Liderazgo orientado a las personas
El liderazgo orientado a las personas está enfocado desde el punto de vista humano, altruista y con objetivos más allá de lo económico.
Este estilo de liderazgo se caracteriza por tener aspectos relacionados con el liderazgo natural, carismático, democrático y participativo. Es un tipo de liderazgo que tiene matices altruistas y persigue propósitos que van más allá de los objetivos o metas grupales.
Liderar con orientación en las personas significa poner en valor las capacidades de cada uno, pero además, promover ambientes de armonía, convivencia y desarrollo, antes de desplegar las herramientas de planificación y/o control en el grupo.
Un líder orientado en las personas es capaz de dejar de lado intereses propios, por alcanzar otros de tipo colectivo. Por ejemplo, la lucha contra la pobreza, la inclusión de personas con discapacidad o la equidad de género. Es decir, son perfectos promotores de los derechos de las personas, por lo que organizan y conducen equipos que persigan sus mismas convicciones.
Cabe destacar, que cada vez son más las empresas e instituciones que buscan este tipo de liderazgo, ya que son muy valiosos en ambientes de negocios. Generan excelentes resultados de clima laboral y repercusión en las ventas, por sobre otros métodos de presión que castigan cuando no se superan las metas.
La diferencia de este tipo de liderazgo, es que privilegia el proceso sobre el resultado, generando constantes instancias de análisis, reflexión y mejoramiento de las acciones.
¿El liderazgo orientado en las personas es menos efectivo que el que se orienta en la tarea?
Ambos son efectivos y contribuyen a la productividad, pero el primero requiere de más tiempo para desarrollarse. No obstante, la solución o resultados que se obtienen, son de mayor envergadura.
El liderazgo orientado en la tarea organiza, piensa y ejecuta en base a un conjunto de objetivos, en cambio el liderazgo orientado en las personas pone como base las condiciones que deben tener las personas para dar lo mejor de sí mismos.
¿Cómo las empresas pueden orientar su liderazgo en las personas?
Evaluando la condición que actualmente estas tienen para trabajar y creando conciencia de que esas condiciones por sí solas no generan motivación, por lo tanto, no movilizan.
Se debe crear un conjunto de medidas que promuevan el bienestar de las personas. Por ejemplo, dar mayor flexibilidad horaria, facilitar la comunicación entre jefes y subalternos, generar espacios de conversación entre compañeros de trabajo y jefaturas bajo un ambiente distendido. También apoyan a las personas que tienen mayor carga laboral y tratan, entre todos, de sacar el trabajo adelante. Son acciones que no necesariamente comprometen recursos, sino sólo un cambio en la forma de actuar en equipo.
El impacto emocional que recibe la persona que convive con un ambiente así es de alta relevancia. Y, sin duda, genera que se apropie de su lugar de trabajo, ya que se siente a gusto en él.
Para promover este estilo de liderazgo en las empresas se debe considerar el tiempo que toman las transformaciones en un equipo y no apresurar dichos procesos. En ese caso podría terminar en un rotundo fracaso, producto de la desilusión del equipo en creer en algo que nunca logró materializarse.