Contabilidad de gestión

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La contabilidad de gestión es una modalidad basada en el aprovechamiento de los datos económicos obtenidos mediante otras herramientas contables financieras y de costes para la posterior toma de decisiones en una empresa.

Como modelo independiente dentro del ámbito de la contabilidad, la contabilidad de gestión se comporta de manera distinta a la de otras tipologías más extendidas y tradicionales como pueden ser la contabilidad de costes o la contabilidad financiera.

En ese sentido, este modelo aprovecha las lecturas producidas por la contabilidad tradicional y las traduce en respuestas de cara al futuro de la compañía. Es decir, plantea la contabilidad como base esencial de la vida de la empresa y su camino a seguir.

En el aspecto más básico, los administradores de una sociedad mercantil adquieren toda la información posible sobre los costes asociados a la producción, así como su relación o influencia en los distintos aparatos o departamentos con los que cuente la empresa.

Características principales de la contabilidad de gestión

La contabilidad de gestión se conforma como una práctica económica actualmente en ciernes y que se desarrolla a dia de hoy en empresas a lo largo y ancho del mundo.

Por ello, es una herramienta contable en ciernes y constante evolución como mezcla operativa entre las modalidades financiera y de costes, con las que comparte una serie de características y diferencias simultáneamente:

  • Este tipo de contabilidad es de naturaleza interna para la empresa y no es susceptible de darse a conocer o publicarse externamente.
  • Su función principal es llevar a cabo la toma final de decisiones teniendo en cuenta la imagen más fiel posible de la empresa y cada uno de sus pormenores.
  • Es decir, se fija en el pasado inmediato de la compañía para centrarse en su futuro.
  • Implica especialmente el estudio de las estructuras de las empresas y si las mismas se corresponden eficientemente con la producción que desarrollan.
  • Estricta atención al detalle en cuanto a periodos de producción, medición de tiempos y recursos empleados, fijación de precios, etc.

A menudo la apuesta de las compañías por este tipo de seguimiento contable va de la mano con mayores costes al tener que dedicar recursos y personal a dicha labor. Este punto y la no obligatoriedad de la práctica hace que su existencia a menudo se refleje en grandes empresas con mayores capacidades económicas.