Diferencia entre autoconcepto, autoimagen y autoestima

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La diferencia entre autoconcepto, autoimagen y autoestima es que el primero es la opinión que tiene uno de sí mismo, la autoimagen cómo se ve y la autoestima es la valoración subjetiva propia. Son conceptos muy utilizados en el campo de la psicología.

Autoconcepto, autoimagen y autoestima son conceptos muy populares en el ámbito de la psicología. Algo importante a destacar entre aquellos que se interesan por estos conceptos es poner de manifiesto sus diferencias.

¿Qué diferencia hay entre autoconcepto, autoimagen y autoestima?

Estos tres conceptos son diferentes aunque están muy relacionados entre sí a la hora de entender la visión que tiene uno mismo sobre su persona y el comportamiento que pone en práctica.

El autoconcepto es la opinión que tiene uno sobre sí mismo. Aquí intervienen otra serie de factores indispensables que hacen que se forme esa opinión. Por ejemplo, la interacción con la sociedad en general puede ayudar a forjar esa opinión propia.

La autoimagen es la representación mental o la imagen que tiene uno sobre su propia persona. Sería una especie de fotografía mental sobre cómo se ve uno mismo y la percepción que tiene con respecto a su persona. Hay que tener cuidado a la hora de crear una imagen que no corresponda con la realidad.

La autoestima está relacionada con ambos conceptos, pero es diferente. Se trata de los pensamientos y sensaciones que uno tiene sobre sí mismo. Es la manera en la que uno se evalúa e incluso se juzga. La autoimagen y el autoconcepto tienen gran influencia en la autoestima. Está mucho más centrada en la parte emocional del individuo.

Ejemplo de autoconcepto, autoimagen y autoestima

La autoestima puede ser alta o baja, dependerá mucho de cómo se perciba una persona. Por ejemplo, una persona con una buena autoestima se atreverá a mostrar sus escritos y publicar un libro. Se sentirá segura de sí misma para poner en marcha ese proyecto.

La autoimagen es la fotografía que uno tiene sobre sí mismo. Los diálogos internos también influyen en ella, además del exterior. Por ejemplo, llamarse tonto constantemente por cualquier error denota que la autoimagen no es muy favorable o denominarse feo ante la imagen que uno tiene sin sacar ninguna virtud propia.

En cuanto al autoconcepto es la opinión y el conocimiento que tiene uno sobre sí mismo. Por ejemplo, me enfado habitualmente cuando me despiertan por la mañana o soy un amante de los animales.