Diferencia entre liderazgo y poder

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Si bien, ambos conceptos tienen algo en común; influir sobre otras personas, las diferencias entre uno y otro son abismales y no necesariamente porque uno cumpla un rol antagónico.

Algunos afirman que el poder es algo malo y la verdad es que no es así, a menos que se utilice de mala manera. El poder, como tal, es un recurso valioso que puede ser conferido a una persona, ya sea por su experiencia, trayectoria o conocimientos en una materia específica y, por ende, se designa esta responsabilidad en él.

El poder en elecciones políticas

Cuando una persona realiza el acto del sufragio, confiere el poder a otra, porque considera que es la persona que mejor representa su visión sobre el desarrollo, progreso y valores. Pero, además, porque supone que es quien mejor administrará ese poder y sacarle el máximo provecho.

El receptor de este poder lleva consigo una responsabilidad y expectativas. Dos atribuciones que le fueron conferidas por personas que creyeron en su imagen de campaña y ahora le toca demostrar con acciones lo que es capaz de hacer.y si decepciona o no a sus adherentes.

El liderazgo ocurre después de la acción

El liderazgo en cambio es una batalla que primero debe ganarse, para que la confianza de los demás le sea transferida. Es a través de las acciones que un líder valida su capacidad de influir sobre otras personas y quienes luego de haber visto su desempeño, lo reconocerán de manera natural como un líder.

“¡La señora María tiene habilidades de liderazgo!”

Siguiendo el mismo ejemplo, pero en una menor escala, es habitual en una reunión de padres de escuela, que el profesor pida conformar un directorio de padres para encabezar algún plan; organizar la licenciatura, día del alumno, etc. En ese momento surge la pregunta “¿quién podría ser presidente?”, a lo que algunos responderán, “pues yo creo que podría ser la señora María”, y quizás no la conocen muy bien, pero han visto en ella, en sus acciones, sus intervenciones y forma de comunicarse, un recurso valioso que cumple con las características para dirigir y coordinar un proceso. La reconocen como líder, porque es lo que transmite.

El liderazgo acarrea consigo el poder, pero con menor grado de incertidumbre que cuando una persona ocupa una posición de poder y no se sabe con certeza cuáles fueron los criterios para designarle esa función.

El poder por sí solo es un recurso, una posición que no necesariamente puede ser ocupada por alguien con habilidades de liderazgo, es ahí donde radica la principal diferencia.

Por último, ambos pueden equipararse si existe la voluntad de parte de quien tiene el poder, en adquirir capacidad para liderar y eso requiere no sólo reinventarse en base a sus propias apreciaciones, sino que también, buscar opiniones externas que lo retroalimenten y hagan mejorar.

En síntesis, podríamos decir que un liderazgo implica poder, pero el poder no implica necesariamente liderazgo.