Definición de unigénito
La etimología del término unigénito nos lleva al vocablo del latín tardío unigenĭtus. La primera acepción que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere al hijo único.
El unigénito, en este marco, es el descendiente de una pareja que no tiene otro vástago. Por lo tanto, el unigénito no posee hermanos.
Cuando dos personas tienen a su primer hijo, este se convierte en el unigénito. Esa condición queda atrás si luego sus padres tienen otro u otros hijos: en ese caso, el unigénito pasa a ser el primogénito (es decir, el primer hijo en cuanto al orden de los nacimientos).
Supongamos que Carlos y Mariana tienen un hijo, llamado Pedro. Los años pasan y la familia no se amplía. Pedro, así, es el unigénito de Carlos y Mariana.
Ahora tomemos el matrimonio formado por Javier y Laura. El grupo familiar crece con la llegada de Marcos y luego se sigue extendiendo con los nacimientos de Silvia, Jorge, Nilda y Bautista. Como se puede advertir, Marcos es unigénito por poco tiempo, aunque siempre mantendrá su condición de primogénito.
En el terreno de la religión, hay un uso por antonomasia de esta noción. Se llama Unigénito al hijo de Dios: en este contexto, Unigénito se escribe con mayúscula inicial.
Esta acepción del concepto aparece en la Biblia y es una traducción del griego monogenes, que alude a aquel que es único en su tipo. La aclaración es importante en cuanto a la definición de la Santísima Trinidad, que establece que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.