Definición de senescencia
Senescencia es la característica de aquel o aquello senescente. Este adjetivo, que procede del vocablo latino senescens, hace referencia a quien comienza a envejecer. Por ejemplo: “Me duele notar la senescencia del tío Juan”, “Los científicos investigan la senescencia de las células para tratar de hallar una cura a este mal”, “Las autoridades no hacen nada para revertir la senescencia del pueblo”.
En su sentido más amplio, la senescencia es un cambio irreversible que se produce en un sistema o en una estructura a partir del paso del tiempo. El análisis de estas modificaciones, por lo general, permite estimar el tiempo que transcurrió entre dos momentos específicos.
La senescencia se asocia a un deterioro: el paso de los años hacen que el organismo o la estructura no logren conservar sus capacidades intactas. De esta manera, pierde funcionalidad, eficiencia, fuerza, entre otros factores posibles, mientras simultáneamente se incrementa su vulnerabilidad.
Resulta sencillo comprender la noción de senescencia si pensamos en la vida de un ser humano. Desde el nacimiento hasta una cierta edad, las personas experimentan un proceso de desarrollo. Sin embargo, luego se inicia un proceso inverso, que puede definirse como senescencia o envejecimiento. Al individuo que está envejeciendo le cuesta, por motivos físicos, realizar tareas que antes le resultaban sencillas. Se cansa más, tiene menos fuerza, se desplaza con mayor lentitud y es más vulnerable a las enfermedades.
Aunque la senescencia no puede detenerse ni revertirse, sí es posible llevar a cabo ciertas acciones que ayuden a minimizar o demorar sus efectos.
Senescencia celular
Se conoce con el nombre de senescencia celular al proceso que comienza como una consecuencia directa del daño y el estrés que tiene lugar en una célula, y se trata de un camino alternativo de respuesta a lo que se denomina muerte celular apoptótica (la destrucción que el organismo programa para controlar su propio crecimiento y desarrollo). Este proceso es esencial para la supresión de las células cancerígenas y también se vincula a la tarea de reparar los tejidos y sus inflamaciones, todo esto relacionado con el desarrollo de los tumores.
Por otro lado, la senescencia celular también participa de procesos tales como la promoción de tumores cancerígenos y el envejecimiento, ambos con un impacto negativo en el organismo y ciertamente en el otro extremo de los mencionados en el párrafo anterior. Esto puede tomarse como un caso de pleiotropía antagonística, un fenómeno que se evidencia cuando un gen produce efectos diferentes y aparentemente sin ninguna relación entre sí.
El primero en describir dichos procesos fue el experto en anatomía Leonard Hayflick, nacido en Norte América en el año 1928, en el contexto de una investigación acerca del crecimiento in vitro de fibroblastos humanos (un tipo de célula que nace y muere en el tejido conectivo, con una estructura entramada y un rol esencial a la hora de curar heridas). Entonces descubrió que las células sólo pueden atravesar un máximo de 60 ciclos de replicación, por lo cual su crecimiento es limitado, al contrario de lo que había postulado el científico francés Alexis Carrel, según quien los cultivos in vitro daban lugar a un desarrollo infinito.
La senescencia celular es un proceso que pueden disparar diversos estímulos, y cada uno de ellos, combinados o en forma individual, puede dar los mismos resultados. Uno de dichos estímulos, por ejemplo, es el acortamiento de telómeros (los extremos de un cromosoma), lo que ocurre cuando falta la enzima telomerasa en la mayoría de las células somáticas. Al trabajar in vitro, por otro lado, es posible advertir diversas causas de estrés que llevan a la senescencia, como ser estrés oxidativo, suero y sustratos inadecuados.