Ahorro a la vista
El ahorro a la vista es aquel capital de una persona física o jurídica cuya disponibilidad es inmediata y libre por parte de su propietario.
En términos generales, el ahorro a la vista son aquellos recursos depositados en cualquier cuenta bancaria o ubicación que no está sometida a requerimientos, delimitaciones y restricciones de ningún tipo, como, por ejemplo, una cuenta corriente personal. En contraposición, existen otros tipos de ahorros que no son a la vista, por ejemplo, cualquier tipo de depósito a través del cual nos renta un interés a cambio de prestarlo temporalmente a una entidad sin que pueda disponerse inmediatamente de él, o, en el caso de que exista esta posibilidad, cuente con penalizaciones como gastos en comisiones así como una reducción del interés.
El ahorro a la vista suele estar representado en una cuenta corriente con las que operan en las transacciones habituales como ingresos de nóminas, pagos de recibos, reintegros en cajeros y similares, distinguiéndose así de cualquier otro producto financiero que requiera de limitación, ya sea temporal o monetaria, del propio movimiento del capital.
Características del ahorro a la vista
Las principales características del ahorro a la vista son:
- Liquidez absoluta. El ahorro a la vista no está sujeto a ningún impedimento en sus transacciones, es de disponibilidad inmediata.
- Posibilidad de asociar tarjetas de crédito y débito para compras.
- Suelen tener comisiones de gestión y mantenimiento.
- Posibilidad de domiciliar pagos de recibos y de la nómina.
- Rentabilidad escasa o nula. La teoría de la rentabilidad va asociada al interés y liquidez, por lo que una alta liquidez va pareja a un escaso interés.
- Posibilidad de estar asociada a una o más personas físicas o jurídicas.
- Posibilidad de asociarla a otro tipo de cuentas de ahorro y productos financieros, de tal forma que se trasvasen recursos desde la cuenta a la vista hacia otra de depósitos, inversión o cuenta de ahorro en depósito.