Asimetría de información

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La asimetría de información ocurre cuando, dentro de una negociación, uno de los partícipes tiene mayor conocimiento que su contraparte respecto al objeto de la transacción.

En otras palabras, cuando se genera este tipo de asimetría, uno de los agentes, ya sea el comprador o vendedor, cuenta con más datos sobre las características del bien o servicio que se va a intercambiar.

La asimetría de información es una falla de mercado que puede dificultar que se alcance un equilibrio de competencia perfecta. Incluso, puede impedir que se lleve a cabo cualquier operación. Imaginemos que en un sector el comerciante posee más información que el consumidor. Este último, entonces, quizás no esté dispuesto a pagar el precio solicitado sin tener alguna garantía acerca de la calidad de la mercancía.

Ejemplo de asimetría de información

Uno de los primeros economistas que destacó los efectos de la asimetría de información fue el premio nobel de economía George Akerlof en su artículo “El mercado de los limones: Calidad incierta y el mecanismo de mercado”.

Akerlof estudió el sector de los coches usados en donde existían unidades de mala calidad (cacharros o limones) y otras de buena calidad.

El problema es que el dueño tiene más conocimiento que el público general acerca de las posibles fallas de su coche. El comprador solo observa el precio, pero no puede distinguir a simple vista la calidad del vehículo. Existe entonces una asimetría de información.

Suponga que la mitad de los coches que se ofrecen en el mercado son de calidad y la otra mitad son cacharros. Los dueños de vehículos de calidad están dispuestos a vender a un precio de 200 euros, mientras que los propietarios de cacharros aceptan un precio de 100 euros.

Por su parte, si el consumidor conociera la calidad de la mercancía, estaría dispuesto a pagar 240 euros por un coche de calidad y 120 euros por un cacharro. Como vemos, transar en el mercado es posible y deseable.

Sin embargo, como el consumidor no conoce la calidad de los coches, solo estará dispuesto a pagar un precio de acuerdo con la calidad esperada. Dado que existe un 50% de probabilidad de que encuentre un cacharro, lo máximo que estará presto a desembolsar es (1/2 * 240) + (1/2 *120) = 180 euros. A esa tarifa, solo los dueños de cacharros estarán inclinados a vender y por tanto el comprador solo ofrecerá 120 euros.

Como vemos, existe una falla en el mercado que hace desaparecer las transacciones de coches de calidad. En consecuencia, se genera ineficiencia y pérdida de bienestar del consumidor.