Definición de tecnocracia
Una tecnocracia es un sistema de gobierno dirigido por técnicos. Esta definición puede apreciarse al estudiar detenidamente la etimología del término, ya que proviene de dos palabras griegas que pueden traducirse como «técnica» y «gobierno». Al técnico que se especializa en una determinada rama del conocimiento y cumple una función pública para ejecutar políticas que trasciendan la ideología se lo conoce como tecnócrata.
Por eso, en un sentido más preciso, la tecnocracia es el gobierno de los tecnócratas. Los funcionarios de este tipo de gobierno apelan al método científico para brindar soluciones a la población. De esta manera, las decisiones están orientadas por la ciencia y no por cuestiones ideológicas.
La idea de tecnocracia comenzó a desarrollarse en las primeras décadas del siglo XIX. El francés Claude-Henri Rouvroy proponía por entonces que el poder político fuera asumido por los técnicos y los empresarios industriales que estaban impulsando la transformación de la producción y de la economía de Francia.
Rouvroy, que también fue conde de Saint-Simon, dejó muy clara su postura con respecto a la importancia de solidificar las bases de la política. En su obra titulada «Reorganización de la sociedad europea«, publicada en el año 1814, señala que cualquier ciencia, independientemente de la rama a la que pertenezca, es un conjunto de problemas que aguardan una solución, de fenómenos que esperan ser observados y examinados, y que la única diferencia que existe entre una y otra es su naturaleza.
Apoyándose en dicha conexión entre las ciencias, Rouvroy afirmaba que si un método sirve para una entonces debería servir para el resto, y que le parecía que era hora de incluir la política en dicho grupo, al cual hasta el momento sólo se habían adherido las ciencias experimentales. La gran variedad de opiniones y puntos de vista que, según el autor, se combinaban para edificar los principios y los métodos de la política tenían como consecuencia una falta de exactitud y de generalidad en las soluciones y los resultados que se obtenían. Con la llegada de la tecnocracia sería posible dejar atrás esa etapa que Rouvroy señala en su escrito como «la infancia de la ciencia».
Si bien Rouvroy no fue el único, sí fue la primera persona en proponer a los técnicos y a los dirigentes industriales para tener a su cargo el poder político, apoyándose en que ellos eran capaces de dirigir el proceso de transformación de la economía francesa. Deseaba que la ciencia de la producción reemplazara la política, y que «la administración de las cosas» sustituyera el «gobierno de los hombres».
Auguste Comte, también filósofo, fue otro de los pensadores que, por aquellos años, sostuvo que la sociedad debía ser dirigida a través de la tecnología y no mediante la política. La premisa indicaba que aquellos que promovían y controlaban la sociedad industrial estaban capacitados para encargarse de la dirección de la sociedad en general.
Recién a principios de la década de 1930 se impuso el vocablo tecnocracia, con el propósito de señalar la expansión progresiva del poder de los técnicos; ingenieros, físicos y químicos, personas con la capacitación necesaria para el gobierno del proceso industrial de una empresa, pueden también gobernar una sociedad industrial por completo, según esta ideología que muchos llegaron a temer en sus comienzos.
En la práctica, la tecnocracia nunca se instaló del todo, sino que los tecnócratas suelen contar con poder limitado o dedicarse a asesorar a los dirigentes políticos. La noción de tecnocracia, de hecho, suele emplearse de modo despectivo respecto a aquellos gobiernos que privilegian la eficiencia y minimizan la importancia de los efectos sociales que tienen sus decisiones. Un ministro de Economía que decide recortar el presupuesto de los hospitales públicos para mejorar las cuentas puede ser acusado de tecnócrata al no tener en cuenta las decisiones de su decisión sobre la población.