Definición de tasa de natalidad
Se conoce como tasa a un recurso que permite reflejar la relación que existe entre una cantidad y la frecuencia que posee un cierto fenómeno. Se trata, por lo tanto, del vínculo que se puede trazar al comparar dos magnitudes.
La tasa de natalidad (también definida como tasa bruta de natalidad o, simplemente, natalidad) es la cantidad proporcional de nacimientos que tiene lugar en una comunidad en un lapso de tiempo determinado. Se trata de una variable que permite medir la fecundidad, es decir, la culminación efectiva del proceso iniciado a raíz de la fertilidad o la abundancia de la reproducción de los seres humanos.
Esta estadística muestra la cantidad de niños que nacieron en un determinado año en una cierta población por cada 1.000 ciudadanos. Por ejemplo: si la tasa de natalidad de un pueblo X es del 12%, está señalando que allí se producen 120 nacimientos al año por cada 1.000 habitantes.
La tasa de natalidad es un dato de fácil interpretación, pero que puede resultar poco útil para comparar países con diferentes realidades demográficas. Las naciones pueden presentar grandes diferencias de la edad de su población, lo que tiene incidencia directa en la tasa de natalidad.
Cabe mencionar que la tasa de natalidad está vinculada a los nacidos vivos. El indicador ayuda a calcular el crecimiento demográfico de una población: si en una ciudad la tasa de natalidad es baja y la edad general de los habitantes es avanzada, la fuerza productiva enfrentará problemas en el corto o medio plazo.
En esos casos, los gobiernos suelen fomentar la inmigración de parejas jóvenes ya que, además de sumarse al mercado laboral, es probable que tengan hijos que también pasen a formar parte, en el futuro, de la población económicamente activa del lugar.
La importancia del control de la natalidad
Un índice bajo de natalidad es 15 por mil y muy alto, 25 por mil. Sin embargo, en los países con un nivel de desarrollo económico bajo, éste puede alcanzar los 30 por mil. Un exceso en el nivel demográfico puede ser sumamente perjudicial para la economía de un país y la calidad de vida de sus habitantes.
Desde hace décadas, se buscan formas para reducir la tasa de natalidad en el mundo. Como la especie humana ha crecido tanto a nivel demográfico, y continúa haciéndolo, comienza a representar un enemigo importante que atenta con la subsistencia de la especie y del planeta en general. Sin embargo, mientras muchos países se suben al tren y apuestan por medidas para controlar el crecimiento de la población, otros continúan trayendo niños y más niños al planeta. Lamentablemente, en los países donde nacen más niños, las posibilidades de progreso son casi nulas, por lo que terminan teniendo un exceso de población y cada vez menos recursos y oportunidades para asegurarles el bienestar.
Si bien existen muchísimas medidas para el control poblacional de otras especies, como la esterilización en animales domésticos, no los hay para la humanidad. Cientos de personas emiten discursos para promover la castración en los perros, sin embargo, son las mismas que traen más niños a este mundo, donde los recursos son cada vez menores y la tasa de natalidad parece no disminuir ni mínimamente.
El control de la natalidad debería ser una medida obligatoria en todos los países. Al igual que ocurre con las mascotas, es imprescindible que se controle el crecimiento demográfico de nuestra especie, en base a los recursos con los que se cuenta. Sólo de este modo se puede alcanzar una calidad de vida adecuada para todos los habitantes.