Matriz de Mckinsey
La matriz de Mckinsey es una herramienta analítica utilizada para evaluar el atractivo relativo de diversos mercados y así poder configurar una cartera de negocios óptima.
La matriz de Mckinsey es utilizada como una guía estratégica para evaluar el posicionamiento de un producto o servicio en un determinado mercado y determinar si, dadas las condiciones competitivas y otras variables relevantes, es conveniente mantenerse en el mercado, invertir para crecer o bien abandonar.
Origen de la matriz de Mckinsey
La matriz de Mckinsey fue creada en los años 70’s como una versión mejorada de la llamada Matriz de Boston Consulting Group (BCG). Su creadora, la consultora internacional Mckinsey, la desarrolló inicialmente para dar respuesta a la problemática que enfrentaba su cliente General Electric (GE). Esta empresa contaba con una extensa cartera de productos, muchos de los cuales no estaban entregando los rendimientos esperados.
GE conocía la matriz de BCG, pero requería de una herramienta analítica más completa, y a la vez práctica y sencilla.
Criterios y variables de la matriz Mckinsey
La consultora Mckinsey desarrolló una matriz de decisión que posicionaría a los productos de acuerdo a dos ejes centrales:
- Atractivo de mercado a largo plazo.
- Competitividad o fortaleza del producto o servicio en el mercado en cuestión.
Estos dos criterios generales están además constituidos por el análisis de múltiples variables convirtiendo a la matriz en multi-criterio.
El atractivo de mercado se analiza entonces considerando las siguientes variables:
- Accesibilidad.
- Tasa de crecimiento.
- Ciclo de vida.
- Margen bruto.
- Competidores.
- Posibilidades de diferenciarse (distintas al precio).
- Concentración del mercado.
La competitividad en tanto, se analiza con las siguientes variables:
- Cuota de mercado relativa.
- Precio.
- Diferenciadores.
- Grado de expertise de la empresa.
- Distribución.
- Imagen de marca.
Estructura y toma de decisiones de la matriz Mckinsey
La matriz Mckinsey tiene dos ejes principales. En el eje horizontal se ubica el criterio de competitividad, mientras que en el vertical el atractivo de mercado. Estos dos criterios se evalúan en una escala de tres notas: débil, media y alta. De esta forma, la matriz se subdivide en 9 celdas que determinan la decisión a tomar en el mercado.
En el siguiente gráfico, vemos un ejemplo de matriz de Mckinsey. En el origen se encuentra la celda que combina débil atractivo con débil competitividad por lo que se recomienda desinvertir (abandonar).
En la última celda siguiendo por el eje de competitividad nos encontramos con una situación débil atractivo de mercado, pero alta competitividad. En este caso se recomienda mantener el posicionamiento, pero no embarcarse en grandes inversiones. Se trata de cosechar lo invertido y mantener un perfil bajo.
En la esquina superior izquierda de la matriz nos encontramos con una combinación de alto atractivo de mercado, pero baja competitividad. Lo ideal en esta situación es llevar a cabo un desarrollo selectivo. Esto es, invertir con cautela, buscar oportunidades que sean rentables.
En la esquina superior derecha de la matriz estamos en una situación de alto atractivo de mercado y alta competitividad. Es claro entonces que lo recomendable es ejecutar una estrategia ofensiva que permita invertir para crecer.
El resto de las celdas (5), corresponden a casos intermedios que requieren de una análisis adicional, ya sea revisando las calificaciones o complementando con información adicional. Entre las estrategias a considerar se encuentran: replantear, reorganizar, desarrollar, salir ordenadamente, etc.