Definición de sinonimia
El término latino synonymĭa, procedente de un vocablo griego, llegó a nuestra lengua como sinonimia. La noción refiere a la característica compartida por al menos dos palabras que son sinónimas.
Cabe recordar que los sinónimos son vocablos que comparten una significación: es decir, que significan lo mismo o algo muy similar. La sinonimia, por lo tanto, es un vínculo semántico de semejanza que desarrollan dos o más palabras a partir de sus significados.
Los términos que comparten una categoría gramatical tienen sinonimia. Por ejemplo: existe sinonimia en “casa”, “hogar” y “vivienda” ya que los tres términos son sinónimos y significan lo mismo. Puede decirse “Ayer conocí la casa de Lupe, es muy bonita”, “Ayer conocí el hogar de Lupe, es muy bonito” o “Ayer conocí la vivienda de Lupe, es muy bonita” de manera indistinta.
Existen diversos tipos de sinonimia. La idea suele asociarse a la sinonimia conceptual (con términos que significan lo mismo, como el mencionado ejemplo de “casa”, “hogar” y “vivienda”), pero también existe la sinonimia contextual (sólo se registra en un determinado contexto), la sinonimia referencial (las palabras aluden al mismo referente, aunque no significan exactamente lo mismo) y la sinonimia de connotación (el significado es subjetivo).
También es posible diferenciar entre la sinonimia total (“casa” / “hogar” / “vivienda”) y la sinonimia parcial (“Tengo que pagar las facturas del gas y de la luz”, “Tengo que pagar las boletas del gas y de la luz”, “Voy a comprar facturas para merendar”, “Voy a comprar medialunas para merendar”: “facturas” en un caso es sinónimo de “boletas” pero no de “medialunas”, y viceversa).
La sinonimia total es la más rara de todas las clases, ya que los idiomas poseen una gran riqueza semántica, por lo cual no se limitan a asignar un único significado a cada palabra. Más específicamente, el español es una lengua que ofrece un sinfín de posibilidades para combinar y alternar diversos términos con fines literarios, jugando con sus significados y matices, de forma que no es tan común encontrar dos términos que siempre signifiquen lo mismo, independientemente del contexto.
Según el punto de vista, la sinonimia conceptual puede ser lo mismo que la total, aunque en este caso se toma en cuenta también la posibilidad de que en una región se prefiera uno de los términos sinónimos, mientras que lo mismo no ocurra en otras de habla hispana. De hecho, también es raro hallar dos palabras que cumplan con este tipo de sinonimia en España y todos los países de América Latina.
Uno de los más interesantes tipos de sinonimia es la parcial, que se menciona más arriba, ya que permite aprovechar parte del significado de una palabra para hacer referencia a otra, aunque no todas ellas ofrezcan los mismos elementos para comprender el tema tratado. Por ejemplo, dos sinónimos parciales son «agua» y «líquido»; sin embargo, si el término principal del cual se habla es el agua, es necesario proveer al interlocutor de dicha información para que entienda a qué se refiere «líquido».
Algo similar ocurre con la sinonimia contextual, como bien se señala en los ejemplos con las palabras «factura», «boleta» y «medialuna», aunque en este caso la diferencia de significado según el contexto puede ser mucho mayor que en la parcial.
Por otro lado, la sinonimia de connotación es quizás una de las más usadas en el habla cotidiana, aunque no siempre se haga a consciencia, ya que consiste en dotar una palabra de un significado subjetivo. Un claro ejemplo tiene lugar cuando decimos que «nuestra vecina es una harpía» o que «nuestro trabajo es una pesadilla», ya que los términos «vecina» y «trabajo» no son sinónimos de «harpía» y «pesadilla» según sus definiciones formales.