Definición de tácito
Tácito proviene del latín tacitus que, a su vez, deriva del verbo tacere (“callar”). Este adjetivo permite nombrar a alguien silencioso o callado, y a aquello que no se percibe o que no se dice formalmente, de modo tal que se infiere o se supone.
En gramática, el sujeto conocido como tácito, omitido o implícito, no posee una representación expresa en la oración, sino que se da a entender a traves de ciertos elementos de tipo contextual. En otras palabras, no resulta necesaria su presencia ya que el resto de los componentes y los datos previamente aportados al lector o interlocutor son suficientes para que éste comprenda de quién se está hablando.
Hay ocasiones en las que aquello que se entiende como tácito puede resultar equivocado. En esos casos, es necesario un cierto contexto en el cual situar la información, para poder hallar esos matices que, aunque sutiles, tienen el potencial de alterar el significado considerablemente.
Cornelio Tácito o Cornelius Tacitus (55–120), por otra parte, fue un senador, cónsul y gobernador romano. Tácito se destacó tanto por su carrera política como por sus habilidades como orador e historiador.
Marco Claudio Tácito (200–276) fue un cónsul emperador romano que, pese a sus propias afirmaciones, no tenía ningún tipo de parentesco con Cornelio Tácito. Sólo estuvo seis meses en el poder hasta que lo sorprendió la muerte y fue sucedido por su hermano Floriano.
El conocimiento tácito
El conocimiento tácito está formado por una serie de costumbres y aspectos propios de la cultura que generalmente no pueden ser explicados, reconocidos o transmitidos. Esto supone que los seres humanos conocemos más de lo que podemos afirmar o compartir. Se trata de nociones informales, personales o sociales, difíciles de poner en palabras de manera sistematizada, de exteriorizar a través de los medios convencionales.
Este concepto fue desarrollado por Michael Polanyi, un científico y filósofo nacido en el año 1891 en la actual Hungría. En su libro «Conocer y ser«, publicado en 1969, describió el conocimiento tácito como un proceso, y no como un tipo de conocimiento. A pesar de ello, dado el nombre de su teoría, se lo suele definir de esta última forma.
Cabe mencionar que no existe una manera universal de definir el conocimiento tácito. Según los estudios realizados en gestión del conocimiento (un concepto que se aplica en las organizaciones con el objetivo de transferir el conocimiento desde su origen hasta el lugar en el cual será utilizado), el conocimiento tácito puede estar formado por:
* vivencias, habilidades, hábitos, ideas, historia, valores y convicciones;
* conocimiento de tipo contextual o de la ecología, como pueden ser los conceptos geográficos y físicos que no podemos medir o explicar, rasgos característicos del comportamiento de otros seres vivos, etcétera;
* la habilidad para comprender un texto, analizar y visualizar ideas, resolver problemas.
Dos puntos fundamentales para la formación del conocimiento tácito son la imaginación y la intuición, dado que cuando trabajan en base a la percepción de la realidad, generan una serie de deducciones y herramientas cognitivas que resultan propias a cada individuo y muy difíciles de transmitir a los demás.
La razón de tal dificultad para expresar el conocimiento tácito reside en que se crea en cada persona, tomando en cuenta sus necesidades, su nivel intelectual, sus miedos, sus expectativas. Esto se puede apreciar especialmente en el aprendizaje autodidacta: de forma opuesta a la educación tradicional (que propone un modelo rígido, igual para todos) quien aprende por su cuenta tiene absoluta libertad para organizar sus estudios, y lo hace basándose en su propia intuición, entendiendo a cada paso aquellos conceptos que se acercan más a su cultura y sus conocimientos previos.