Principio de prudencia

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El principio de prudencia en contabilidad hace referencia a la cautela a la hora de recoger registros contables en situaciones de incertidumbre.

Más allá de la definición del principio de prudencia, debemos tener en cuenta que este principio se fundamenta bajo la idea de que determinados activos o transacciones son complejas de valorar. No complejas en el sentido de cuál sea su valor, sino complejas en el sentido de que estén bajo situaciones de riesgo o incertidumbre que puedan hacer cambiar su valor.

Por ejemplo, una empresa concede un préstamo a otra y el deudor presenta dudas sobre su solvencia, lo correcto es tener en cuenta este hecho.

El principio de prudencia y la imagen fiel de la empresa

El principio de prudencia no está en contradicción con el de imagen fiel. Podríamos pensar que el deber de presentar una imagen representativa de la empresa, nos impide tener en cuenta posibles cambios en el valor de los activos. Esto no es así, ya que el deber de representar una imagen fiel de la empresa lleva consigo la idea de presentar también los posibles riesgos.En caso de ocultar esos riesgos, no estaríamos presentando una imagen fiel de la empresa.

Siguiendo con el ejemplo anterior, si concedemos un préstamo y lo contabilizamos tal cual, esperando que vayamos a cobrar la totalidad del mismo (en el caso de que sepamos que no es así), estaríamos dando una información sesgada. ¿Por qué es una información sesgada? Porque en realidad sabemos que es muy difícil cobrarlo.

¿Quiere decir esto que el valor de ese préstamo concedido debe ser cero? No, no debe valer cero pero, mediante las cuentas contables reservadas al efecto, debemos reflejar este hecho.

Adicionalmente, cabe destacar, que si existe un cambio entre la fecha de cierre del ejercicio y la presentación de las cuentas anuales, la empresa debe recoger este hecho en la memoria. Dando, de este modo a conocer dicho cambio en las cuentas anuales. También es importante el hecho de que las pérdidas esperadas se contabilizan, pero no así los beneficios esperados. Esto cumple el principio de prudencia en el sentido de que siempre es mejor presentar una imagen más conservadora de la empresa que lo contrario. Dicho de otro modo, hay que ponerse en el escenario conservador, no en el escenario optimista.

Ejemplo del principio de prudencia

Para entender mejor el concepto de principio de prudencia, vamos a poner un ejemplo un poco más desarrollado que sirva para entender mejor el principio de prudencia.

Supongamos que una empresa vende a un cliente 100 computadoras. Cada una de las cuales tiene un precio de venta de 1.000 dólares. Efectivamente, la facturación habrá sido de 100.000 dólares. El cliente no paga en el momento y la factura queda pendiente de pago. Al mes, el cliente nos avisa de que no va a poder pagar (por el momento) parte del pago.

La empresa debe hacer un ajuste contable, ya que quizá no cobre la totalidad de los 100.000 euros que el cliente debe pagar. Y, por tanto, debe recoger un deterioro de la cuenta clientes. De este modo, se aminora la cuenta de clientes, se recoge dicho riesgo y se cumple con el principio de prudencia.