Tipo impositivo
El tipo impositivo es la cuota, el coeficiente o el porcentaje que aplicamos sobre una base para calcular el pago de un determinado impuesto.
El tipo impositivo, atendiendo a la legislación, también se conoce como «tipo de gravamen«. Por tanto, hablamos de dos conceptos que significan lo mismo.
El tipo impositivo de un determinado impuesto, en otras palabras, es el porcentaje o la cuota que establece la ley acerca del impuesto y que debemos abonar a la Administración. Este siempre se aplica o se calcula sobre una base determinada. Al calcularlo, el tipo de gravamen nos dice el dinero que debemos entregar a la Administración Pública en concepto de ese impuesto.
En la práctica, llamamos tipo impositivo al porcentaje correspondiente que establece el Estado para calcular un determinado impuesto. En el caso del impuesto sobre beneficios de una empresa, llamamos tipo impositivo al porcentaje que dice el Estado que debemos darle de nuestros beneficios en concepto de impuestos.
Imaginemos que el Estado establece un tipo impositivo del 23%. Grosso modo, este tipo de gravamen nos dice que, de nuestros beneficios, el 23% le corresponde al Estado.
En función del impuesto del que se trate, el tipo de gravamen será uno y la base será otra. Ahora bien, siempre se calcula sobre una base.
El ejemplo del IVA
Veamos otro ejemplo, esta vez con el caso del IVA, para entender mejor este concepto.
En el caso del IVA, el tipo impositivo que tiene el IVA en España es, en el caso del IVA general, el 21%.
Dado que es un impuesto que grava el consumo, la base sobre la que se calcula dicho tipo de gravamen es el precio de venta cuando vamos a consumir algo.
Cuando compremos algo, si el precio de venta son 18 euros y el tipo impositivo es el 21%, calculamos el 21% sobre los 18 euros que cuesta el bien que queremos adquirir. En este caso, el 21% de 18 euros son 3,78 euros. Por lo que debemos abonar 3,78 euros más en concepto de impuestos, en este caso en concepto de IVA.
Tipos de tipos impositivos
Cuando hablamos de tipos impositivos, ya deberíamos saber que el tipo impositivo es la cifra o el porcentaje que aplicamos a una base para calcular el pago de un impuesto.
Ahora bien, ¿es una cifra o un porcentaje?
A esta pregunta debemos responder con un «depende».
En función del impuesto, podemos tener un tipo impositivo específico o uno porcentual.
El tipo impositivo específico
El tipo de impositivo específico son cantidades fijas que se aplican sobre las unidades de una base imponible no monetaria.
Para entenderlo, podemos fijarnos en el impuesto sobre combustibles en España. Este impuesto se calcula con un tipo impositivo que establece que deben pagarse 24 euros de impuesto por cada 1.000 litros de gasolina que consumamos.
En este caso, decimos que el tipo impositivo es específico por el hecho de que queda establecido de partida, como una cuota fija que debe abonarse en función de los litros de combustible que consumamos. A diferencia del porcentual, no es un porcentaje, sino una escala que establece una cuota fija que debemos abonar en función de la base seleccionada.
El tipo impositivo porcentual
Asimismo, tenemos el tipo de gravamen porcentual. Este, como indica su nombre, establece un porcentaje que debe aplicarse sobre una base, habitualmente monetaria. Este es el más común y el que hemos visto en el ejemplo del IVA.
Ahora bien, que sea un porcentaje no quiere decir que sea el mismo para todos.
Dentro de este tipo de gravamen o este tipo impositivo, podemos distinguir aquellos que son proporcionales, de otros como los progresivos y los regresivos.
Cuando es porcentual y proporcional, el porcentaje es el mismo para todos, indistintamente de si la base es una u otra. Se aplica un porcentaje general, que es el mismo para todos. El caso del IVA es el mejor ejemplo para entenderlo.
Cuando es porcentual y progresivo, quiere decir que hablamos de un porcentaje que va aumentando en función de si aumenta la base sobre la que se calcula. Cuanto mayor sea la base, mayor será el porcentaje. Se denomina progresivo por eso mismo, ya que aumenta progresivamente, conforme aumenta la base sobre la que se calcula.
Por último, tenemos el porcentual regresivo. Este funciona como el progresivo, pero de manera inversa. Es decir, el porcentaje se va reduciendo en función de lo que aumenta la base. No obstante, conviene señalar que pocos impuestos en el mundo se crean con el fin de que sean regresivos. Es más, cuando son regresivos el Estado suele cambiar el cálculo para evitar que sea así.
El tipo impositivo y la cuota tributaria
Una vez aplicado el tipo impositivo a la base sobre la que se calcula el impuesto, el resultado que obtenemos, grosso modo, es lo que tenemos que pagar a la Administración Pública en concepto de ese impuesto.
Esta es la cuota tributaria.
La cuota tributaria es el nombre que recibe en España, y otros lugares de habla hispana, la cuantía de dinero que debemos abonar al Estado en concepto de un determinado impuesto.
En el ejemplo del IVA, el precio de venta son 18 euros y el tipo impositivo que debemos aplicar es el 21%. Una vez lo aplicamos, obtenemos que lo que tenemos que pagar en concepto de IVA por haber realizado esta compra es igual a 3,78 euros.
La cuota tributaria, por tanto, son 3,78 euros, que es la cantidad de impuestos que debemos abonar al calcular el tipo impositivo.