Ejemplos de
Empatía
La empatía es la capacidad que tienen las personas de comprender y respetar los sentimientos y las emociones de otro individuo y sentirlas como propias. El proceso de empatía requiere la observación de algo que le ocurre a alguien y luego la identificación con esos sentimientos o situación observada. Por ejemplo: Entristecerse al ver a alguien llorar o socorrer a una persona que se lastimó.
Se cree que la empatía es una característica propia de la naturaleza humana y que todas las personas la tienen. Existen algunos individuos que sobresalen por su disposición natural a la empatía y es también una cualidad que puede desarrollarse y mejorarse a través de los años.
La empatía suele comenzar a manifestarse en la primera infancia y está relacionada con la influencia de los entornos sociales del niño. Algunas formas de desarrollar la empatía son adquirir una actitud de escucha atenta, ser tolerante y comprensivo frente a las diferencias y respetar las opiniones o creencias ajenas.
La empatía es una cualidad que está relacionada con la inteligencia emocional, es decir, el sistema que reúne las habilidades relacionadas con la comunicación entre el individuo y sus sentimientos. Dentro de la inteligencia emocional se incluye tanto a la empatía como a la motivación, el control de las emociones y el manejo de las relaciones.
- Ver además: Valores
La importancia de empatía
La empatía es una de las capacidades más sobresalientes del ser humano, por lo que es considerada una cualidad, don o virtud. Esta cualidad es la que permite que una persona pueda ponerse en el lugar de otra y empatizar con sus sentimientos, emociones o la situación determinada que esté atravesando.
La capacidad de identificarse con el prójimo permite generar relaciones interpersonales más profundas, sanas y armoniosas. La empatía tiene su base en virtudes como la tolerancia, el respeto, el cariño y la escucha y puede apreciarse en ámbitos como la familia, el trabajo, la escuela y cualquier entorno social.
¿Cómo desarrollar la empatía?
A pesar de que puede existir una predisposición natural a la empatía o ser un rasgo marcado dentro de algunos tipos de personalidades, esta cualidad puede trabajarse y desarrollarse. Para eso se pueden tener en cuenta algunas actitudes o hábitos como:
- Ofrecer al prójimo una escucha atenta.
- Respetar la diversidad de opiniones, creencias y decisiones.
- No juzgar de ante mano.
- Desarrollar la inteligencia emocional para poder reconocer las emociones. propias, lo que permite reconocer emociones ajenas.
- Mejorar la comunicación con los demás.
- Poner atención a la comunicación no verbal.
Es importante diferenciar a la empatía, que es un sentimiento que se basa en la comprensión y la tolerancia, de la hiperempatía, que es un trastorno mental que surge de la total identificación de un individuo con otro al punto de sentirse atravesado por las emociones o situaciones de vida ajenas y sufrir a causa de ello.
Ejemplos de empatía
- Comprender y respetar otros puntos de vista durante una discusión o charla.
- Ayudar a una persona con discapacidad visual a cruzar la calle.
- Entristecerse al ver a alguien llorar.
- Ayudar a alguien a que cumpla un determinado objetivo.
- Alegrarse por los logros o alegrías de un ser querido.
- Socorrer a un individuo que se ha lastimado en la vía pública.
- Respetar el horario acordado para una reunión.
- Ceder el sitio en una fila a una persona embarazada.
- Escuchar con atención las historias o las anécdotas de los demás.
- Respetar todas las ideas a la hora de llevar adelante un trabajo en equipo.
- Defender a una persona que está siendo víctima de una injusticia.
- Colaborar en una obra benéfica.
- Apoyar y ayudar a una persona a conseguir un nuevo empleo.
- Ayudar a una persona a la que se le ha averiado el auto en la carretera.
- Reconocer los esfuerzos ajenos.
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