Contabilizar un préstamo

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Contabilizar un préstamo consiste en una serie de operaciones, basadas en una norma de valoración internacional (las NIIFS), que tienen por objetivo registrar este en la contabilidad de la empresa, de manera que se refleje la imagen fiel.

De forma sencilla, este proceso consiste en una serie de apuntes que reflejan las diferentes fases desde que nos prestan el dinero, hasta que lo devolvemos. Normalmente son el momento de la concesión y el pago de las diferentes cuotas de capital e intereses del préstamo. Todo ello siguiendo las indicaciones de las normas internacionales (NIIFS-IFRS). Para llevarlo a cabo, se deben realizar una serie de cálculos.

Contabilizar un préstamo. El coste amortizado

Muchas personas temen tener que contabilizar un préstamo, sobre todo, porque no saben exactamente como hacerlo. En la mayoría de los países del mundo las normas contables (que a su vez están basadas en las NIIF-IFRS) incluyen el concepto de «coste amortizado». Pero ¿qué es exactamente y para qué sirve?

Explicado de forma sencilla, es una forma de calcular el coste financiero de un préstamo que tiene en cuenta todos los gatos que se incluyen. Así, cuando nuestro banco nos concede un crédito, nos informa del llamado TIN o tipo de interés nominal. Muchos creen que este es el coste del préstamo y sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Hay ciertos gastos a tener en cuenta, como comisiones de apertura o registro y algunos no están incluidos en la Tasa Anual Equivalente o TAE. De ahí que debamos calcular ese tipo de interés efectivo real que, a su vez, nos permite conocer el coste amortizado del préstamo en cada período.

El proceso de contabilización del préstamo

Con la diversidad de normas internaciones y de aplicaciones contables y fiscales en cada país, es complicado escribir sobre como contabilizar un préstamo. Pero hay algunos puntos comunes a tener en cuenta. Debemos diferenciar las empresas pequeñas de las grandes. En las primeras se suelen permitir ciertas licencias, en las segundas no tanto. Todo ello con el objetivo de preservar la imagen fiel de la empresa.

La empresa pequeña o mediana suele tener adaptadas las normas contables. No podemos complicar en exceso su gestión porque los recursos son mucho más limitados. Por eso, se suele permitir que en ellas ese gasto incluido en el préstamo se lleve directamente a la cuenta de resultados. De esta forma, pueden utilizar el propio interés nominal, ya que equivale al efectivo. Las grandes suelen regirse de forma obligada por el coste amortizado y en las pequeñas eso es opcional, aunque a veces recomendable.

Un sencillo ejemplo

Imaginemos un préstamo de 100.000 unidades monetarias (u.m.) a un 5% de interés. Los gastos se deben a una comisión de apertura del 1% sobre el capital y a 500 u.m. por el registro. No lo complicaremos más, ya que no es necesario.

Como vemos en el cuadro, el interés nominal o TIN es el 5% pero el efectivo anual equivalente (no confundir con la TAE) es del 5,5 % debido a los gastos. De esta forma, el primer cuadro, el del banco, sirve como referencia para una pyme, que deberá llevar a resultados el gasto total, en el momento de la concesión. Este sería de 1.000 u.m. (1% de 100.000) y de 500 u.m. La cuota anual se calcula según el método francés.

En el caso de las grandes empresas, el cuadro a utilizar sería el del coste amortizado (el de abajo), que para calcular los intereses tiene en cuenta el interés efectivo y no el nominal. En este caso el gasto se reparte entre los períodos de duración del préstamo. Esta forma de contabilizar un préstamo es mucho más realista y opcional para todas las empresas.