Activo específico
Un activos específico es aquel cuyo propietario no puede desligarse sin costes o pérdidas. Es decir, se trata de bienes difícilmente adaptables a otros procesos o áreas.
Visto de otro modo, un activo específico es aquel que fue adquirido o desarrollado por una compañía para un fin determinado. De ese modo, no puede ser adaptado sin coste adicional a otra actividad.
Cabe aclarar que los activos pueden tener diferentes grados de especificidad. Así, cuanto menos adaptable sea el bien, más dependerá del objetivo para el que haya sido constituido.
Activos específicos y oportunismo
Cuando una empresa o persona posee un activo específico corre el riesgo de ser víctima del oportunismo de otro agente, que intentará maximizar su beneficio.
Lo anterior puede suceder, por ejemplo, si en un hogar se ha instalado un sistema para usar gas natural en lugar de gas licuado de petróleo (GLP). Entonces, se ha hace una inversión inicial que se pagará en cuotas mensuales.
Al principio, el coste variable mensual es significativamente más bajo con el nuevo sistema que con el GLP. Sin embargo, la empresa distribuidora decide luego de un año subir el coste por metro cúbico consumido de gas natural.
En este caso, al consumidor no le queda otra que aceptar las nuevas condiciones de transacción.
Activos fijos y costes de transacción
El economista Oliver E. Williamson advirtió sobre la posibilidad de acciones oportunistas como la que hemos explicado líneas arriba.
Lo anterior se puede entender por el hecho que los mercados no funcionan en competencia perfecta, sino con información asimétrica e incertidumbre. Esto, a su vez, es parte del fundamento de la teoría de los costes de transacción.
Cabe señalar además que la presencia de información asimétrica obliga a las empresas a contratar garantías, por ejemplo, cuando van a comprar un activo, sobre todo, si este es específico. De ese modo, la firma podrá presentar un reclamo si el producto adquirido no cumple con las expectativas.