Aceptación
La aceptación es una actitud enfocada a aceptar las situaciones que no se pueden cambiar. Existen experiencias o situaciones que no tienen solución y que no suelen ser agradables. Adoptar una actitud de aceptación, permitirá asumirlas y esa persona saldrá fortalecida, ya que tendrá una mayor tolerancia y capacidad de respuesta hacía este tipo de experiencias.
La aceptación es algo que se puede practicar y mejorar a lo largo de la vida. Es una habilidad que tienen las personas que aceptan las situaciones difíciles o comprometidas, que no tienen solución.
La aceptación también es importante, ya que cuando se da este paso y se asume lo ocurrido, se suele estar preparado para empezar un proceso renovador para la persona. Por ejemplo, aceptación ante el despido de una empresa. Cuando una persona acepta que no hay solución y la mejor opción es encontrar otro trabajo, podrá empezar un proceso personal para enfrentarse a su nueva situación y admitir lo ocurrido sin que se paralice su vida.
La aceptación no se debe confundir con el término resignación. Esto puede paralizar a esa persona y no llevarla a la acción o a afrontar otras nuevas perspectivas de la vida.
La aceptación es asumir la situación y afrontarla. Tomando partido, reconociendo la realidad y centrándose en la experiencia.
¿Por qué es importante la aceptación?
Estos son los puntos más destacados:
- Mejora la autoestima, ya que fomenta los valores de uno mismo cuando es capaz de asimilar todo tipo de situaciones y adaptarse a los cambios que suponen.
- La persona que acepta lo que ocurre busca soluciones, no se queda en un mero espectador, sino que pasa a la acción y toma decisiones.
- Es una oportunidad para vivir de forma más equilibrada. Si algo tiene solución se actúa y si no la tiene se acepta y se busca la manera de seguir hacia adelante.
- Cuando se aceptan las situaciones que no tienen solución alguna, aparecen nuevas oportunidades y se está preparado para pasar por las distintas etapas que comprenden los cambios vitales.
Ejemplo de aceptación
Hay multitud de situaciones en la vida que pueden resultar tristes o desagradables. Muchas de ellas no tienen solución. Por ejemplo, la muerte de un ser querido, una separación de pareja o un despido laboral.
Sin embargo, aceptar estas experiencias, posibilita que las personas puedan enfrentarse mejor a ellas. Valorar las opciones que existen, pasar y superar etapas de duelo o encontrar nuevos rumbos laborales.
Si a una persona la despiden después de 30 años trabajando para la misma empresa, seguramente sea un duro golpe. Sin embargo, el hecho de asumir que eso puede suceder, ya que nada es seguro o eterno en la vida, puede hacer que aparezcan otras perspectivas laborales.
Puede centrarse en todo lo aprendido para poner en marcha su propio proyecto como emprendedor o tomarse un año sabático para viajar o valorar otras ofertas. En cambio, si ese individuo se queda parado y centrado en la inacción, no acepta su situación, puede ver limitada su vida y no aprovechar las oportunidades que aparezcan.