Auditoría operativa
La auditoría operativa es aquella centrada en evaluar de forma exhaustiva el empleo de los recursos con los que cuenta una organización y si de forma eficiente y de calidad logra sus objetivos marcados.
Por medio de la realización de una auditoría operativa las empresas e instituciones de todo tipo tienen la posibilidad de estudiar si funcionan de manera eficiente.
En ese sentido, el análisis pormenorizado de la gestión de los recursos con los que cuenta una compañía es importante a la hora de conocer su eficacia operacional. Al mismo tiempo debe establecer unos parámetros de calidad en los que cada empresa debe operar.
Los procesos que aborda una empresa, o un gobierno cualquiera, deben acometidos de manera eficiente y coordinada para evitar anomalías y pérdidas eficientes que desemboquen en otras consecuencias organizacionales.
Por todo ello el sistema de control interno de una compañía es puesto a disposición del auditor, con el objetivo de que este identifique si esta funciona de manera eficiente o, en todo caso, si existen puntos de mejora de procesos.
Características de la auditoría operativa
Al igual que ocurre con otras modalidades de la acción auditoria, la operacional cuenta con algunos rasgos destacados que cabe señalar:
- Cualquier tipo de proceso es susceptible de análisis y medición, desde los económico-financieros a las relaciones laborales dentro de una compañía
- Debido a su amplio margen operativo, esta disciplina supone la necesidad de profesionales auditores con preparación específica de diversos campos. Es decir, profesionales multidisciplinares (materias como derecho mercantil o fiscal, contabilidad y recursos humanos son las más extendidas)
- Al igual que ocurre con otras modalidades, la auditoría operacional debe identificar posibles fallas, pero al tiempo definir a través de su informe de auditoría caminos a tomar o mejoras de procesos que mejoren su cohesión organizacional
Esta forma de auditoría es frecuentemente aplicada en prácticamente la totalidad de los sectores de la economía. Esto es debido a que toda organización cuenta con margen de mejora en su camino hacia la eficiencia y la maximización de beneficios.
En otras palabras, una correcta lectura de la gestión de sus recursos operacionalmente supone la mejora del nivel de competitividad de una empresa.
Un ejemplo sencillo de los beneficios de aplicar este tipo de metodología es ver aquellas empresas que deciden externalizar servicios.
Esto ocurre porque deducen que son más eficientes cumpliendo este paso, como en el caso de las entidades financieras que externalizan o subcontratan su back office como modo de ahorro en costes.