Definición de soliloquio
Del latín soliloquĭum, un soliloquio es una reflexión que se realiza en voz alta y, muchas veces, a solas. El concepto está asociado al monólogo y al parlamento de este tipo que realiza un personaje de una obra dramática.
El soliloquio es un discurso ininterrumpido (es decir, no apela ni permite que un interlocutor participe o responda) que transmite pensamientos o emociones. Se trata de una declamación subjetiva y de valor psicológico ya que permite acceder al interior del sujeto en cuestión.
Pese a sus características, el soliloquio puede encubrir un diálogo que la persona mantiene consigo misma, con un objeto o con un ser incapaz de hablar (como una planta o un animal). Este recurso permite que el sujeto exteriorice sus sentimientos aún cuando está solo.
Uno de los soliloquios más famosos de la historia es el escrito por William Shakespeare para su obra “Hamlet”, donde el personaje principal toma una calavera y exclama: “Ser o no ser, esa es la cuestión”.
No obstante, tampoco hay que pasar por alto uno de los soliloquios más importantes de la literatura española. Nos estamos refiriendo al que da forma a una de las obras más significativas del escritor vallisoletano Miguel Delibes, ganador de prestigiosos reconocimientos nacionales e internacionales como el Premio Príncipe de Asturias o el Premio Cervantes.
Más exactamente se trata de la novela titulada “Cinco horas con Mario”, que se publicó en el año 1966 y que ha sido llevada al teatro en varias ocasiones, y siempre con gran éxito. En ella se cuenta como Carmen Sotillo acaba de perder a su esposo, Mario, y junto al cuerpo ya muerto de aquel realiza un repaso por su vida en común.
El soliloquio de esta mujer de mediana edad y de clase alta se convierte en el núcleo central de la obra y gracias a aquel conseguimos ir descubriendo las personalidades de ambas figuras, los mejores y peores momentos que tuvieron que atravesarse durante su matrimonio o los reproches que ella le realiza a su marido.
De la misma manera, no hay que pasar por alto el hecho de que en los últimos años se han puesto muy de modo los espectáculos que tienen lugar en teatros e incluso en programas de televisión y que giran en torno a soliloquios. Se trata de espacios donde diversos actores interpretan monólogos de muy variada tipología con los que el público consigue sentirse identificado y con los que logra emocionarse y reírse a partes iguales.
El soliloquio, por lo tanto, es un discurso que la persona mantiene consigo misma. Al ser pronunciado en voz alta, lo que hubiera sido un monólogo interior se convierte en otro tipo de expresión, muy útil para las representaciones teatrales.
En el lenguaje cotidiano, el soliloquio tiene una carga despectiva, ya que suele ser asociado a la locura o a la falta de voluntad o capacidad para la comunicación interpersonal: “Después de un soliloquio de casi media hora, el hombre abandonó la sala y dejó atónitos a los asistentes”.