Minicrédito

Habitualmente los minicréditos suelen conformarse con préstamos inferiores a los 900 euros. En algunos países se especifica más esa cifra, en España por ejemplo se considera minicrédito a los préstamos entre los 100 y 600 euros. Este dinero debe ser devuelto a la entidad prestamista normalmente en un único plazo, que raramente va más allá de los dos meses de duración. Por otra parte, poder acceder a este tipo de recursos económicos no suele ser difícil en términos de tiempo y trámites.

Los minicréditos por tanto son de una cuantía bastante reducida, más incluso que los microcréditos, que pueden llegar hasta las 3.000 euros. 

Las entidades financieras que se encargan de este tipo de negocios de préstamos y operan bajo las ideas de las microfinanzas facilitan el dinero de tal manera que se trata de prevenir que los individuos que los reciben no caigan en deudas recurrentes y duraderas en el tiempo. Es decir, se trata de avanzar cantidades de dinero suficientemente pequeñas para que estas sean cómodamente reembolsadas en periodos de tiempo cortos.

De este modo se cumple el papel primordial por el cual se creó este tipo de operaciones: facilitar a los individuos préstamos urgentes especialmente para poder afrontar gastos inesperados. Sin embargo, el abuso de este tipo de mecanismos de financiación no suele ser recomendable en el largo plazo, ya que cuentan habitualmente con tipos de interés proporcionalmente más altos que otras modalidades de préstamo de mayor duración y cuantía. Es decir, pueden aliviar situaciones de urgencia económica imprevista pero lo hacen con altos costes.

En ese sentido, empieza a ser habitual por parte de estas empresas que se limite el número de minipréstamos o minicréditos por persona para evitar solicitudes reiteradas por año, ya que se ha observado que existe cierta tendencia a ello debido a la facilidad para adquirir este tipo de financiación express.