dragones.

Los guardias capturaron a los cuatro héroes y encerraron a cada uno en una montaña. Pero los dragones querían ser útiles para la gente, entonces se transformaron en ríos y, así, nunca faltó el agua en la tierra.

  1. La leyenda de Olentzero

Esta es una leyenda vasca que cuenta la historia de un gigante muy bondadoso. Cierta vez los duendes estaban caminando por el bosque y escucharon un sonido extraño. Se encontraron con un hada y juntos fueron a averiguar qué producía ese ruido.

Cerca del río vieron que un arbusto se movía, se asomaron y se dieron cuenta de que había un bebé llorando. El hada le dijo al recién nacido que se llamaría Olentzero, le regaló el don de la solidaridad y lo llevó con una pareja que no tenía hijos.

El hombre y la mujer cuidaron del bebé que, a medida que fue creciendo, fue aprendiendo a cortar leña. Cuando Olentzero era adulto, sus padres fallecieron.

Un día estaba nevando muy fuerte, las personas de la aldea no podían salir de sus hogares, casi no tenían madera para sus chimeneas y tenían mucho frío. Olentzero, que ya era un gigante, fue a todas las casas del pueblo para compartir su leña.

Los pueblerinos aprendieron una importante lección: siempre tenían que guardar leña de más en sus casas. El gigante no tuvo que llevársela nunca más, pero era tan generoso que comenzó a construir juguetes de madera y se los regaló a los niños en Navidad.

  1. La leyenda de Bunbuku Chagama

Se dice que hace muchos años existió un monje que era muy pobre y al que le gustaba salir a caminar por el bosque. Un día este hombre estaba dando uno de sus paseos, escuchó un sonido de lamento, se acercó al lugar de donde provenía el ruido, vio que un perro mapache (un tanuki) estaba en una trampa, lo liberó y el animal huyó a toda velocidad.

Por la noche el hombre escuchó que alguien golpeaba la puerta de su habitación, la abrió y vio al mapache, que había ido hasta allí para decirle: “Eres una gran persona. Como agradecimiento por tu buen obrar, me transformaré en una tetera, tú la venderás y podrás usar el dinero que ganes para lo que quieras”. El monje aceptó la propuesta e hizo lo que el pequeño animal le había indicado, pero cuando el comprador puso la tetera en el fuego, el tanuki sintió el calor, volvió a su forma original y se escapó.

El mapache sentía que tenía que compensar a quien lo había rescatado, entonces ideó un nuevo plan. Volvió al monasterio y le dijo a su amigo que haría un espectáculo, que consistía en que el animal se transformaría en tetera y cruzaría la cuerda floja bailando. Además, le aclaró que el público tendría que pagar para ver el truco y que las ganancias serían para el monje. El hombre estuvo de acuerdo y, gracias al acto del tanuki, recaudó muchísimo dinero, que utilizó para mejorar el monasterio.

El tanuki estaba muy contento, porque tenía un nuevo amigo y una nueva casa (ahora vivía con el monje) y porque le gustaba ser una Bunbuku Chagama (una tetera que se mueve con felicidad).

  1. La leyenda del maíz

Según esta leyenda azteca, hace mucho tiempo no existía el maíz y los únicos alimentos que había eran las raíces y las frutas. Cierta vez, las personas se enteraron de que detrás de una montaña existía un cereal que era muy sabroso y le pidieron a Quetzalcóatl, un dios, que las ayudara a conseguir ese alimento.

El dios vio que una hormiga roja cargaba un grano de maíz, le preguntó de dónde lo había sacado y ella le respondió que lo llevaría hasta el lugar. Él se transformó en una hormiga negra y comenzó a seguir al insecto rojo.

Tardaron mucho tiempo en llegar y cuando estaban allí, Quetzalcóatl agarró un grano, fue a la aldea de los humanos y les explicó que tenían que plantar la semilla y que de ella crecería el maíz.

  1. La leyenda de la luna

Según esta leyenda africana, hace muchísimos años solo el sol alumbraba de día, pero no existía la luna, por lo tanto, la noche era muy oscura.

Cierta vez unos hombres atacaron la aldea donde vivía una joven, que se llamaba Bamako. Los aldeanos no pudieron defenderse de la emboscada, porque era de noche y, sin nada que alumbrara, no podían ver bien. Bamako se entristeció porque su familia y sus vecinos habían perdido su comida y algunos, sus casas.

Unos días después, Bamako estaba durmiendo y en su sueño apareció un dios, quien le dijo que si ella se casaba con el sol, el hijo del dios, la noche estaría iluminada. La joven aceptó, porque quería que sus familiares y amigos estuvieran seguros y que no tuvieran más oscuridad.

El dios le indicó que al atardecer del día siguiente ella tenía que tirarse desde una roca hacia el río y que no se haría daño, porque su futuro esposo la salvaría. Al atardecer la joven buscó una roca, saltó y antes de que cayera en el agua, apareció un hombre que la llevó hasta el cielo. Allí Bamako se transformó en la luna y, desde ese día, ilumina la tierra en la noche.

  1. La leyenda del puma y la luna

Esta es una leyenda de los mapuches, un pueblo originario del sur de Chile y de Argentina. Se dice que un puma, que vivía en el bosque y que era muy valiente, un día comenzó a sentirse muy solo.

Una noche el felino estaba descansando al costado de un río y vio la luna. La luz de la luna le llamó la atención y lo deslumbró y, por eso,  el puma no pudo dejar de mirarla. Empezó a seguirla y caminó muchos kilómetros para no perderle el rastro.

Vio que la luna se ocultaba detrás de una montaña y comenzó a trepar, pero cuando llegó a la cima, no la podía ver. Salió el sol y el puma se sintió solo otra vez.

Cuando oscureció, el puma se dirigió al mismo sitio en el que había visto la luna por primera vez, esta apareció, el animal se sintió acompañado y la siguió tal como lo había hecho la noche anterior.

Al tercer día hizo lo mismo, pero al cuarto día no pudo encontrarla en ningún lugar. Se entristeció porque extrañaba la luz blanca y brillante, se acostó al costado de un lago y se quedó dormido.

Cuando despertó, era de noche y vio el reflejo de la luna en el agua. Le parecía que era gigante y no podía creer que estuviera tan cerca. Tan bien le hacía su compañía que saltó al lago, pero nunca salió de este. Se cree que el puma ahora está en otro lugar y que siempre lo acompaña la luna.

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