Balance de situación de un banco

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El balance de situación de un banco presenta de manera diferente la información en comparación con el resto de empresas.

Grandes analistas y economistas coinciden en que es muy difícil saber qué esconde un banco tras su balance. Es decir, que es muy complejo analizar los estados contables de un banco. Por esto es que, aunque aquí no analizamos el balance, sí que conoceremos las diferencias más relevantes y analizaremos de forma general a qué se refiere cada partida.

El balance de situación de un banco está compuesto por epígrafes diferentes a los de una empresa privada o industrial. Lo principal para un banco, y así se refleja en el balance, son tanto los préstamos a clientes (activos) como las cuentas corrientes que los clientes abren en el banco (pasivo).

Por otro lado, los epígrafes se presentan por rango de liquidez de más líquido a menos líquido y, además, otra diferencia significativa es la no distinción entre corto y largo plazo por considerarse que no es una información relevante en los bancos.

Activos de una entidad financiera

Lo primero que llama la atención del balance de situación de un banco es la estructura de los epígrafes que lo componen. Los activos están estructurados en cascada de mayor liquidez (caja) a menor liquidez (activos intangibles), a diferencia de las empresas industriales en las que se encuentran estructurados de manera contraria (primero los intangibles y finalmente la caja). Además, observamos que en el caso de los bancos ni el activo ni el pasivo está diferenciado entre el corto y largo plazo

Tipos de activo

En terminología bancaria existen tres tipologías de activo: rentables, encaje y no rentables.

  1. Activos rentables: Los activos rentables son aquellos con los que la entidad bancaria obtiene mayor rentabilidad y con los que mayor número de transacciones realiza. Posteriormente, veremos qué tipos de activos son exactamente.
  2. Encaje: El encaje bancario es el porcentaje del dinero captado de los clientes que los bancos deben reservar físicamente. En función de los productos mediante los que el cliente deposita su dinero, se requiere un porcentaje de reservas en efectivo diferente dependiendo de la liquidez que tenga el depósito (más líquido, mayor porcentaje). Por ejemplo, si nosotros tenemos nuestro dinero en una cuenta corriente al banco se le exige que reserve una cantidad mayor que si lo depositamos en una cuenta de ahorro, debido a que el dinero de las cuentas corrientes podemos retirarlo en cualquier momento y podría suponer un imprevisto para la entidad financiera.
  3. No rentables: Son aquellos activos que no aportan rentabilidad al banco debido a que no tienen carácter financiero, si no que los tienen por operatividad y logística como infraestructura para desarrollar la actividad (inmovilizado material).

Composición del activo

Generalmente, el epígrafe más grueso de un activo en una entidad financiera es el llamado “inversiones crediticias”. En el mismo, se encuentran registrados los créditos y préstamos a los clientes o el dinero prestado a otros bancos. Es decir, cuando nos vamos a comprar un coche o una casa y pedimos dinero al banco, este se lo registra en dicho epígrafe. Este tipo de activo estaría clasificado como rentable ya que es la actividad principal de banco y son los que más rentabilidad ofrecen.

El siguiente epígrafe con un mayor peso es el llamado “activos financieros disponibles para la venta”. En éste se registra principalmente acciones y títulos de deuda. Cuando el banco compra deuda al Estado o acciones a una empresa con la intención de mantenerlas durante un periodo largo, se registran aquí.

El resto del activo, se compone de otros conceptos como “caja y depósitos en bancos centrales” el cual refleja la cantidad que el banco dispone en efectivo o en los bancos centrales, o “Activos no corrientes en venta” donde se registran los inmuebles adjudicados mediante subastas o adquiridos por el impago de deuda de hipotecas de los clientes y que el banco ofrece y espera vender a un precio inferior al de mercado pero en el menor plazo posible. Estos son los llamados encaje porque a pesar de ser muy líquidos (pueden transformarse en dinero físico en cualquier momento) no proporcionan prácticamente rentabilidad al banco.

Finalmente, podemos encontrar los activos no rentables que es básicamente el inmovilizado (oficinas, sucursales, cajeros, mobiliario, etc.).

Pasivos y patrimonio neto de una entidad financiera

En referencia al pasivo y al patrimonio neto, encontramos principalmente el epígrafe “depósito de la clientela” que supone la mayor parte del mismo. En este epígrafe se registran principalmente las cuentas de ahorro que los clientes mantienen abiertas con el banco. Es decir, el dinero que tenemos en nuestras cuentas corrientes y que extraemos cada vez que vamos al cajero. Esto es una obligación para la entidad ya que, como sabemos, se trata de cantidades de dinero que los clientes tienen pero pueden solicitarlo en el momento deseado y, por tanto, es un dinero que el banco debe devolver.

En cuanto al patrimonio neto, no hay diferencias significativas con respecto a las sociedades mercantiles. Se compone básicamente del dinero aportado por los accionistas y por los beneficios acumulados que no se reparten entre los accionistas.