Apertura de crédito

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La apertura de crédito es el contrato a través del cual una entidad de crédito se obliga a conceder en el futuro un crédito a favor de un cliente, fijando la modalidad, importe, intereses y plazos, sujeto a la condición de que el cliente devolverá el importe del crédito (más intereses) o lo dejará sin efecto.  

El crédito y el acceso al mismo en condiciones aceptables en términos de coste, es a través de los tipos de interés y el plazo de amortización de éste, suponen dos de las variables más importantes para las empresas y para las personas físicas (aquellos a los que se les ha abierto una linea de crédito).

Características de la apertura de crédito

Sin la existencia de éste, una economía no podría desarrollarse y tendría problemas importantes, es por eso que el crédito debe fluir, y debe haber un balance equilibrado entre la oferta y demanda de crédito. Historicamente, recientemente hemos podido ver situaciones de restricción de crédito entre los años 2008 y 2012, esta crisis de liquidez ha sacudido a muchos paises en materia economica, como el desempleo y destrucción de negocios.

Su expansión (concesión de crédito) supone un desahogo para cualquier economía o país, dado que permite obtener financiación que se inyecta a través de los bancos principalmente, y habilita el desarrollo de inversiones en sectores productivos así como la creación de empleo, además de incentivar el consumo.

Es importante que los agentes financieros con exceso de oferta faciliten el acceso al crédito siempre y cuando exista una demanda solvente. Por tanto, el exceso de oferta y la demanda solvente son las dos variables más importantes para que una entidad financiera preste dinero y fluya en la economía en forma de creación de nuevos negocios y puestos de trabajo estables.

Por tanto, las entidades deben permitir el acceso al crédito a un coste razonable y las personas físicas o jurídicas que piden prestado dinero deben hacerlo demostrando que tienen capacidad de pago. De lo contrario, cuando se producen impagos y aumenta la morosidad, se pone a las entidades financieras en serios problemas dado que si existe una excesiva acumulación de impagos, el ratio de mora de la entidad puede llegar a subir y puede contagiar al sector financiero y al resto de sectores de la economía.

Este factor fue, entre otros, uno de los determinantes de una de las crisis recientes más importantes tras la caída de Lehman Brothers. Por ello, tras la experiencia vivida, los países y sus reguladores buscan intensificar y medir estos riesgos a través de herramientas sofisticadas y cálculos matemáticos que tienen en cuenta todos los factores posibles para evitar que se pueda dar el riesgo de incumplimiento de pago en la deuda.

Un ejemplo de medidas importantes llevadas a cabo lo contemplan las directrices internacionales desarrolladas a través de los Acuerdos de Basilea.