Cierre patronal
El cierre patronal, o lockout en inglés, es la paralización total o parcial de uno o más centros de actividad laboral. Esto, por parte del empleador o empresa.
El cierre patronal, por tanto, se produce cuando ocurre un cierre laboral, y se detienen las actividades regulares en uno o más centros de trabajo. A diferencia de la huelga, no es una medida tomada por el sindicato o un grupo de trabajadores, sino por la compañía o el empresario que ha contratado a dichos empleados.
La Organización Internacional de Trabajo (OIT) define el cierre patronal como un cese total o parcial de uno o más lugares de empleo, o el impedimento de las actividades laborales normales de los empleados. Esto, decidido por uno o más empleadores, con el fin de hacer cumplir o resistir demandas o expresar quejas, o con el objetivo de apoyar a otros empleadores en sus demandas o quejas.
Lo anterior fue extraído del documento «Resolución sobre las estadísticas de huelgas, cierres patronales y otras acciones causadas por conflictos laborales, adoptada por la decimoquinta Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo», de enero de 1993.
El cierre patronal puede ser, entonces, una medida de la empresa para resistir una demanda de los trabajadores. Puede tratarse de un conflicto, por ejemplo, en torno a una exigencia de aumento de salario.
Los cierres patronales no están categóricamente prohibidos, y su tratamiento dependerá del marco legal de cada país. Así, pueden existir circunstancias en las que el empleador justifique la medida, por ejemplo, si está en peligro su propiedad.
Debemos tomar en cuenta que el cierre patronal perjudica a los trabajadores, pues no reciben la remuneración correspondiente al periodo de la paralización.
La OIT, en el documento citado previamente, considera dos tipos de empleados vinculados a un cierre patronal, aquellos que están implicados directamente en el conflicto y aquellos que no. Así, ambos grupos se ven impedidos de trabajar por la medida tomada por el empleador.
Ejemplo de cierre patronal
Un ejemplo de cierre patronal es el ocurrido en la NBA en el 2011.
Dicha paralización se hizo oficial en julio de ese año, y se debió a un conflicto entre los jugadores y los propietarios de las franquicias.
Una de las propuestas más polémicas de los empresarios fue reducir los ingresos que recibían los jugadores como porcentaje del indicador BRI (por las siglas de su nombre en inglés, Basketball Related Income) del 57% al 47%.
El BRI incluye los distintos ingresos relacionados con el baloncesto. Como puede ser la venta de entradas, contratos televisivos y publicidad en los estadios.
Este cierre patronal se prolongó hasta diciembre del 2011, cuando se llegó a un acuerdo que permitió reanudar la temporada.