Valor de reposición
El valor de reposición es una medición o estimación del valor de un determinado bien teniendo en cuenta el coste que supondría tener que reemplazarlo ante contingencias como daños irreparables o desapariciones.
Por medio del valor de reposición una compañía encargada de asegurar un objeto se compromete a reponer el mismo en el mismo estado que estaba antes de su desaparición o destrucción.
En ese sentido, suele asumirse el valor en el mercado del bien. Por ello este concepto es habitual en sectores como el de seguros, estando presente en la mayoría de los contratos o pólizas tipo.
La intención principal es asegurar la sustitución de un determinado bien a asegurar en casos de pérdidas o daños de cierto grado de gravedad.
Valor de reposición frente a valor real
La práctica más habitual en este tipo de cláusulas de cobertura es el uso del valor real del objeto o bien.
En otras palabras, se compensa económicamente atendiendo al valor del bien una vez se restan las depreciaciones al valor de adquisición.
Este hecho supone que la parte aseguradora a menudo adquiere un grado de riesgo mayor con este tipo de acuerdos. Esto sucede porque, a menudo, el importe a satisfacer al tener en cuenta el valor de reposición es mayor.
Aplicación del valor de reposición en el día a día
Es por los motivos anteriormente explicados que este tipo de coberturas se asumen para determinados bienes de gran valor, como joyas, vehículos de alta gama u obras de arte.
Alternativamente el valor de reposición también cuenta con un uso extendido en el mercado inmobiliario.
Esto sucede porque a menudo el factor de la inflación beneficia al poseedor o propietario del bien, haciendo que el valor que tiene en el mercado pueda ser superior al precio por el que adquirió en origen.
Los anteriores mercados citados cuentan comúnmente con este tipo de situaciones ventajosas.
Por otro lado, el valor de reposición suele ser medido y aplicado mediante labores de peritación, que habitualmente son realizados de forma imparcial por profesionales cualificados.
Por ejemplo en el caso de vehículos es la propia Administración la que aporta tablas de valores asignados a los distintos modelos de coche atendiendo a múltiples factores.