Definición de xenobiótico
La noción de xenobiótico se forma a partir de dos vocablos griegos: xeno (que puede traducirse como “extraño”) y bio (vinculado a la “vida”). El concepto, de este modo, alude a aquellos compuestos que disponen de una estructura química que no existe en la naturaleza, sino que ha sido desarrollada por el hombre en un laboratorio.
Los xenobióticos, por lo tanto, son compuestos sintéticos. Puede decirse que son productos químicos que fabrica el ser humano con distintos fines: puede tratarse desde pesticidas hasta fármacos empleados con fines terapéuticos. En definitiva, los xenobióticos son compuestos químicos que no pertenecen a la composición natural de los organismos vivientes.
Aunque los xenobióticos pueden degradarse a través de la oxidación o de la radiación solar, por ejemplo, sus características poco frecuentes hacen que, en algunos casos, se mantengan inalterables durante periodos muy extensos. Por eso, ante la imposibilidad de biodegradarse, muchos xenobióticos son altamente contaminantes.
Es importante tener en cuenta que los xenobióticos suelen generar consecuencias en los seres vivos, más allá de los diferentes niveles de toxicidad que puedan llegar a presentar.
Otros datos de interés acerca de los xenobióticos son los siguientes:
-Por regla general, han aparecido en nuestra vida y se les ha dado forma en el último siglo.
-Cuando tienen la particularidad de que pueden permanecer inalterables al paso del tiempo se les da en llamar recalcitrantes. Esa característica que poseen es debida a que cuentan con una estructura química de una enorme estabilidad.
-Por regla general, cuentan con una estructura no polar.
-Entre los xenobióticos más populares, más presentes en nuestra vida y que más han conseguido desarrollarse en los últimos años se encuentran los plaguicidas. Estos, como su propio nombre indica, son los compuestos y sustancias que tienen como objetivo prevenir, controlar o combatir plagas. De esta manera, lo que hacen es proteger al hombre, a los animales y al medio ambiente en general.
-A nivel de salud, toman especial relevancia los xenobióticos que son medicamentos y que se utilizan para tratar enfermedades que revisten gravedad como es el caso del cáncer.
-Incluso como armas pueden usarse estos compuestos que nos ocupan. Este sería el caso, por ejemplo, del conocido como sarín. Este es un compuesto de tipo organofosforado, similar a los insecticidas y plaguicidas, que cuenta con una gran toxicidad y que se distribuye por el ambiente, a través del aire. Tiene la particularidad de que no presenta ni color ni olor tampoco. Tanto es así que ya, en algún conflicto, ha sido empleado como arma química. Y es que quien entra en contacto con él empieza a sufrir visión borrosa, vómitos, ojos que lagrimean, aumento del ritmo cardíaco…
Ciertos xenobióticos, como drogas utilizadas a nivel veterinario o pesticidas, pueden aparecer en la producción de determinados alimentos. Se trata, en este caso, de contaminantes que afectan la leche y otros productos y cuya eliminación por acción industrial muchas veces no resulta posible. Por eso es habitual que los Estados fijen normativas para limitar la presencia de residuos en los alimentos, impidiendo la comercialización cuando se superan ciertas marcas. Además se establecen controles en las primeras etapas de la producción.