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Causas y consecuencias de la migración

Se habla de migración para referirse al desplazamiento permanente de poblaciones humanas (o animales, cuando el término se usa en la biología) de una región geográfica a otra, ya sea dentro del territorio de un país, de un país a otro, o a lo largo de distancias mucho mayores. Las migraciones pueden darse en diferentes contextos y de acuerdo a lógicas distintas, pero han sido un fenómeno recurrente en la historia de la humanidad desde épocas inmemoriales.

Generalmente, se distinguen dos tipos de migraciones, dependiendo de hacia dónde se produzca el movimiento de gente:

  • Emigraciones. Cuando los migrantes abandonan su país y buscan otro nuevo. Desde el punto de vista del país de salida, los migrantes se van y la población disminuye.
  • Inmigraciones. Cuando se trata de migrantes extranjeros que llegan al propio país. Desde el punto de vista del país de acogida, los migrantes llegan y la población aumenta.

Naturalmente, emigración e inmigración se distinguen por el punto de vista adoptado, dado que todo emigrante es siempre un inmigrante en otro país. Las migraciones son un fenómeno sociológico y cultural de gran importancia, que continuamente modifica el panorama humano en las distintas naciones y permite un mayor grado de mezcla y de contacto cultural.

Causas de la migración

Los motivos que empujan a un grupo de personas a abandonar su lugar de origen y  propiciarse uno nuevo pueden resumirse en:

  • Guerras y conflictos armados. La guerra y la devastación causadas por el ser humano en su afán de conquista han sido, desde el inicio de los tiempos, una de las principales razones para migrar. Antiguamente, los vencedores en un conflicto capturaban a los ciudadanos de la nación derrotada y los secuestraban para usarlos como mano de obra esclava o para asimilarlos en su propia cultura. Hoy es más común que los sobrevivientes huyan de la guerra y de la inestabilidad que causan los conflictos armados hacia regiones más pacíficas y estables, en las que puedan prosperar y no corran peligro. A este tipo de migrantes a menudo se les conoce como “refugiados” o “desplazados”.
    Un claro ejemplo de esta situación lo representan los desplazados colombianos que durante 40 años de guerra civil abandonaron su país rumbo a países vecinos como Venezuela, Perú o Ecuador. O, un caso más reciente aún, los refugiados sirios que, tras la destrucción de su país, inundan ahora las poblaciones europeas tratando de huir de la miseria.
  • Cataclismos naturales. Los desastres causados por la naturaleza también pueden obligar a la gente a migrar, cuando son catastróficos y permanentes. Así, es normal que una población resista al paso de un huracán, pero que a la hora de vérselas con un volcán en erupción, con el aumento del nivel del mar o con la desertificación de lo que antes eran suelos fértiles, en cambio, escoja huir a regiones más habitables. Este tipo de migrantes ha aumentado considerablemente en el siglo XXI, y comienza a hablarse ya de “refugiados climáticos”, dado que escapan de los efectos locales del cambio climático y calentamiento global.
    Un ejemplo de esto último puede verse ya en la nación de Bangladesh, en Asia, donde cientos de miles de ciudadanos de la etnia rohingya han tenido que emigrar a la capital del país, porque la crecida de los ríos en su tierra los despojó permanentemente de suelo habitable.
  • Grandes crisis socioeconómicas. Cuando una población pierde la esperanza en el sistema económico de su país o las condiciones de vida se hacen insoportables, es normal que apunten a otros destinos más benévolos en busca de oportunidades. Esta es una de las principales razones de la migración en el mundo contemporáneo, y a menudo se llama “migrantes económicos” a quienes huyen de su país por estos motivos.Un ejemplo reciente de este fenómeno lo constituye el caso venezolano: la crisis socioeconómica de este país petrolero ha sido tan severa desde 2014 hasta 2020, que el 10 % de su población ha emigrado en apenas seis años hacia numerosos destinos internacionales.
  • Persecución política o religiosa. Muchos migrantes escapan de una situación en la que su vida corre peligro, debido a que forman parte de una minoría perseguida por razones étnicas, religiosas o políticas, y en caso de permanecer en su tierra podrían ser encarcelados, ejecutados o sometidos a tratos crueles. A este tipo de migrantes se les conoce como “refugiados” o “exiliados”.
    Un ejemplo de este tipo de migración lo constituyó la disidencia cubana que se vio obligada a abandonar esta isla caribeña tras la instauración de la dictadura de Fidel Castro. Los primeros en emprender el éxodo fueron los enemigos políticos del régimen, y posteriormente miembros de minorías amenazadas como ciudadanos homosexuales o artistas disidentes.
  • Oportunidades laborales, culturales o afectivas. Existen también personas que migran por motivos menos dramáticos, como oportunidades de trabajo en el extranjero, intereses en otros países y otras culturas, o porque han decidido irse con su pareja al país de origen de esta. Y en estos casos se suele hablar de “migrantes voluntarios” o “expatriados”.
    Son ejemplo de este último tipo de migración quienes hacen estudios de posgrado en el extranjero y comienzan allí una nueva vida, sin volver a su país.

