Objetivos específicos
Los objetivos específicos o auxiliares son aquellas metas concretas y medibles que la empresa espera alcanzar en un plazo determinado de tiempo y siempre bajo las directrices de los objetivos generales.
Por tanto, podemos decir que estos serían aquellos necesarios para la consecución del objetivo principal. Este último sería el final del camino y los auxiliares la forma de caminar.
Los generales los establece el director general y los específicos todos y cada uno de los departamentos. De hecho, tienen una serie de características que deben cumplir, como veremos más adelante.
Importancia de los objetivos específicos
Al igual que los generales, estos otros objetivos son esenciales en la planificación estratégica. La empresa necesita saber qué camino debe recorrer, pero también, encontrar la forma de hacerlo. Por eso, son esenciales para la dirección general y el resto de direcciones, ya que sin ellos no se podrían conseguir los objetivos principales.
Por otro lado, permiten una evaluación y control de las desviaciones y tomar las consiguientes medidas. Además, al conocer las metas se pueden gestionar de forma eficiente los recursos humanos, técnicos y monetarios necesarios para conseguirlas.
También permite realizar una planificación adecuada de cada departamento coordinándolo con el resto. Por último, facilitan la comunicación y el trabajo en equipo.
Características de los objetivos específicos
Este tipo de objetivos tienen una serie de características o requisitos que deben cumplir. Estas son muy importantes para poder desarrollarlos con claridad y aplicarlos en la empresa.
- Deben formar parte de las estrategias de la empresa y estar bajo el paraguas de los objetivos principales o generales.
- En segundo lugar, deben poder medirse. Esto quiere decir que deben permitir su expresión en unidades monetarias, de producción, etc.
- Relacionada con la anterior, deben expresarse en períodos de tiempo. De esta forma, tienen que darse unos plazos de cumplimiento. En el ejemplo final veremos algunos casos.
- Deben ser realistas pero, a su vez, suponer un reto. Esta característica es una de las más importantes. Tenemos que estar con los pies en la tierra, pero permitirnos volar un poco.
- Deben ser redactados de forma clara y concreta. Un objetivo ambigüo o demasiado genérico no puede ser específico.
- Deben permitir etapas ordenadas a corto y medio plazo. De esta forma, pueden relacionarse en un cronograma.
Ejemplos de objetivos específicos
Vamos a ver algunos ejemplos de qué son y que no son los objetivos específicos:
- Si la empresa decide que debe crecer el año que viene, no es un objetivo específico, porque no es medible. Podría ser uno general.
- La empresa decide que debe crecer un 5%. Tampoco lo es, ya que no hay período de tiempo. De hecho, esto no sería un objetivo.
- La empresa decide que debe producir con menores costes. Esto también podría ser una directriz general, que debe desarrollarse indicando cuánto tendría que ser este ahorro.
- La empresa decide que va a aumentar la plantilla un 10% antes de dos años para hacer frente al aumento de demanda. Además, realiza un plan detallado de contratación. Esto sí sería un objetivo específico, ya que cumple los requisitos de ser medible, tener un período de tiempo para su cumplimiento y poder desarrollarse por etapas.