Ensayo Argumentativo sobre la Tecnología en la Educación

Ensayo Argumentativo sobre la Tecnología en la Educación

El valor de una educación tecnológica y tecnologizada 

Los recientes eventos de escala mundial —la pandemia de Covid-19— han vuelto a poner sobre el tapete una discusión que lleva mucho tiempo siendo ignorada y que tiene que ver con el nexo indispensable entre la educación y los procesos formativos, y el arrollador influjo de la tecnología (específicamente las TIC) en las generaciones jóvenes.

La misma Unesco reconoce que estas tecnologías de información y telecomunicaciones pueden complementar, enriquecer y transformar la educación a escala planetaria. Ello requiere el diseño de políticas educativas contemporáneas que, en primer lugar, no ignoren el dilema que la integración entre estos dos elementos necesariamente plantea. Y, en segundo lugar, implica iniciativas que no asuman un irremediable antagonismo entre las dos.

Esto significa que los procesos educativos tradicionales, sean o no a distancia, requieren de un update, o sea, de una actualización para sacar provecho de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones, en lugar de mantenerse al margen de ellas. La idea necesariamente ha de ser la potenciación y facilitación del aprendizaje, de cara a un panorama informativo, cultural y laboral en el que las redes sociales, los servicios de mensajería y la llamada cultura 2.0 forman un eje importante.

Un nuevo paradigma educativo

El problema está en que, hasta ahora, el tipo de aprendizaje fomentado por las TIC en los jóvenes es no solo de tipo autodidacta, sino además no presencial. Los jóvenes que aprenden a manipular e incluso a programar herramientas digitales o que adquieren rápidamente las dinámicas de los algoritmos de las redes sociales lo hacen sin mediación u orientación de nadie, y desde la relativa soledad y autonomía de un aparato electrónico y una conexión remota.

Estas experiencias suelen ser inmersivas, egocéntricas y, si no poseen contrapesos adecuados, alienantes. Todo lo contrario a lo que aspira la experiencia escolar tradicional que, más allá de los contenidos impartidos, apunta también a la socialización y la experiencia de grupo, con todas sus virtudes y sus bemoles. Y, sin embargo, al mismo tiempo el aprendizaje autodidacta se produce a un ritmo mucho más vertiginoso y apasionado que el escolar, y más de la mano de los intereses individuales.

¿No es, pues, tiempo de forjar un nuevo modelo educativo que incorpore lo mejor de ambos mundos? Mucho se habla de la distancia conceptual que hay entre migrantes y nativos digitales, esto es, entre quienes nacieron antes de la popularización de internet y quienes vinieron a un mundo plenamente interconectado. Pero poco se emplea esta diferenciación para construir modelos de éxito escolar, que sepan fluir junto con la época y que valoren, además, los saberes digitales como lo que son en el fondo: herramientas indispensables en el mundo del mañana.

Una escolarización contemporánea debe, pues, reconocer y encauzar estos saberes hipertecnológicos para no solo saldar la brecha tecnológica que hay entre los hogares de la clase media, repletos de gadgets electrónicos y con acceso estable a la red, de los hogares cuyos recursos no les permiten el acceso pleno a estas dinámicas 2.0. Y al mismo tiempo, la escolarización debe saber emplear estos saberes como herramientas al servicio de la formación de una ciudadanía consciente, moderada e interesada en los saberes tradicionales para remar en contra de la corriente de la desinformación, tan creciente y peligrosa en nuestros tiempos.

El «update» escolar

En conclusión, la incorporación de las TIC a la educación tradicional no es garantía de éxito en el proceso formativo, ni mucho menos, así como la inmensa cantidad de información disponible en internet no asegura que quienes acceden a ella sepan interpretarla o sepan siquiera diferenciarla de la información “basura” que abunda en la red. Pero dicha incorporación es sin duda una condición indispensable para la supervivencia de la escuela en el mundo contemporáneo, y es además la principal oportunidad que tenemos para formar ciudadanos digitales dotados de criterio y de capacidad de discernimiento, más resistentes a los bulos y al influjo radicalizante de ciertas redes sociales.

Solo una combinación estratégica de presencialidad, virtualidad y telecomunicaciones organizadas podrá transformar la escolaridad y adaptarla a los requerimientos de las nuevas generaciones. El fomento de la vida offline debe ir de la mano de la promoción de un mundo online responsable. La diversión y el entretenimiento deben incentivar no solo al consumo, sino también al aprendizaje, al respeto por el otro y a la curiosidad. Esta es una tarea que no podemos dejar en manos de intereses privados, dependientes del bombardeo publicitario.

La escuela necesita un “update” y cuanto antes y mejor se lo planifique, mejores resultados podremos obtener dentro del mundo académico y, al mismo tiempo, en la jungla digital.

Referencias:

  • “Ensayo” en Wikipedia.
  • “Educación” en Wikipedia.
  • “Las TIC en la educación” en Unesco.
  • “¿Cómo usar la tecnología para fortalecer la educación a distancia?” en la Corporación Andina de Fomento (CAF).
  • “Tecnología y educación: qué hace falta cambiar para mejorar” por vana Templado en el diario La Nación (Argentina).

¿Qué es un ensayo?

El ensayo es un género literario cuyo texto se caracteriza por estar escrito en prosa y por abordar un tema específico libremente, echando mano a los argumentos y las apreciaciones del autor, tanto como a los recursos literarios y poéticos que permitan embellecer la obra y potenciar sus rasgos estéticos. Se considera un género nacido en el Renacimiento europeo, fruto, sobre todo, de la pluma del escritor francés Michel de Montaigne (1533-1592), y que con el paso de los siglos se ha convertido en el formato más utilizado para expresar las ideas de un modo estructurado, didáctico y formal.

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