Consecuencias de la migración

Al igual que sus causas, las consecuencias de la migración humana pueden ser de distinto tipo y se resumen en:

  • Cambios demográficos en ambos países o regiones. La proporción de gente cambia, luego de un fenómeno migratorio, tanto en el país de origen de los migrantes (que pierde población) como en el país de destino (que la gana). Esto puede traer, a su vez, otro tipo de consecuencias en ambos países, como la disminución o el crecimiento de la mano de obra disponible, por ejemplo.
    Un ejemplo de ello lo constituye el paulatino crecimiento de la población de origen latinoamericano en los Estados Unidos: 31,7 millones de personas, 11,7% de la población total estadounidense. Esta minoría es tan significativa, que su voto es ahora importante en las campañas estadounidenses, especialmente en los estados del sur, como la Florida.
  • Mestizaje y mayor variedad cultural. Las migraciones son una fuente inagotable de riqueza genética, étnica y cultural, ya que los migrantes llevan consigo su religión, su gastronomía, su modo de hacer las cosas, etc. Y aunque se ven obligados a adaptarse al contexto cultural del país que los recibe, a su vez le aportan nuevos puntos de vista y nuevas prácticas. Muchas de las culturas más ricas e interesantes del mundo son fruto de intensos fenómenos migratorios y de hibridación cultural.
    Un buen ejemplo de ello lo constituye la famosa comida peruana fusión, en la que elementos asiáticos (chinos mayormente) se han integrado al complejo paladar andino, logrando una de las cocinas más interesantes del mundo.
  • Cambios económicos en la región. La llegada de migrantes a un país impacta rápidamente en la economía, ya que introduce más mano de obra disponible (aunque a menudo desesperada), incrementa la demanda de bienes de consumo, aumenta la demanda de servicios básicos (salud, educación, etc.) y todo ello brinda al mismo tiempo nuevas oportunidades y nuevos problemas para los locales. A su vez, el país que pierde a la población migrante ve disminuida su mano de obra y sus oportunidades, y eso a menudo significa perder profesionales en cuya formación se invirtió tiempo, dinero y esfuerzo.
    Sirve de ejemplo la llegada masiva de migrantes africanos a Europa, que cruzan el mediterráneo en condiciones precarias. Por lo tanto, a su llegada requieren de mucha ayuda económica, sanitaria y social. Pero, al mismo tiempo, estos ciudadanos desempeñan las labores agrícolas itinerantes fundamentales para el mantenimiento del agro europeo, de modo que sin ellos la economía iría mucho peor a corto plazo.
  • Repercusiones políticas. Las migraciones y sus efectos en el país de destino suelen repercutir intensamente en la política, ya que la llegada masiva de migrantes altera el equilibrio laboral, social y económico del país de destino, y eso suele despertar reacciones xenofóbicas y extremistas en los sectores más conservadores o en aquellos que vean su estabilidad amenazada. Pueden verse, entonces, nuevas medidas de endurecimiento de leyes migratorias, conflictos sociales entre migrantes y locales, etc.
    El mejor ejemplo de este fenómeno lo representó el gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos (2017-2021), cuyas políticas endurecieron los controles migratorios y llegaron incluso a proponer la edificación de un muro para impedir el ingreso de migrantes ilegales desde México.

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