Consumo intermedio
El consumo intermedio es un concepto económico equivalente al valor de aquellos bienes y servicios, cuyo fin es su empleo en la producción de otras mercancías.
Es decir, el consumo intermedio es el valor asignado a los inputs de un proceso productivo.
A la hora de definir qué bienes o servicios son considerados como inputs de producción, es necesario dejar claro que los activos fijos son excluidos de esta clasificación. Es decir, no se considera maquinaria o instalaciones como fábricas o cadenas de montaje.
A grandes rasgos, el consumo intermedio se centra en la valoración de bienes no duraderos y aquellos servicios consumidos en la producción de nuevos bienes y servicios. Dentro de dicha definición, cabe incluir diferentes aspectos a tener en cuenta. Como son los costes de mantenimiento de los bienes de capital o la inversión en diseño y desarrollo de productos.
Es común que la fabricación de nuevos productos suponga la utilización de otros que previamente han sido también fabricados. Por ejemplo, en el proceso de elaboración de una guitarra, se requiere el suministro del pegamento y de un cuerpo de madera.
Es decir, la guitarra se produce con el consumo intermedio de madera, proveniente de la fábrica de maderas, y con cola, suministrada por la fábrica de productos adhesivos químicos.
Tipos de consumo intermedio
Existen diferentes formas mediante las cuales el consumo intermedio puede ser incluido en un proceso de producción cualquiera. Esto, dependiendo del grado de manipulación con el que se emplee este input. Así, pueden darse los siguientes escenarios:
- Inputs se incluyen directamente: Por ejemplo, los tornillos en un proceso de montaje.
- Inputs son moldeables o procesados: Por ejemplo, cuando a la madera se le da forma de instrumento musical.
- Inputs son consumidos de manera completa: Es el caso de los recursos energéticos empleados en el proceso productivo, como la electricidad necesaria.