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Diferencias entre unitarios y federales

En la historia sudamericana, se conoce como unitarios y federales, respectivamente, a quienes formaban parte de los dos principales partidos políticos del siglo XIX en las recién independizadas Provincias Unidas del Río de la Plata (territorio equivalente hoy en día al de Argentina y de Uruguay): el Partido Unitario y el Partido Federal. Ambas agrupaciones se enfrentaron en varias ocasiones durante las guerras civiles de la región, entre 1814 y 1880, dado que defendían modelos políticos distintos de conformación y conducción de la naciente república.

A grandes rasgos, el Partido Unitario buscaba conservar el sistema de administración centralizada que el país había heredado de la colonia, mientras que el Partido Federal buscaba reorganizar el país y fundar una república federativa, en la que cada una de las provincias tuviera voz y voto. Este sangriento conflicto involucró en distintas ocasiones a potencias extranjeras y vecinas, y culminó en 1880 cuando se logró un acuerdo para establecer una economía liberal y aperturista, junto a un modelo de organización federal, conforme a lo establecido en la Constitución Argentina de 1853.

La lucha entre unitarios y federales constituye un capítulo importante, aunque violento, de la historia de Argentina (y también, aunque menor medida, de Uruguay), y fue retratado en importantes obras de la literatura regional como El matadero (1871) de Esteban Echeverría (1805-1851) o Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas (1845) de Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888).

Diferencias entre unitarios y federales

Las diferencias fundamentales entre lo defendido por el Partido Unitario y lo defendido por el Partido Federal pueden resumirse de la siguiente manera:

Unitarios Federales
Defendían la necesidad de que la Provincia de Buenos Aires, por su importancia económica, histórica y estratégica, tuviera el dominio administrativo sobre el resto de las Provincias. A este modelo se lo llamó Centralista o Unitario. Defendían la necesidad de un gobierno federativo, en el que las provincias conservaran su autonomía administrativa y el gobierno nacional funcionara de acuerdo a las distintas posiciones internas.
Estaban en su mayoría ubicados en la provincia de Buenos Aires, capital del virreinato colonial, aunque tenían seguidores en las demás provincias. Estaban dispersos a lo largo de las distintas provincias que componían el territorio nacional y tenían agendas y consideraciones políticas propias.
Consideraban que la nación era preexistente a las provincias, o sea, que estas últimas eran apenas divisiones del territorio nacional y no estados propiamente dichos. Su modelo de país se inspiraba en la Francia napoleónica. Entendían el país como la unión voluntaria de un conjunto de provincias, que tenían mucho más que ganar estando juntas. Sus posiciones podían ser muy diversas entre sí, pero en general su modelo de país se inspiraba en los Estados Unidos.
Su militancia era mayormente capitalina y estaba conformada por miembros de las clases sociales medias y altas, así como de los intelectuales y los militares. Era un partido urbano, liberal y cosmopolita. Su militancia provenía mayormente del ámbito rural y campesino, así como el “gauchaje” popular. También los grandes caudillos regionales y algunos intelectuales. Era un partido tradicionalista, conservador y nacionalista.
Defendían en lo económico el libre comercio y proponían la creación de un banco central para emitir moneda propia. Además, el gobierno central debía manejar todo el presupuesto nacional y luego asignar los correspondiente a cada provincia. Su postura hacia la economía era variada, pero a grandes rasgos se dividía en dos: el litoral argentino defendía el libre comercio y la libre navegación de los ríos interiores, mientras que las provincias del interior defendían el proteccionismo económico. Ambos bandos se oponían al dominio porteño sobre sus economías locales.
Sus líderes máximos fueron Bernardino Rivadavia, Juan Lavalle, José María Paz, Gregorio Aráoz Lamadrid y Martín Rodríguez. Sus líderes máximos fueron José Artigas (fundador de la Liga Federal), Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza.
El partido se disolvió en 1862 y sus sucesores fueron el Partido Nacionalista y el Partido Autonomista. El partido se disolvió en 1876, años después del fracaso de la Confederación Argentina (1831-1861) que ponía en práctica su modelo federativo.
Perdieron militarmente la lucha contra los federales, pero sus intereses económicos, culturales y sociales se impusieron a la larga. Ganaron la guerra civil y conformaron un sistema federal, pero los intereses unitarios impusieron con el tiempo un país altamente centralizado en la ciudad de Buenos Aires.

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