Éxodo rural

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El éxodo rural es un desplazamiento de población desde zonas rurales hacia las ciudades. Procesos de este tipo han ocurrido durante toda la historia pero con la Revolución Industrial fue cobrando mayor importancia. Un fenómeno que se generalizó e intensificó de un modo considerable a mediados del siglo XX.

Este fenómeno ha supuesto un trasvase de grandes contingente de población desde el campo a las ciudades. Como consecuencia, en muchos países se ha producido un despoblamiento del mundo rural, con múltiples consecuencias, también económicas.

Las expectativas de un trabajo mejor, el acceso a servicios y la voluntad, en definitiva, de lograr un mayor bienestar, han sido los elementos que se han encontrado, y todavía se encuentran, en la base del éxodo rural.

Consecuencias del éxodo rural

Las consecuencias de este fenómeno fueron múltiples. Por una parte, el campo vivió un proceso de despoblamiento. Dado que los principales protagonistas de este movimiento de población eran jóvenes, se produjo un paulatino envejecimiento demográfico. Consecuentemente, la pérdida de población de unas determinadas características acabaría generando importantes desequilibrios. Todavía hoy podemos ver las consecuencias de este fenómeno. Es más, en las últimas décadas no solamente no se ha revertido, sino que ha aumentado.

Las consecuencias del éxodo rural también se dejaron sentir en las ciudades. La posibilidad de obtener un empleo o de acceder a servicios inexistentes  en el campo, multiplicó la población urbana. La llegada de esta población generó un aumento de mano de obra en las ciudades. Esta nueva clase trabajadora de origen rural hubo de sobrevivir en situaciones muy precarias. Los suburbios en los que sobrevivían estas personas, alrededor de las fábricas, crecieron de una forma considerable. Ello generó un crecimiento del espacio urbano de un modo caótico y desordenado, con espacios en los que las condiciones higiénicas y sanitarias brillaban por su ausencia.

Historia del éxodo rural

Desde un punto de vista histórico, podemos decir que el éxodo rural comenzó a cobrar importancia con la Revolución Industrial. Así, desde 1750 hasta mediados del XIX, este fenómeno ocurrió entre los países en los que se expandió la industrialización.

Una de las consecuencias de la industrialización fue que el campo vivió un proceso de tecnificación. Con la introducción de maquinaria en las labores agrícolas, se generó un excedente de mano de obra. Esta población, especialmente gente joven, optó, dadas las circunstancias, por trasladarse hacia las zonas urbanas. Las ciudades, convertidas en focos industriales ofrecían la posibilidad de obtener un empleo a estas personas procedentes del campo.

Aunque al referirnos al término “éxodo rural”se hace referencia, desde un punto de vista histórico a los siglos XVIII y XIX, este fenómeno continúa produciéndose. Por un lado en los países industrializados, pero también en los que se encuentran en vías de desarrollo. Es en estos países en los cuales este fenómeno alcanza unas considerables proporciones, con importantes consecuencias. En países de América Latina, Asia o, en menor medida, África, los desplazamientos masivos de población desde las áreas rurales hacia las ciudades ha generado graves problemas.

Las ciudades receptoras, como pasó ya tras la Revolución Industrial, se mostraron incapaces de absorber toda esta población. Como consecuencia surgieron zonas suburbiales que rodean grandes urbes, en las cuales se crearon grandes bolsas de pobreza. Las personas que habitaban en estos espacios deben hacerlo sin garantías de obtener los mínimos servicios que se requieren para mantener una vida digna.

Vistos los paralelismos entre situaciones ocurridas con varias décadas, o incluso siglos, de diferencia, puede parecer que existe cierta relación entre el desarrollo económico e industrial y el éxodo desde las zonas rurales. El atractivo que las ciudades, real o ficticio, ejerce sobre la población rural ha sido un elemento constante. La esperanza de un trabajo mejor, gozar del acceso a servicios y el deseo, en definitiva, de lograr un mayor bienestar, son los elementos básicos del éxodo rural, como hemos mencionado al comienzo del artículo.

Según datos del Banco Mundial, la proporción de personas que habitan en medios rurales ha caído en las últimas décadas. De hecho, en el año 2007, se dio la circunstancia de que por primera vez la población urbana superó a la rural. La tendencia, si no se produce un cambio es, por tanto, caminar hacia un mundo de ciudades. De hecho, las estimaciones señalan que casi el 70% de la población mundial vivirá en ciudades en el 2050.